viernes, 26 de agosto de 2016

Sonriendo




Los días pueden parecernos iguales, pero siempre son diferentes. Hoy vuelvo a madrugar, pero no es el despertador el que me levanta, sino el sol brillando y regalándome su calor. En esta mañana no cruzo las puertas con la ilusión de ver a mis pequeños, sino que salgo sin la prisa de sus risas y me dejo llevar por el suave pedaleo de mi bicicleta. 

El aire de la mañana es el más puro que nos regala el Universo. Paseando por los senderos que rodean a nuestras salinas me viene el recuerdo de unos días que junto a otros ojos miré; ver salir y entrar el agua del mar que da vida a ese bello paisaje... De nuevo el mismo sitio y cientos de emociones diferentes... Ya no hay necesidad de ir caminando de la mano de alguien; hoy me bastan las sonrisas que las almas que me enamoran me regalan; me lleno con los besos inesperados que tanto he soñado, por los que nunca he llorado ni lloraré.

El tiempo marca el sentido del amor haciéndonos ver que si está lleno de dolor eso...eso no es amor; el tiempo marca el sentido de la vida permitiendo que los pensamientos se conviertan en emociones, que no se centren en un sólo ser, que sean capaces de volar a la velocidad a la que voy haciendo moverse las ruedas de mis días, sintiendo que cada ser vivo con el que me cruzo es una parte de mí, volando junto a ellos, nadando y saltando o simplemente plantada disfrutando de la brisa y del sol que el cielo nos regala. 

Los días pueden parecer iguales, pero siempre son diferentes. Hoy vuelvo a madrugar, vuelvo a recordar que no volveré a verte más, vuelvo llorar las lágrimas que por este motivo nunca aprenderé a contener. No es malo llorar cuando la razón es que te echo de menos... pero la vida sigue y tú ya lo viste antes de marchar...los sueños siempre acaban haciéndose realidad. Por eso no puedo..., no debemos hacer otra cosa que dar las gracias por tener cada día la posibilidad de vivir, disfrutar, sentir, ser... 

Siempre con la mejor sonrisa, siempre con el alma latiendo y el corazón sintiendo, siempre, pase lo que pase, venga lo que venga, nosotros siempre... siempre sonriendo...

☯ Sonia Brúnar ☯

Diario de Amor Loco XVI


Querido diario, aquí me ves de nuevo con la pasión recorriendo mis venas. He sufrido tanto por tu loco amor que no pensé jamás volver a arriesgarme. Pero qué es el amor, si no el mayor riesgo de todos los tiempos.

Aún no sé más de lo que, seguro, tú intuyes, incluso, por qué no, ya conoces. Ella inspira cada frase que hoy te dedico, aunque no sepa aún qué hay detrás de aquella mirada que, en el ruidoso silencio de la multitud, me dijo que me amaba. Ni siquiera sé si ella es consciente de todo lo que siente por mí, de lo que su alma me ha contado cuando estábamos tan cerca...

Por mi parte, unas breves palabras, una confesión; como una adolescente que teme expresar sus sentimientos al ser que le roba los sueños. Sueños que, de nuevo, se corresponden con la realidad que jamás hallé. ¡Ay, mi querido diario, qué bello es sentirse enamorada! Me encanta la sensación de creerme tan poderosa. Sí, poder es lo que siento en mi interior. Poder para levantarme sin miedos, para gritar sin temor a molestar, para correr sin importar hacia dónde, para ilusionarme sin preguntarme qué pasará.

Me gusta imaginar cómo será nuestro próximo encuentro. Sólo un par de ellos y cada día me parece más bella, más interesante y, no voy a mentirte, más apetecible. Quisiera perderme más allá de dónde he llegado; mucho más lejos de dónde me han llevado sus besos, su roce; quiero entrar en su cuerpo para adentrarme en cada cueva que me queda por explorar, cada rincón que muestre su forma de amar.

Hace horas que no la veo y me parecen siglos. Tantos años esperando para encontrar a su alma y aún los minutos que nos separan me parecen eternidad. Al marcharse no siento la emoción de querer verla de nuevo, sino el miedo por no querer perderla otra vez. Ahora entiendo, mi loco amor, por qué no puedes estar cuerdo por muy coherente que seas; sentir como siento es la mayor locura que han experimentado mis sentidos, la piscina más grande a la que jamás me he lanzado. No he tenido que comprobar si estaba llena, pues desde la nube en la que voy volando puedo divisar todo aquello que dejé bajo mis pies, avistando desde el cielo los mayores peligros, sorteando de su mano las más grandes tormentas.

