lunes, 28 de diciembre de 2015

Balance


Se ha dicho siempre que al acabar un año debemos hacer balance de lo vivido. Me pregunto por qué esperar un año entero para hacer esta reflexión. Creo que pocos se sientan a pensar que, tal vez, no les dé tiempo de rectificar sobre sus errores, de disfrutar con más intensidad de lo que han alcanzado, de vivir todo aquello que dejan para el cambio de calendario...

Mi balanza se mueve a diario, pues entendí que es ésta la única manera de poder ir moldeando nuestros actos, nuestros sentimientos, al fin y al cabo, nuestras vidas.

No mentiré diciendo que sólo he tenido días positivos. En la vida el yin-yang aparece ante tus ojos en el momento menos esperado para quitarte cosas, personas y hasta sentimientos que jamás pensaste perder, que tampoco estaba en tu mano conservar; simplemente, se desvanecen sin darte la posibilidad de hacer algo para evitarlo. He perdido amigas que no lo eran; he visto transformarse la confianza en egoísmo y sentido el dolor de quienes no son capaces de amarse ni tan siquiera a ellos mismos. Sí, también perdí otro trocito de mi alma que, de nuevo, viajó al cielo para hacer el papel de mi ángel de la guarda. Sumo ángeles mientras pierdo corazones a los que abrazarme en los días nublados.

Pero a pesar del punto negro que siempre da equilibrio a la existencia, este año también he alcanzado metas que creí estar mucho más lejos. Lo primero, fue desterrar cualquier parecido con esa parte triste y absurda de la sociedad que vive buscando su ansiada "estabilidad económica"; mi balanza dejó caer todo su peso hacia el lado de los sueños; sueños que no llenan tu cuenta bancaria, pero que hacen rebosar tu alma con las palabras de quienes se ven favorecidos por ellos; sueños que creé para poner un granito de arena al latir de nuestros corazones y que poco a poco se va convirtiendo en una montaña llena de cientos de sonrisas y razones importantes para vivir, para seguir...

El segundo paso fue el de sentirme feliz, muy feliz conmigo misma, con mi vida, con mi gente y con mi provocada soledad. Soledad que se extendía en el tiempo sin que me importase ampliarla, hacerla incluso eterna. Se confunde el amor con la posesión y los consejos con las órdenes; se confunde la pareja con lo natural y la libertad con la pasividad. Se confunde el sobrevivir con el vivir... Fue entonces cuando el milagro se hizo persona y su alma encontró a la mía.

El resumen de los datos recogidos me confirman que las pérdidas son muy inferiores a los ingresos, siendo el porcentaje de ganancia de infinito. Ésta...es mi "estabilidad".

Los motivos son sencillos, pues en vez de luchar por un trabajo que me llenara de inconformismo y desesperación por querer más y más, me he levantado cada día para cumplir esos sueños que me colman de satisfacción, sonrisas, palabras de agradecimiento, de ánimo en los momentos bajos, de cosquillas en los altos; me inundan de ganas de seguir cada día dando lo mejor de mí, de no depender de otros para saber si mañana voy a sonreír, de no ser un número más dentro de un sistema que sólo sabe fallar.

Estos sueños han generado en mí una luz capaz de ser vista desde todas partes del Universo, por lo que éste, ha decidido mover sus hilos para completar mi familia con ese trocito que siempre estuvo vacío dentro mí y que, ahora, se expande cada vez más llenándose del amor más puro que jamás pude soñar. Y así, todos esos momentos de reflexión han ido favoreciendo todos los pasos que he estado dispuesta a dar, convirtiendo mi año en una maravillosa cadena de secuencias que no pueden existir sin las demás. Pequeños pasos que hacen de cada día, un día especial...

Podemos esperar para cambiar, mejorar y avanzar, pero no vivir lo que realmente nos hace feliz, esperando un mejor momento para hacerlo, es perder la vida dejando pasar las miles de oportunidades que se nos ofrecen detrás de cada uno de los sueños que vamos dejando atrás.

Por todo esto y para que mi recuento siga saliendo positivo, sólo me queda desearos que tengáis miles de balances al año para así poder tomar todas las decisiones que os permitan, en los malos momentos, cambiar las bajadas por subidas, las lágrimas por abrazos, las dudas por sabios consejos, las decepciones por sorpresas y las pérdidas por nuevos espacios que llenar; en los mejores casos, disfrutar de las personas a las que amáis siempre que tengáis ocasión, ayudar a quienes no conocéis como si fuesen parte de vuestras vidas, optar siempre por los sueños del alma para sentir la magia de lo que significa ser feliz. Deseo... que nadie espere al siguiente año para entender que los milagros pueden hacerse realidad aunque no todos los meses sean Navidad.

