lunes, 5 de diciembre de 2016

Desvincularse




Este año se cierra con una importante lección aprendida, pero lo mejor, es que al fin he sabido ponerla en práctica. Se trata de saber desvincularse. ¿De qué? Pues de todo aquello que no nos permite ser felices.

Desvincularse de sueños por los que no queremos luchar; para qué ilusionarnos o gritar al Universo que mueva sus hilos para entregarnos algo por lo que nosotros no movemos ni un sólo dedo. Hay que alejarse de aquello que, en realidad, no nos apasiona y, por el contrario, apasionarnos con todas las cosas para las que nunca es poca la energía que nos queda después de acabar con nuestras responsabilidades.

Y ya que hablamos de responsabilidades, debemos desvincularnos también de las que no nos hagan sentir bien. ¡Qué difícil! Y será más difícil cuanto menos caso hayamos hecho a nuestro corazón, a nuestros sentidos. Enfrascarnos en este tipo de cosas empieza siendo algo que no queremos hacer, entonces, ¿por qué las hacemos? Seguramente porque es lo que nos dicta la sociedad, lo que todos creen mejor o la única opción que nos queda; sin embargo, mientras que los sueños no mueran seguirán existiendo muchas más opciones. Podemos tener todo lo que deseemos si no obviamos nuestros pensamientos.

Desvincularse de esos pensamientos que no nos enseñan nada, que están llenos de lamentos, de reproches para otros a los que culpamos de nuestros errores; que están vacíos de realidad, del reconocimientos de que podíamos haberlo hecho distinto. Fallar no es un pecado, pero olvidar que mientras nos quede un día de vida siempre podremos cambiarla, eso...eso sí que no tiene perdón. 

Desvincularse, claro que sí, de las opiniones que otros tienen de nosotros. Qué importancia puede tener lo que piensen si tenemos claros los sueños, las responsabilidades, los pensamientos y, por todo ello, nuestros actos. Cuando nos dedicamos a lo que nos gusta, cuando tenemos ilusiones que se convierten en el motor de nuestros días, cuando nuestra mente hace caso omiso a lo que no está acorde con nuestro ser y nuestra alma se dedica a sentir lo que significa ser feliz, no puede haber nada que criticar en lo que hacemos, en nuestros días, en nuestras vidas.

En resumen, desvincularse de cualquier cosa que no nos deje lucir nuestra mejor sonrisa: miedos, imposibles, tristezas, peleas, lugares, ira, rabia, lástima y un largo etcétera de energías que no vibran en la misma onda que la nuestra; que nos hace tambalearnos mientras el camino se borra.

Qué difícil seguir el rumbo cuando nos paramos a escuchar a quien no tiene nada que decir; qué fácil seguir adelante con la sonrisa del alma; y qué maravilloso dar ese paso para poder darnos cuenta de que, a tan sólo unos metros, nos espera todo aquello con lo que, ahora y siempre, nos podremos vincular: respeto, abrazos, aliento, caricias, reconocimiento, ánimos, apoyo, ilusiones, pasiones y, por supuesto, sueños...miles de sueños por disfrutar.

☯ Sonia Brúnar ☯

Capacidad




Vidas que siempre miramos tras un cristal. Desde este lado nada nos afecta, todo es un problema ajeno, una situación que no nos tocará aceptar. Ponemos de nuestra parte para que todo vaya bien, sin darnos cuenta de que nada de lo que tenga que pasar dejará de modificar nuestro bienestar.

Miradas que relatan historias que no queremos oír; que tienen el valor de levantarse para contarnos que, a pesar de todo, siempre se puede ser feliz. Predicamos con el ejemplo de hacer de cada muro un nuevo puente por el que avanzar, sin embargo, no siempre nos planteamos hasta dónde seríamos capaces de cruzar.

No hay más valores en la vida que el de saber hacerlos realidad y no, tan sólo, un montón de teorías que nunca se practicarán. Sintiendo que luchamos por nuestros sueños cuando lo único que debemos hacer es convertirlos en realidad; mientras, otros tienen que superar nuestras barreras y todas aquellas que les supone su discapacidad...

Eso he creído ver hoy... Sin embargo, en mi reflexión sobre todos estos sentimientos, me doy cuenta de que tan sólo la humildad nos hace valientes para luchar. Por eso, no siento que una discapacidad sea no ver, oír, poder caminar o pensar como los demás; para mí, y desde hoy, la discapacidad es la etiqueta hecha para aquellos que no tienen valor, coraje, ni perdón; para aquellas personas que teniendo el mundo entero a sus pies, miran al cielo pidiendo algo que no merece la pena tener; para los que imploran una vida que no les corresponde sentir, unas ilusiones que no dan sentido a su vivir...