Ya ves, mi querido diario, si mis palabras no creían poder empalagar más a tus azucaradas páginas, creo que este es el momento de saborear el cambio. No importa el exceso dulzura que posean mis letras pues, al volcarlas en ti, forman la combinación perfecta para no morir. Tú, mi diario del amor loco; el que tantas lágrimas secó con sus hojas, tantos consejos me entregaste en mi reflejo y tantas noches perdió el sueño para renovar los míos. Ahora y siempre, con amor y desamor, tú, mi querido y amado diario, guardarás entre tus líneas mi verdadero Amor.

☯ Sonia Brúnar ☯

lunes, 22 de agosto de 2016

Olas de pasión



Hace unos días subí sobre una ola para sentir las pasiones de quienes las consideran su hogar. Es fácil explicar que los segundos se hagan horas cuando estamos inmersos en nuestras propias pasiones; es difícil comprender que otros dediquen tantas horas a algo que nuestra alma no puede sentir. No se me hace raro sentarme delante de mis folios en blanco cuando el sol aún está vistiendo el cielo, y levantarme cuando la luna hace ya rato que lo arropó con su manto de estrellas. Al rozar las teclas mis manos conectan con todo lo que mi corazón siente y, es tanto a cada instante, que se me hacen cortos los momentos en los que me puedo dedicar a compartirlo. A pesar de esto, se me hacía extraño ver a otros dedicar casi todo su día a otras acciones; lo que ahora entiendo que no son más que sus propias pasiones.

Como os iba diciendo...hace unos días subí sobre una ola. Siempre me ha gustado ver cómo otras personas desafiaban las leyes de lo aparentemente natural. Los "amantes de las olas", bajo mi punto de vista, han vencido el frío, el calor, el cansancio, la gravedad y, por supuesto, el miedo; pero, sobre todo, han ganado la virtud de la paciencia. Siempre pensé que estar sentados, en medio del silencio, esperando el momento de sublimar sus emociones, debía ser mucho más gratificante de lo que nadie, sin más, pudiese imaginar.

No voy a deciros que he surfeado hasta el punto de poder sentirme como uno de ellos. Todo lo contrario; he tenido un contacto de menos de una hora. He soñado con el mar, con poder acariciarlo y bailar juntos; un perfecto trabajo en equipo que nos hiciese sentir la fuerza que ambos poseemos. Pero después, he tenido que luchar, ante mi sorpresa, con aquellas que había entendido como mis compañeras; no es fácil adentrarse dentro de su alma, pues pone alto precio al placer de sentirlo, por una vez, por debajo de nuestros pies... He deseado que llegase a mí y me arrastrase hasta donde mi destreza me permitiese dejarme llevar; le sencillez que percibí desde mi ojos, se hizo todo un terremoto en el instante en el que decidí hacerlo con todo mi cuerpo.

He tenido que vivir esta experiencia para, después de todo, darme cuenta de que, tras todo ese tiempo invertido en llegar al punto en el que podemos unirnos, llegan los segundos más intensos de todo ese juego de poderes. Meter mis brazos en ti, notar el momento preciso en el conectamos, sentir tu empujón como un abrazo que me envuelve en la solidez que ni la propia tierra podría darme, ver cómo me elevas y creer que soy el ser más afortunado del planeta cuando me dejas caer sobre tu espuma, elevando la adrenalina que me permita ponerme en pie y, aunque sea tan sólo durante un segundo, sentir que he conquistado el mundo.

Hace unos día me subí en una ola y, desde entonces, no sólo comprendo la pasión de sus "amantes", sino que se abre un nuevo agujero de luz en mi alma, para saber, desde hoy y para siempre, que las pasiones de cada cual son las que nos permiten vivir de la forma más real, en esa vida en la que no existe el tiempo mientras disfrutamos de lo que hacemos; donde no nos importa que no nos entiendan, pues no es algo que elegimos, sino que, simplemente, somos; donde, sin poder evitarlo, tratamos de contagiar al mundo con lo que nos hace vibrar, ser, sentir y soñar ... Y tú ¿encontraste tu ola ya?