                                                                                                      ☯ Sonia Brúnar ☯


martes, 22 de diciembre de 2015

El viaje de mi vida


Tenía claro el destino, el lugar en el que obtendría la felicidad completa. Con frecuencia escuchaba hablar de él; desde que nacemos, y mientras nos vamos haciendo adultos, se nos enseña que debemos luchar por llegar hasta allí. A ese momento de nuestra vida en el que la estabilidad económica es la que nos permite vivir. Siempre me pareció irónico, aunque tardé mucho en descubrir por qué..

A pesar de mis reticencias, me uní a lo que parecía ser una decisión impuesta por el mundo. Lo primero era tener la formación necesaria y adecuada para alcanzar el nivel de vida soñado. Marqué mi camino, pero el Universo me desvió hacia otro lugar. Acepté de nuevo, y sin rechistar, la opción.

Lo siguiente era encontrar el modo de llegar. Necesitaba un buen transporte para un viaje tan largo. Tocaba ahora buscar, de cualquier manera, el sustento que al menos me permitiese pagarme el "paseo" hacia un futuro mejor. Cuando no trabajas de lo que te gusta la vida parece pararse. Y este mismo pensamiento era el que me alentaba cada mañana a hacer algo que veía como el paso necesario para estar más cerca de mi esperado sueño.

Una vez adquirido el vehículo que me llevaría a la gran meta todo parecía, nunca mejor dicho, ir sobre ruedas; sin embargo, de un minuto a otro el coche dejó de funcionar. Otra parada, otra elección sin opciones, otro motivo más para tirar la toalla. Me di cuenta entonces de que el recorrido se me haría mucho más largo de lo que ya era.

Fue ahí cuando decidí hacer de mi ansiosa espera un lugar mejor en el que pasar aquellos años de mi vida hasta estar donde deseaba. Comencé a dedicar mis momentos vacíos a hacer algo que me llenaba el alma. Pinté cada calle que iba conociendo, cada paisaje que me robaba el aire; di vida a los sentimientos que me hundían, a las miradas que me levantaban, a las canciones que escuchaba.

Cuando el Universo y sus hilos volvían a frenarme ya no me desesperaba. Ahora si mi coche no funcionaba, si mi dinero se acababa o si me perdía por las ciudades, me sentaba tranquilamente a pintar, mostraba mis cuadros a quien quisiese verlos y, sin otro esfuerzo que no fuese el de relajarme a través de mis pinceles...el mundo me contemplaba con la admiración con la que se observa a un gran artista. Esos momentos llenaban mi alma de satisfacción, mi corazón de alegría y mi bolsillo de lo que necesitaba para continuar mi camino.

Pasé por estos momentos tantas veces que mi ansiedad dejó de estar compensada con mi pasión de crear nuevas imágenes; tenía un fin por alcanzar y siempre encontraba muros que no me permitían llegar. La desesperación me hacía renunciar.

Un día, mientras intentaba dejar mi mente en blanco, al teñir de colores mi lienzo, se me acercó una anciana. Se paró frente a mis cuadros. Estuvo allí varios minutos. Levantó la mirada clavándose en mis ojos y me dijo cogiéndome la mano: "Yo también pintaba cuando era joven; recuerdo que era lo único que me hacía sentirme feliz. Mi padre me decía que debía invertir mi tiempo en algo que me permitiese "vivir como es debido", y no pude convencerle de que yo prefería dedicar los días a hacer algo que me hiciese sentirme viva. No te conozco de nada, joven, pero quiero que sepas que tu trabajo es precioso; espero que nunca te alejes de tu pasión dejando olvidado este maravilloso don que Dios te ha otorgado. Tienes suerte, pero sobre todo tienes valor".