Capacidad...la capacidad que tiene valor, es la de aquellos que, teniendo o no motivos, siguen adelante porque saben que es el único sentido; se levantan sin poder andar, miran la vida sin ver y escuchan a su corazón sabiendo que no hay más que oír que los latidos de su sentir; capacidad, la de tantas personas que serán eternamente niños, tal vez porque en otras vidas se les privó de este placer, la de sus seres queridos para aceptar que jamás los verán crecer; capacidad, la de tantas familias que, en vez de desfallecer, madrugan junto con el sueño de ver a sus hijos sonreír, disfrutar y valorar todo aquello que sus sentidos, en la medida de cada posibilidad, les capacitan para dar cada día un poco más.

Capacidad es lo que todos deberíamos tener para comprender que la vida no sería lo mismo sin todo aquello que hoy no valoramos tener; para saber que los demás no son menos porque no se parezcan a nuestro reflejo; que no existe nadie que no sea igual, pero que a su vez, no tenga algo que nos pueda diferenciar... Capacidad es lo que pido al Universo para esta Navidad y toda la eternidad; soñando con que sea capaz de mover sus hilos y haga con ellos nubes de algodón para quienes necesiten descansar; ojos de seda para poder seguir viendo el amor llegar; cuerpos de hierro para que no haya tempestades que los puedan derrumbar; y mentes que no funcionen si no es para aprender a volar. 

Para todos deseo la única capacidad de que nos puede ayudar...la de Amar por encima de cualquier discapacidad.

☯ Sonia Brúnar ☯

Todo es perfecto




Tantas personas como situaciones puede vivir cada una de ellas. Tanto dolor y alegría como nuestras almas estén dispuestas a soportar en la vida. Habrá caminos para los que quieran recorrerlos, montañas para quienes quieran escalarlas y mares para quienes tengan el don de saberlos navegar. 

Para cada uno de nosotros el Universo tiene infinitos hilos que se encarga de mover con el fin de que nuestra existencia tenga sentido. Este sentido de vida es, a veces, ignorado por quienes tienen la oportunidad de sentirlos; en ocasiones, rechazado por los que creen que nacieron para sufrir; y, en muchos más casos, asumido por los que vinimos a comprender qué significa ser feliz. No es de extrañar que así sea, pues todo esto, no es más que lo que hace al mundo perfecto.

Sacudidas, subidas, bajadas, ráfagas de sueños gastados y esperanzas ahogadas en mares de imposibles... No siempre puede salir el sol, no se crearon las nubes tan sólo para darnos su sombra; no debe ser molesta la lluvia que empapa, porque sin ella no estaríamos aquí. Y no es raro que vivamos estos desconciertos, ya que en la Tierra todo es... sencillamente perfecto.

Amores que llegan y otros que abandonamos; momentos manchados de fracasos que limpiamos con nuevos sentimientos; errores que nos ponen en evidencia ante nuestra propia cordura; acuerdos del alma que nos permiten seguir sin rencores, con la certeza de que es más fácil aprender de los fallos que nos enfrentan a difíciles decisiones, que de los aciertos que nos dejan quietos y sin más opciones. Igualmente, se demuestra que la vida...se nos regaló perfecta.

Los momentos de caos, superación de etapas impuestas y preguntas sin resolver, no serán más que un paso que algunos deberemos dar, que otros ni siquiera se cuestionarán. Sé que hicieron falta más noches que días para que muchos valorásemos la importancia de vivir sólo el presente; sin embargo, hoy me acuesto consciente de que otros tan sólo se pararon a sentir para saber que tenían que hacerlo, a sonreír para entender que es lo mejor que tenemos, a observar...para comprobar que somos todo lo que hacemos. Lo importante, en este caso, no es el camino, sino darnos cuenta que, sin importar el que haya sido, todos tenemos el mismo destino.

Sí...no hay más ni mejores conclusiones que la de saber que en cada día, situación, acontecimiento, externo o profundo de nuestro ser la vida es, siempre, como tiene que ser. Pues a pesar de su odio y su amor, su tranquilidad y sus guerras, sus abismales diferencias, sus injusticias y sus mejores regalos..., a pesar de cada una de sus virtudes y de todos sus defectos, todo es...increíblemente perfecto.


☯ Sonia Brúnar ☯

domingo, 4 de diciembre de 2016

Recuerdos




Aún recuerdo los días en los que la lluvia podía mojar mis ilusiones, el viento despeinar mis ganas y el sol deshacer mis sueños. Cuando no conocemos el fin creemos estar eternamente al principio, teniendo siempre la oportunidad de cambiar el camino.

Aún recuerdo el miedo; miedo a la vida y la muerte, al éxito y al fracaso, al antes y el después. Si no entendemos la existencia, todo puede tornarse de los colores de un oscuro y lluviosos atardecer, de las dudas que nos impiden avanzar y crecer.

Aún recuerdo mis llantos; aquellos días llenos de tristeza, cuando los problemas no eran más que males creados por la sociedad, mentiras que nos hacen creer que jamás llegaremos a amar, olvidar, volar... Valores equivocados que hacen al mundo desagradecido ante cada día regalado.

