domingo, 13 de septiembre de 2015

Mochila al hombro


Me pregunto si el mundo abrirá algún día los ojos para ver la realidad, si los sueños no serán sólo los caprichos de los ricos y si las clases sociales pasarán a ser nuestro oscuro pasado; si el planeta conseguirá salvarse del propio veneno que genera con su maldad o si antes de morir descubriremos toda la verdad...

Me pregunto cómo a estas alturas del siglo XXI seguimos permitiendo que las personas mueran de hambre, que los animales sean usados como objetos y que las cosas materiales sean nuestros bienes más preciados.

Me pregunto si el amor puede ser verdadero cuando nuestros corazones sólo saben latir ante goles, votaciones o la incertidumbre de una vida llena de calamidades. ¿Hemos olvidado para qué hemos nacido?

Me pregunto quién sabe la verdad de toda la historia, quién tiene los secretos que guarda nuestra insensatez, quién maneja con tanto acierto el rebaño que a pesar de no ser alimentado sigue ciegamente a su amo. Nos conformamos con el placebo de una caja cuadrada que nos hace creer que las mentiras serán los sueños que algún día hagamos realidad.

Me pregunto dónde está la sinceridad, dónde los abrazos que faltan, dónde puede esconderse el sol para no ver morir a la Tierra; dónde está la clave para dormir cada noche cuando lo único que te importa eres tú mismo. Triste sentimiento el del egoísta que lo quiere todo por no tener nada que pueda hacerle feliz.

Y de tanto preguntar me canso de respirar, de observar y de querer entender lo que no tiene explicación. Sentada de nuevo en la cueva de mis sentimientos veo pasar las sombras que nada nuevo me podrán aportar. Cierro los ojos y veo la oscuridad apoderándose de la única luz que parecía tener motivos para esperar al nuevo día.

No voy a morir aquí. Salgo a iluminar las almas que se arrastran por las mentiras, a despertar los sueños que se durmieron entre las esperanzas quemadas, a cambiar una sonrisa por todo el amor que llevo en mi ser. No hay preguntas que respondan a lo que está vacío, a lo que existe tan sólo en quien lo quiere creer.

Mochila al hombro para buscar otros senderos que, aún rozando este caos, esté repleto de personas auténticas, corazones que laten de emoción, cuerpos que vibran de pasión; de verdades que se griten al viento, cientos de sueños cumplidos, días que rebosen felicidad y momentos difíciles que nos enseñen la importancia de sonreír en los demás...


Mochila al hombro...rumbo a la libertad.

Vuelve a mí


Pasan los días sin que nos demos cuenta de lo efímero de cada momento. Es en el silencio del que se acompaña la Luna donde encontramos los pensamientos que no nos paramos a escuchar; los sentimientos de los que, casi sin darnos cuenta, tendemos a huir; los miedos que no pensamos tener y las ilusiones que no queremos perder.

Hoy te vas y tus besos me saben a poco, dejando a mis labios sin la suavidad de los tuyos, privando a mi lengua del calor que desprenden. Tus pasos se hacen eco en mi alma y, en su lejanía, aún puedo ver el contoneo de tus caderas diciéndome adiós.

Surco los huecos que dejas en mis sábanas buscando los restos que dejan la huella de este amor; no es fácil encontrar algo tan grande en recovecos tan pequeños; acabo por perderme en el vacío que has dejado en tu lugar...

Hoy cruzas la puerta que separa nuestros deseos, que los frena en la distancia de un imposible posible, de un reto que queda en un juego entre nuestras manos. Giro la llave asegurándome de que no volveré a usarla si no es porque al otro lado de la mirilla está tu rostro. Inútilmente vuelvo a salir en busca del sol que calme el frío que tu ausencia deja en mi piel.

Observo a las personas que se cruzan en mi camino y me pregunto si aparecerás entre ellas, si el destino decidirá unirnos cuando menos lo esperemos... Clavo mi mirada en los ojos de los que pasan e intento averiguar si ellos también han sentido alguna vez lo que tú me haces sentir. ¿Es esto tan sólo un regalo único para mí?   

Hoy te marchas para que yo pueda soñarte al volver a caer la noche, para que tu imagen en mi mente se convierta en el motor de mi corazón, para que tu tacto en mis dedos mantenga viva a mi alma, para que el Universo pueda ser testigo de lo que significa echar de menos, con tanta intensidad, la presencia de alguien tan especial...

Y así es...pasan los días sin que nos demos cuenta de lo efímero de cada momento; y por eso vuelves, para hacerme ver que por mucho que me duela estar sin ti, por mucho que no distinga el día de la noche cuando me falta la luz de tu ser, tú siempre estarás junto a mí. Hoy ya es ayer y mañana acabará por convertirse en el mejor hoy cuando tus besos vuelvan a buscar a los míos; cuando el sonido de tus pasos esté cada vez más cerca; cuando lo que miro y observo no sea otra cosa que las sonrisas que me regalas, y lo que busco, la mejor forma de hacerte eternamente feliz.

Hoy...como cada día...vuelves a mí...

miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿Vives o estás vivo?


Seguimos sumando años mientras creemos estar vivos, mientras los días no se diferencian entre ellos, mientras los años vuelan a la misma rapidez que se esfuman los sueños. ¿Quieres, simplemente, estar vivo o prefieres vivir cada segundo como si fuese lo que realmente es...el último de tu existencia? ¿Quieres sonreír o tu elección es la de lamentarte cada día por lo que no tienes? ¿Quieres ser feliz o tienes demasiado miedo a olvidar lo que es llorar de tristeza...?

Yo te invito a abrir tu alma y a sentirte cada día más vivo, a no dejar que los años te hagan viejo, sino sabio; que tus arrugas sean el reflejo de tus risas y la suavidad de tu piel el resultado de la erosión que las experiencias hicieron sobre tus heridas...

Te invito a sentarte, a descansar, a dejar de luchar por imposibles que te alejen de tu libertad; te invito a saltar, a correr, a no parar hasta tener lo que te propones; no hay caminos que no puedas recorrer si lo haces con la pasión por bandera y el amor como el mejor sustento...

Te invito a ser, a sentir, a no verte incapaz de nada, a saber qué eres capaz de todo; no importa donde se encuentren nuestras metas, pues lo que más valor tiene es el sendero que nos llevará hasta ellas; las personas que se cruzan en nuestro camino dándonos las indicaciones precisas para llegar, ofreciéndonos lo que está en sus manos para ayudarnos a avanzar; todo un paisajes de regalos que hacen que el trayecto sea lo más maravilloso e intenso que vamos a lograr. No hay metas que tengan sentido sin su previo camino por andar...

Sí, te invito a vivir estando vivo, a soñar estando despierto, a amar aunque no estés enamorado, a despertar de tus pesadillas al levantarte cada día y a bailar tus miedos junto a la orilla cada noche. Quiero que seas lo que quieras ser, que sientas lo que quieras sentir, que vivas, tan sólo, todo aquello que deseas vivir. Quiero, deseo y me siento viva al pensar que tú también puedes sentir lo que es estar vivo de verdad...












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