En ese momento me di cuenta. Hacía mucho tiempo que me encontraba viviendo el mejor de mis sueños.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Vidas Ajenas


No soy partícipe de escribir artículos de crítica, mi trabajo no consiste en eso. Mi pasión es tan sólo la de transmitir paz, armonía y esperanza a todas las almas de quienes me leen. Observo vidas ajenas e intento entregarles la clave que hizo de situaciones similares en la mía otras mucho mejores. No todos lo consiguen, no siempre estamos preparados para aprender. Sin embargo, jamás uso la inexperiencia, el mal y, mucho menos, el bien o las decisiones de otros como tema de conversación y burla, por lo que hoy, lejos de reprochar nada lo que quiero es aconsejar...

Uno de los principales errores de nuestra sociedad, bajo mi punto de vista, ha sido la creación de los programas en los que, precisamente, criticar es lo que les hace tener audiencia; es lo que, sin saber por qué, nos mantiene enganchados durante horas a una enorme pérdida, no de tiempo, sino de vida...

Sin embargo, y aunque esto resulte enormemente triste, lo es muchísimo más observar a niños pequeños hablar entre ellos y de otros como si estuviesen en uno de esos platós de televisión. Lo es porque ni siquiera tienen la excusa de que con ello ganen un sueldo, porque ni aunque la tuviesen podrían justificar su comportamiento. Qué sentido tiene que uno deje de hacer sus tareas para comentar en voz alta lo mal que lo están haciendo otros. Pues el mismo que tiene el hecho de que gran parte de las personas que nos rodean dejen de vivir sus vidas para crear un debate sobre las nuestras.

De esta forma y de repente, los que ayer sentiste como amigos hoy le cuentan a personas desconocidas todos los entresijos que creen conocer de ti. Tergiversan tu realidad adornándola con los oscuros matices de las suyas, sufren por tus sonrisas y se ríen de tus problemas. Mientras tanto sus vidas quedan condenadas al vacío de un sinsentido que los despierta cada mañana sin saber qué hacer con ellos mismos. Comienza de nuevo la búsqueda y provocación del mal ajeno para sentirse menos desgraciados con el suyo.

Dentro de estas almas el amor se vuelve un imposible; se acerca, y al notar su fría energía sale disparado a otros hogares donde lo importante sea algo más cálido, más pasional, con más sentido y fuerza como para que merezca la pena quedarse. La solución ante tal desplante es clara: aprender a respetarse a uno mismo para poder respetar a los demás y que así éstos siempre nos respeten. El amor no es más que eso. Sin embargo, para demasiados, el aprendizaje queda en nada y este alejamiento de sentimientos les lleva a burlarse de quienes aprendieron a conservarlos y mimarlos.

Hoy quiero cerrar mi reflexión pidiendo a quienes no son capaces de encontrar su felicidad que dejen de malinterpretar la de los que hemos tenido el valor de alcanzarla; suplicando a los que educan a los niños que lo hagan con lo mejor de sus corazones, con la luz de sus almas; rezando a mi preciado Universo para que mueva sus hilos, para que no nos quite la capacidad de sentir, para que con sus lecciones nos vaya enseñando la única forma de vivir, simplemente...siendo feliz. 

sábado, 19 de diciembre de 2015

Sacrificios


Suelo repetirme que los grandes sacrificios conllevan siempre enormes recompensas. Es bonito si lo pensamos, pero muy duro cuando lo llevamos a cabo. Desde pequeños estamos expuestos a ellos; prácticamente desde que tenemos uso de razón se nos condiciona a hacer determinadas cosas, que normalmente no nos gustan, para poder alcanzar aquellas que nos producen placer o felicidad.

Me decía mi niño hace unos días que quería tener un trabajo, ya que así podría ganar dinero y, con suerte, al mismo tiempo hacer algo que le gusta. Me encanta recrearme en esa ingenuidad que un día yo también sentí. Cómo hacerles ver que esas edades, a pesar de los condicionantes sociales y familiares, son las más tranquilas, las que menos problemas nos traen a la cabeza, al corazón y el alma. De ninguna manera podremos conseguir que entiendan esto hasta que no lleguen a la edad adulta y se enfrenten a dilemas realmente importantes para su presente, para lo que algunos llaman equivocadamente futuro.

Pero lo peor no queda ahí, sino que al crecer, además de lamentarnos de aquellos infantiles pensamientos, nos recreamos en buscar la forma de complicarnos cada vez más y más la existencia, echándonos encima cargas y más cargas que acaban por robarnos, en demasiadas ocasiones, la energía que necesitamos para disfrutar de la vida.