☯ Sonia Brúnar ☯

Un segundo


Puedo asegurarte, mi amor, que no fue al oír tu voz; aquellas palabras quedaron guardadas en mi mente sin motivo, de nada servían, de hecho, nada nos aportaron a ninguno de los dos.

No fue el momento en el que me hablaron de ti; alguien más que tenía el don de atrapar al mundo con sus letras, con la inspiración que el propio sentir nos proporciona a tantos escritores.

No fue, tampoco, cuando vi tu rostro frente al mío, aunque no voy negar ahora, que me llamó la atención lo que podía sentir escondido tras esas enormes gafas de sol. El deseo prohibido que, de nuevo, venía a visitarme sin saber si, esta vez, conseguiría motivarme.

No fueron las conversaciones que fluyeron por encima de la mesa, ni las que imaginé por debajo; la curiosidad empezaba a quemarme por dentro, pues tras tus palabras de alegría yo intuía, sin entender por qué, cierta melancolía.

No fue cuando juntos recordamos esa llamada absurda, esa sensación de inoportunidad y todas las situaciones que, sin habernos dado cuenta, nos habían estado uniendo a lo largo de la vida.

No fue ni siquiera cuando tuve que negarte mil veces, cuando me recordaba lo mal que suelen acabar mis retos emocionales, mis conquistas improvisadas, mis sueños imposibles...

No, no fue nada de eso. Fue...el instante justo en el que andábamos distraídos, en el que nuestras mentes se relajaron ante las pequeñas señales que habíamos estado esquivando; y fue precisamente ese, el momento en el que el Universo aprovechó para acercarnos tanto, que al girar nuestros cuerpos no pudimos más que sentirnos...

Fue entonces cuando nuestras miradas se cruzaron sin cristales que separasen la verdad, sin palabras que disfrazasen las mentiras, sin otras almas que nos hiciesen perder la frecuencia que las nuestras buscaban....

Fue ese único segundo, que pareció ser un siglo, el que consiguió abrir cada poro de nuestra piel para oler la fragancia que desprendían nuestros corazones al reconocerse, nuestros sentimientos al reencontrarse, nuestros ojos al volver a mirarse.

Fue ese segundo...tan sólo un segundo...lo que me aseguró que para el resto de la vida, tu alma y la mía permanecerían unidas.


☯ Sonia Brúnar ☯

Qué bonito



Una nueva "no casualidad" me ha llevado a leer: "Alivia el sufrimiento de una persona por la mañana, y darás alegría a una persona por la tarde. Dicho Budista". De nuevo el Universo mueve cuidadosamente sus hilos para hacerme encontrar las sincronías que hacen que cada uno de mis días, y todos sus acontecimientos, tengan sentido. Justo hoy he podido entender lo que significa ese proverbio horas antes de leerlo. 

Cuando nos pasan este tipo de cosas, y sabemos reconocerlas, nuestro corazón se alinea con el alma y nos hacemos conscientes de que nos pasamos toda la vida deseando que vengan "tiempos mejores", sin darnos cuenta de que tenemos a cada segundo la oportunidad de poder disfrutar, aprender y ser felices. Sentimos, entonces, todas las cosas bonitas que nos ofrece la vida...

...qué bonito cuando el mundo decide dejar de estar mudo para decir, sin miedo, lo que siente, abriendo su corazón sin más, dando las gracias por ese segundo que te salvó todo un día, que te inundó de alegría. 

...qué bonitas las almas que nos rodean cuando aprendemos a mirarlas desde el corazón, teniendo la certeza de que todos, de una u otra forma, somos lo mismo; personas repletas de sueños por cumplir, de metas por alcanzar pero, que el fondo, se sienten totalmente plenos con un simple acto de amor, con unas sencillas frases de llenas de sinceridad.

...qué bonito cuando creemos que estamos solos y al levantar la cabeza lo que cuesta...es elegir el hombro en el que pararnos a descansar. ¡Qué bonito cuando sentimos que las personas que nos rodean nos quieren de verdad!

...qué inmensamente bonito me parece estar enamorada de quien tan sólo sabe demostrarme su querer; querer a todo el que me respeta; y respetar a todos los que se cruzan por mi vida.