Aún recuerdo cuando podías secar mi dolor, calmar mi temor y colmar de sonrisas mi corazón; sólo tú podías devolver la felicidad que la vida me intentaba arrebatar. Cuando perdemos la armadura, debemos dejar con ella todo lo que no nos deja evolucionar; pues no hay marinero sin barco que deje de navegar, ni mar sin tormenta que no nos pueda asombrar.

Y ahora que aún puedo recordarlo todo, no puedo olvidar que ya no estás. Tristemente eso da sentido a mi bienestar, a la calma que recorre mis anhelos en cada despertar, a la fuerza que encuentro en los silencios que me haces llegar. Si no hay guardaespaldas que me defienda, sólo me queda alejarme de todo aquello que pueda causarme mal.

No quiero olvidar que hoy soy yo quien protege mi vida, quien sigue adelante sin problemas que solucionar; no hay nada que me de miedo, pues tu ausencia es lo que más me hizo temblar; no hay lágrimas que merezcan mis sollozos, ya que ellos quedaron ahogados en tu mar; no hay dolor más grande que el de asimilar que jamás podré dejarte atrás.

No quiero olvidar mi amor, ese que me enseñaste a valorar; los días nublados que llenabas de sol, son ahora la fuente de toda mi ensoñación. Eres sin ser lo que fuiste para que yo pueda ser quien quisiste; alguien que alcanza los sueños, todos lo que dejaste sin dueño; una persona que sube, pues para bajar ya tuvimos tiempo; el corazón que late por tu recuerdo y el alma que conserva mi cerebro cuerdo...

Aún recuerdo tu voz, tu piel y todas las lecciones que me obligaste a aprender. No es mal maestro el que quiere tu bien, aunque en el momento no entendamos el porqué. Y ahora está aquí el tiempo, el Universo y sus hilos, para mostrarme la razón de que un día pusieses en mi desarrollo tu tesón. Aún recuerdo cuánto te quiero, pero quizás olvidé darte las gracias... Gracias por enfrentarte a mi inmadurez, mi rebeldía y mi insensatez; gracias por ser la amiga que nunca quiso ser madre y la madre que supo ser mi mejor amiga; gracias por permitir que aún siga amándote y por asegurarme que así será... mientras siga recordándote...Mamá.

☯ Sonia Brúnar ☯

Falso Amor




Falso es el amor que muchos creímos sentir, el que el tiempo dejó como un mal recuerdo que no queremos revivir; es el adiós que tanto nos costó decir, los engaños de nuestra mente por creer que sin él no sabríamos vivir. Falso amor que hace años dejé atrás y que ahora veo reflejado en otros que aún no aprendieron a amar...

El falso amor no es el que no sentimos, sino el que sentimos a pesar del dolor; no es el que el carece de pasión, pero sí el que hace que suba y baje sin control; no es el no correspondido, sino el que no se corresponde con lo que sentimos...

El falso amor nos da todo lo que está en su mano y, de la misma forma, en cualquier momento, nos roba aquello que creíamos nuestro; la paz, la tranquilidad, incluso la personalidad. Poco a poco, y sin que apenas lo notemos, irá absorbiendo toda la energía que durante días hemos acumulado, haciendo de un instante el mayor agujero porque el que perder nuestros sueños.

El falso amor no nos mima para hacernos felices, sino para sentirse mejor y engrandecer su ego; convirtiendo sus bondades, sus supuestos gestos de amor, en todo lo que en la próxima disputa será el tema de conversación; reproches...siempre reproches sobre lo que nos dieron sin pudor.

Falso amor es aquel te pide perdón tras insultar parte de tu honor, que te besa tras haberte apaleado el alma, que te abraza mientras no sabe cómo recuperar la calma. No hay tensión cuando dos personas se aman, cuando dos corazones se respetan, cuando dos seres son capaces de conversar, opinar y ser diferentes sin que eso llegue a desenamorar...

Pero lo peor del falso amor, es que nos aleja de lo que somos, de nuestras pasiones e ilusiones, de lo que antes tenía importancia y ahora miramos con ignorancia. Sólo para él es nuestra mirada, apartándonos de nuestros seres queridos, de los que jamás nos abandonarán, de aquellos que merecen nuestro tiempo, nuestras ganas y todo lo que nos queda por avanzar...

El falso amor es el que más duele, pues cuando el tiempo pasa, cuando el Universo se atreve a mover su hilos para iluminarte el camino...te das cuenta de que no fue la otra persona la culpable; ni de tu dolor, ni de tus pérdidas, del tiempo o de la distancia, pues tan sólo uno mismo es responsable de lo que hace, lo que piensa y las decisiones que toma, los caminos que recorre y las personas que decide dejar atrás. Un día, tristemente, al levantar la mirada, te das cuenta de que olvidaste a quienes te amaban para dar tu amor a quien jamás te lo devolverá...

Falso amor...el que dice amarte cuando ni siquiera aprendió lo que es Amar...



☯ Sonia Brúnar ☯

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