Y yo me pregunto, ¿por qué no le damos la vuelta a las cosas? ¿Por qué no rescatamos esa mentalidad de nuestra infancia y le damos sentido en un mundo diferente en el que podemos disponer de muchos más medios para mantenerla viva? ¿Por qué no hacemos realidad todos aquellos sueños que parecían ser fáciles de conseguir tan sólo "si nuestros padres nos entendiesen"? ¿Por qué no usamos los recursos que nuestro caminar nos ha regalado para disfrutar de las pequeñas cosas, para saborear lo que nos prohibieron, para viajar a donde no nos llevaron, para cambiar las reglas y crear un mundo que se asemeje a todo lo que ya teníamos dispuesto en nuestras mentes nada más nacer? Los niños tan sólo buscan la mejor forma de pasárselo bien.

Vamos a sacrificarnos y a añadir a nuestra lista de responsabilidades diarias alguna actividad que nos haga sentir bien. Y si no hay tiempo...¡vamos a dejar de lado alguna de las obligaciones que nos agobian! Seguro que si nos paramos a pensarlo podemos deshacernos de alguna de ellas.

Dejemos de pensar que somos imprescindibles en la vida de todos, pues tan sólo lo somos en la nuestra; paremos de buscar la mejor forma de organizarlo todo y asumamos que el hoy es el mejor puzle que vamos a conocer; escuchemos unos segundos los consejos de otros y reflexionemos sobre los motivos que les llevan a dárnoslos. Piensa, siente y cree, por encima de todo, que el mañana es siempre hoy y que tus días no tienen sentido en el futuro, pues, sencillamente, el futuro no existe.

Dejemos de sacrificarnos y empecemos a vivir para que no llegue a faltarnos vida cuando llegue el momento de morir.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Poniendo orden


Intento poner orden. El Universo mueve sus hilos con facilidad, pero aquí en la Tierra todo se vuelve caos ante sus cambios. Aprendizajes que llegan como huracanes capaces de destruir todo lo que habíamos construido, de quitarnos todo lo que habíamos conseguido.

Ordeno cajones llenos de palabras que hace tiempo que no uso. La vida me enseñó que hay cosas que es mejor callar y muchas más que se pueden decir de otra forma. Tiro los reproches, las malas contestaciones, las críticas y los rumores; guardo los piropos, las alabanzas y, sobre todo, la sinceridad...ésta siempre viene bien tenerla a mano...

Ordeno los armarios donde dejé colgados sentimientos que hace tiempo me quedaron bien, realzando mi belleza y llenándome de luz. Si dejé de ponérmelos será porque ya no me favorecen... Cuelgo ahora las sonrisas que el mundo me regala, los abrazos que las almas que me acompañan me ofrecen y los besos y caricias que me devuelven a la vida con un brillo diferente.

Ordeno el baúl de mis recuerdos. Algunos son más un lastre que algo por lo que volver el tiempo atrás. No quiero revivir los momentos que me causaron dolor, ni preguntarme de nuevo por qué me trataron con rencor; ahora sé que sólo yo he permitido a otros hacerse dueños de mi alma, cuando la única capaz de hacerla feliz tiene mi rostro y mis manos, mi sentir y mis pasiones fuertemente atadas al corazón. Meto en ellos todo lo que al vivir me hace sonreír, me llena de nerviosismo el estómago, haciendo que una y otra vez las mariposas que me acompañaron sigan volando dentro de mis sueños.

Ordeno mi mente. Aquí no pienso dejar nada. Los pensamientos invaden nuestras emociones levantando ante ellas muros que nos frenan ante las cosas más importantes de nuestros días. Pensamos y pensamos... "por qué me pasa esto, cómo he podido equivocarme, dónde están mis errores" o, simplemente, todo lo que queremos hacer mañana, lo que vamos a dejar para luego, lo que, al seguir pensando, jamás llegaremos a hacer; pensar es sólo eso, perder el tiempo, no actuar, dejar los sueños atrás.

Ordeno mi alma, sabia consejera de mi corazón. Ella es la clave de toda nuestra existencia e inútilmente la obviamos como si no formase parte de nuestro escenario. No hay nada mejor que ordenar que nuestra propia alma, pues en ella está la verdadera esencia de nuestra felicidad, la única forma de ser. Ella tiene nuestros secretos, las mejores virtudes y los peores defectos. La observo, la escucho y la siento...sí, ahora sé quién soy.