Pero...lo más bonito de todo, es que pase el tiempo, los meses, los años y con ellos el dolor; que sigan pasando las experiencias, las dificultades y los mejores y peores momentos y, a pesar de todo, lo que nunca pase...sea el momento en el que mi preciado Universo me muestra lo bonito que es poder sentarme a escribir mientras mis lágrimas me recuerdan lo maravilloso que es VIVIR.

☯ Sonia Brúnar ☯

domingo, 21 de agosto de 2016

Nubes de sueños




Llega un momento en el que los sueños culminan en un lugar mucho más alto de lo que imaginamos. Comienzan siendo una ilusión, se convierten en el motor de nuestros días y acaban volviéndose, de nuevo, sueños que dan vida a otras personas.

Si hay algo más intenso que sentir cómo los sueños se hacen realidad, es tener la oportunidad de contagiar al mundo con todo lo que nos hacen sentir, ser, disfrutar. Apreciar este hecho hace que nuestro alrededor sea tan sumamente perfecto, que el alma se revuelve ante el miedo a un sentimiento tan desconocido.

Amar, por encima de todo, nos lleva a ser amados sin que importe el cómo ni el porqué; caminar, haciendo del presente nuestro mejor regalo, nos hace recibir las recompensas que suponen saber lo que significa vivir; hacer de nuestra pasión la felicidad del mundo, hace que el Universo mueva sus hilos para agradecernos tan bello propósito.

Las noches dejan de dormir y el hormigueo de nuevas ilusiones hacen que cada amanecer borre la resaca de nuestras horas de insomnio, ese que vive por los sueños que no lo dejan descansar. Los pasos que guían nuestros movimientos se vuelven suaves; caminamos de puntillas, sin poder evitar la sensación que nos hace creer que, de no tener cuidado, despertaremos de ese momento que nos inunda de la más intensa felicidad.

No debe ser el miedo lo que nos paralice ante tanta magia, pues la vida, sabia como todo lo que contiene, hará que poco a poco las emociones se estabilicen; dejando que nos sentemos a observar, desde la tranquilidad, todas las sensaciones que nos han hecho volar. Una parada en el camino que nos permitirá fijar nuestros pies en el suelo; que nos darán la oportunidad de recordar que es ese el único lugar donde debemos habitar.

Las nubes serán el paraíso que nos permita admirar cómo nuestros sueños van afectando al mundo, cómo toman parte en la vida y felicidad de los demás, cómo todo lo que vamos sacrificando se torna de nuevos colores en otros corazones; en definitiva, nos darán la señal para recordar que debemos seguir siendo nosotros mismos, que no podemos desviar el rumbo y, sobre todo, que lo que hacemos tendrá siempre un bonito final.

Cierro mis reflexiones desde el cielo en el que habéis colgado mis sueños, agradeciendo que cada día pueda volver a pisar tierra firme para disfrutar de las maravillosas personas que hacen de mis ilusiones... nuestra más gratificante realidad.

☯ Sonia Brúnar ☯


martes, 2 de agosto de 2016

Casi nada




Esta semana he vuelto a recuperar el valor de la nada. Me entristeció pensar que el Universo hubiese tenido que mover sus hilos para recordarme lecciones que ya creí aprendidas; sin embargo, el pasar de los días me ha hecho comprender que es tan sólo un repaso de lo estudiado, lo experimentado, lo vivido...

No está de más que la vida nos vuelva a poner delante el resumen de lo que tanto nos costó asimilar. Un pequeño esquema que nos traiga a la mente todas las veces que hemos llorado para acabar riendo a carcajadas. Suelo decir que los grandes esfuerzos conllevan mejores recompensas...; hoy de nuevo lo siento.

Un nuevo proyecto que dependía de corazones desconocidos; la confianza que siento al saber que puedo cambiar la opinión de quien sólo ve con sus ojos, de aquellos que no saben abrir los párpados del alma. Un sueño propio que pende de otros parece mucho más difícil de alcanzar que uno que sólo necesita de nosotros mismos. Pero...los años, como sabios consejeros, nos van mostrando que no hay sueño posible sin la ayuda de los demás.

Lancé mis deseos al aire y el viento hizo llegar mi pasión hasta las pasiones de otras personas que acabaron haciendo de lo mío...lo nuestro. Recogí las piezas de un puzle del que aún me faltaba la mitad; imágenes a las que no conseguía dar forma porque nunca antes las había visto y, de repente, otras miradas les dieron el giro perfecto para mostrarme uno de los más bellos paisajes. Así es, reconozco que hay cosas que no sé hacer; me complace saber que siempre habrá otros dispuestos a hacerlo por mí.