Ordeno mis letras para que el mundo pueda ordenar el caos en el que el pasar de los días nos pueden hacer caer. Lanzo sin más las lecciones que la vida me da para ayudar a aquellos que las quieran estudiar. No hay mejor libro por escribir que el de la experiencia de quien decide vivir. 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Sin resolver


Se cree, cada vez más, que cuando la vida nos hace daño tan sólo pretende enseñarnos la manera de ser felices. Nos plantea las ecuaciones más difíciles y deja en nuestra capacidad para resolverlas el futuro de nuestra propia existencia.

Aún tengo días en los que dudo de si supe despejar la incógnita que con tanto afán enredaron los hilos de nuestro preciado Universo. Pienso que ese tornado que un día me dejó sin nada ha conseguido, con el paso de los meses, de estos años, hacerme tener todo lo que anhelaba; pero por otra parte, siento...que no hay razones lógicas que me den las respuesta a las preguntas que cada noche Morfeo grita en mis sueños..."¿Dónde estás?¿Por qué te fuiste?"

Nunca me enfrenté a una cuestión tan compleja, no hubiese imaginado que mis días quedaran tan vacíos sin el sonido de tu voz, sin la melodía de tu risa, sin todas esas soluciones que sólo tú conocías...

Me derrumbo ante la mirada perdida de una niña que, sin que lo puedas ver, va haciéndose mujer; mientras sigo sin saber si seré capaz de darle todo lo que quien nos dio la vida debería seguir entregándole. Quisiera que me ayudases cuando no encuentro salida, pero más aún suplico a tu alma, libre por el infinito mundo, que la acompañe a ella en cada uno de sus pasos para hacer que se levante cuando, inevitablemente, deba caer.

Hoy de nuevo unimos nuestras manos con las de todas la personas que ahora te piensan con más intensidad que el resto de días. No es la fecha, sino el momento que revivimos en nuestro interior lo que hace que en cada segundo de nuestro hoy nos falten todos los momentos que nos dabas ayer.

Sí, otra vez y mil más serán las que lloremos con las lágrimas de nuestras almas la ausencia del ser que nos vio crecer, la soledad que tu partida llenó de heridas que cicatrizan, pero que siguen dejando su sangre caer. Cada gota que se derrama de nuestro corazón se convierte en sonrisas que irradian tu luz, se transforma en sueños que esperamos que sean vistos desde donde estés, se hace agua ante nuestros labios y esperanza dentro de nuestro ser.

Por suerte, seguirán existiendo estos días en los que decidamos reconocer nuestro dolor; en los que nos acerquemos un poco más a ti aunque no sepamos hacia dónde ir; en los que aparecerán más orejitas del mar que te baña para recordarnos que aunque no puedas estar...no pasará un sólo momento en el que nos dejes de escuchar.

Me acuesto de nuevo con el problema a medias. Tengo todos los datos, hice un extenso planteamiento del mismo, pero cuando realizo la operación, me doy cuenta que no hay suma posible cuando el resultado final es la falta de tu amor.

martes, 15 de diciembre de 2015

Amor sin sabor


Cuántas veces os habéis hecho la pregunta "¿Cómo pude estar enamorado de esa persona?". Imagino que la mayoría mucho más de lo que os gustaría. Lo curioso de todo es la decepción que, en parte, nos recorre el alma. Es como sentir que hemos fallado en algo que era evidente que no podría salir bien.

Observamos con ingenuidad rostros vacíos que antes nos provocaban fuertes sacudidas en cada poro de la piel; matamos, sin saber cómo, el contacto que ayer nos llenaba de vida; modificamos cada circuito de la mente para poder ver con claridad que no hay nada en ese ser que nos pueda complementar.

Pasamos entonces a vagar por el baúl de nuestros recuerdos más escondidos, ya casi olvidados, y vemos los rescoldos de una llama que con su grandeza fue capaz de calentarnos durante los momentos vividos. Caen los castillos que con gruesa arena levantamos; una simple ola de viento, una suave ráfaga del mar; sueños que se sublimaron a lo más alto, que de tanto subir se partieron en mil pedazos al caer. Todo se convierte en nada cuando el amor pasa a ser indiferencia.

Hay almas que sólo se unen a una en toda la vida, pero otras, van vagando con la impaciencia de un niño por tener lo que anhela; las ganas hacen que no esperemos a que el Universo mueva sus hilos, precipitándonos en nuestras conquistas, en las conclusiones que fugaces palabras marcan en nuestros corazones. Acabamos por querer mucho antes de saber a quién.