Cierro el cuaderno con mis deberes hechos, con el pensamiento colgado en la idea de que, tal vez, la siguiente lección por aprender es que también ellos son ahora un poco más grandes, un poco más maduros, mucho más felices. Quién dice que sólo otros podrán hacerme ver lo que nunca pensé, que no seré yo la que ilumine un rincón de sus días, un trocito de sus almas. 

Todo parece fluir siempre a mi favor, como si el mundo entero estuviese esperando para darme la mano, para provocar que mi alma quiera siempre dar un paso más en la vida y, no imagina nadie lo que he llegado a sentir, al darme cuenta de que hay sueños de otros....que también dependen de mí. 

Qué bonito cuando hacemos del "casi nada" de cada uno un "casi todo" para otros...


☯ Sonia Brúnar ☯

La escalera




Me dispuse a bajar las escaleras. Desconocía el porqué, pero una fuerza me empujaba a salir a la calle como hacía meses que no sentía. Me puse lo primero que vi. Mientras recorría los ocho pisos que me separan del portal pensé: "Subo cada día contando los escalones para hacer más llevadero el recorrido, pero nunca me ha dado por hacerlo al bajar. Supongo que bajar es más fácil que subir", concluí tristemente. 

Al llegar abajo sentí como el móvil hacía vibrar mi pierna. Al mirar la pantalla vi "Mamá. Llamada entrante". Me asusté tanto que el teléfono salió disparado hasta el único charco que había en la acera. El corazón parecía querer salirse de mi cuerpo y mi cuerpo parecía haberse desvanecido de la Tierra. Los hilos del Universo seguían enredándose en mi vida.

Volví a encontrarme con mi alma cuando la voz de un vecino me golpeó el tímpano. "El teléfono de tu casa no para de sonar. Creo que alguien tiene algo importante que decirte", bromeó. Mi primer pensamiento fue el de ver como un acierto mi repentina salida, quién sabe qué iba a encontrarme tras aquel auricular...

Ya había meditado más de una vez sobre la posibilidad de volverme loco, de estarlo de verdad. No como un loco soñador, sino como un loco de remate. El momento había llegado, esa había sido la señal. Quizás corrí a la calle intentando huir de lo que estaba por venir, pretendiendo esconderme de un final indeseado, provocado y esperado. ¿Había notado mi alma que ya era su final? ¿Querría mi cuerpo dejarla sin más?

Las mismas preguntas me creaban dudas. Las pocas respuestas me hacían temblar. La incoherencia de aquel momento comenzó a despertar en mí el instinto de querer morir, de saber que esa sería la única manera de escapar de aquella realidad cada vez más tenebrosa. Quise caminar y tan sólo conseguí llorar, me propuse gritar y el silencio me envolvió de oscuridad. Acababa de ver un fantasma y lo peor aún estaba por llegar.

Si ese era mi final, no le permitiría seguir dejándome como un cobarde. Desconecté mi mente de aquel momento. Navegué hasta los días en los que la vida nos permitía vernos, tocarnos, mirarnos y hablarnos. Pude ver su rostro sonriéndome, sus manos acariciando las mías y su voz dándome los consejos que siempre me salvarían. 

Sin darme cuenta ya había entrado de nuevo en el portal. Me sentía tranquilo al mismo tiempo que excitado. Mis recuerdos eran tan nítidos que aquellos minutos me parecieron un viaje real en el tiempo. La energía fluía por mi cuerpo dejando atrás el miedo que segundos antes me habían paralizado. 

Miré hacia arriba sabiendo que debía contestar a esa llamada. Al agachar la vista ya estaba sentado en el sofá. Mi mano ansiosa en el auricular. El teléfono comenzó a sonar. "- ¿Diga? - Hola, Víctor. Discúlpame, te has llevado por error mi teléfono y no quiero preocupar a mi madre que supongo que ya me habrá llamado más de una vez, ¿no?"

Mi mente se quedó en blanco. De repente caí en la cuenta: "Es la primera vez que no cuento los escalones al subir".      


☯ Sonia Brúnar ☯

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