Amor sin sabor que se vuelve engaño en las ganas por sentir lo que sabes que alguien tiene guardado para ti, lo que dentro de nuestro ser se mueve esperando el momento perfecto para salir. Entregamos la parte que corresponde de nuestras almas, a la espera de que su fuente de energía también se dirija a nuestro interior. Esperamos y esperamos hasta que notamos como ese trocito de nosotros muere dentro de su corazón.

El tiempo va recargando las pilas de un amor que se gastó por no tener el lugar perfecto en el que encajar, por no poder respirar, vibrar, ni bailar bajo las estrellas que ansiosas aguardan el momento en el que aprendamos a amar de verdad; sin prisas, ni imposiciones, cambiando mentiras por razones, discusiones por abrazos y dolor por felicidad.

La vida nos irá enseñando que no merece la pena atarse a la soledad de una relación; que no hay mejor sonrisa que el reflejo de la nuestra y que si queremos sentirnos acompañados de verdad, tan sólo debemos disfrutar cada día de nuestra propia libertad. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

Sentir para Vivir


No habrá muerte que pueda separar la vida de las almas, de esa enorme fuente de energía que sólo existe por la presencia de las demás. Las "no casualidades" siempre serán el lazo de unión entre todos los que vagamos perdidos por el infinito Universo, sirviendo como hilos irrompibles que nos mantienen unidos a pesar de la distancia, del tiempo, de todas las vidas que nos quedan por sentir.

Todos somos una sola energía, una única fuente de vida. Esa vida que destrozamos en nosotros mismos cuando herimos a alguien, cuando dañamos la naturaleza, cuando negamos nuestra propia realidad; de esa vida a la que damos sentido cuando ayudamos al resto, cuando cuidamos nuestro entorno, cuando aceptamos todo lo que está por llegar.

Hay seres que irradian más luz que otros, que se recargaron con más energía que la mayoría, que van avanzando por el oscuro viaje que supone la iluminación de nuestros corazones. Corazones que laten para que nuestras pasiones tengan sentido, para que nuestros amores nos llenen de vacío y nos enseñen a vencer el dolor, para que cada despertar tenga motivos y razones para no parar el motor.

La vida dará los giros necesarios para que encontremos esas almas que, siendo afines a  las nuestras, nos acompañen en el duro aprendizaje que supone la vida. Sentiremos, nada más verlas, que ya forman parte de nuestro interior más profundo, de nuestros sentimientos más puros. La confianza, el cariño y el respeto serán las leyes que rijan nuestras relaciones, los encuentros y todos los momentos que se nos permitan compartir.

Una sola mirada para saber que no habrá nadie mejor a quien entregar el amor que irradia tu retina, un simple contacto para entender que un milagro siempre viene seguido de muchos más. Lo que antes fue uno se convierte en dos, lo que hoy es un par mañana tendrá cabida para mucho más. Cuanto más cerca estemos, más será la atracción hacia otras olas de energía que puedan unirse a nuestro amor, más fácil resultará comprender que todo en esta vida ocurre por alguna razón.

Dejemos de sentirnos extraños en un mundo que no sabe vivir de la pasión y seamos felices sintiendo todo aquello que nos marca el corazón.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Aprender a decir "no"


En muchos libros y cursos de autoayuda se nos muestra que una de las formas de alcanzar la paz interior es aprender a decir "no". Esto podría resumirse en que no debemos hacer nada que no nos apetezca, que no nos lleve a sentirnos realizados apreciando que ese tiempo que le estamos dedicando, a la acción que sea, está siendo plenamente aprovechado.

Mi opinión es que el "no" debe estar centrado en aspectos mucho más relacionados con nuestras almas, con nuestro ser más profundo, con las "cosas" que realmente nos pueden llenar o vaciar por completo.

Qué más da que yo aprenda a decirle que "no" a mi jefe cuando me pide que eche horas de más, si lo único que hago mientras que no trabajo es lamentarme de la vida que tengo. En qué puede cambiar mi presente si empiezo a decirle que "no" a ese amigo que siempre me hace pagar la cuenta porque olvidó la cartera en su casa; ¿puede cambiar mi día por haberle dicho a mi hermano que "no" tengo tiempo para verle? ¡Error! No se trata de negarnos a todo lo que nos pidan, de dejar de hacer favores, ni de hundirnos en la pereza, sino de levantarnos del vacío del que tendemos a llenar nuestras vidas.

El "no" que debemos crear en nuestra mente es aquel que sea capaz de dar tranquilidad a nuestro corazón y esperanza y amor al alma. Porque "no" vamos a permitir que personas que no conocemos nos cambien el estado de ánimos; que otras que no han aprendido a vivir nos digan cómo debemos hacerlo nosotros; que alguien nos levante la voz, nos falte el respeto o nos desprecie por ser quienes somos.

 "No" vamos a permitir que nadie nos robe los sueños, que nos distraigan de la única realidad, de la manera más sencilla de ser felices, de la única forma de conseguirlo; "no" dejaremos que las tormentas partan nuestras velas, ni que los disparos nos alejen del camino; "no" escucharemos a quien no nos ama, pues las verdades que cuentan son tan sólo los disfraces de sus mentiras; "no" nos dejaremos pisotear por las mentes que de tanto pensar olvidaron que tenían un alma para sentir, por los corazones que de no latir olvidaron el sentido de vivir.

Así que ahora, dejemos de negar a la vida, a sus lecciones y a los caprichos que el Universo nos hace llegar a través de sus hilos; ahora es el momento de olvidarnos de la negatividad y dejar atrás el "no" para, simplemente, vivir, sentir, ser, fluir y decir, desde hoy y para siempre..."SÍ, soy feliz".

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Los años que pasan


Hay a quienes les incomoda ver pasar los años alegando que ese hecho les hace sentir mayores, más cerca de la vejez y cada vez más lejos de la maravilla que suele suponer la juventud. Otra forma de enfocarlo es la de quienes disfrutan de cada día que pasa, agradecen que ese tiempo vaya dejando cosas atrás, que esas cosas aporten sueños por los que merece la pena luchar, y que esos sueños sean el mejor motivo para envejecer junto a la felicidad.

Celebro los años que pasan cuando me cuentan que es señal de que aún sigo viva, cuando me recuerdan todo lo malo que ya pasó, que dejó de doler, que un día me robó la fe; sonrío al olvido cuando no me permite borrar los buenos momentos, los abrazos y los besos que rozaron mi alma, los encuentros y las despedidas que entonaban la canción de la calma.

Celebro los años que pasan en cada lugar que visito, que veo, que incluso llego a sentir; en cada mirada que me regala un mensaje de amor, en cada frase que esconde entre sus letras el maravilloso latir de mi corazón; sonrío a los regalos que la vida me muestra, que los días me traen, que el mar se lleva, la lluvia me devuelve y que a otros distraen.

Celebro los años que pasan porque no existe mejor regalo que el de estar vivos, que el de tener cada mañana una oportunidad más para hacer todos nuestros sueños realidad; porque los años no se miden en días, no se cuentan en minutos..., los años son los tropiezos y los aciertos, las conquistas y las derrotas, la pobreza que nos dejó el huracán de la tristeza y la riqueza que alcanzamos al acabar con ella. Sonrío a mi vida porque ella es lo mejor que me ha pasado, porque no hay un sólo año en el que no encuentre la paz que los hilos del Universo habían convertido en una guerra; porque no hay razón que no diga que las batallas se crearon para los valientes, para los que saben combatir sin espadas, para los que su victoria es la de dar vida a la vida de otras almas.

Celebro los años que pasan porque vosotros los pasáis conmigo, porque seguís estando aquí a mi lado; porque los años a solas nunca tienen la misma intensidad que los que sentimos cerca de otros cuerpos, entrelazados a otras manos, arropados por otras pasiones. Sonrío a vuestros ojos aunque no podáis verme porque yo puedo veros junto a Morfeo, junto al ángel que os construye en mi corazón el mejor refugio para aprender a ser eternamente felices a pesar del dolor.

Celebro los años que pasan...

martes, 1 de diciembre de 2015

Mientras te siento...




Avanzan los años y, creyendo recordarlo todo, lo único que hacemos es seguir adelante sin pararnos a mirar el pasado; pasado que no se fue, que es todo lo que somos; nuestra forma de sentir, de ser felices, de vivir. No hay presente sin un ayer que nos forje una base, sin un futuro que nos sirva de guía; no hay risas si no conocimos el sabor de las lágrimas, ni confianza si no fuimos traicionados; no existe desamor que, más tarde o más temprano, no nos enseñe lo que es amar sin dolor...

Mientras te siento...observo tus ojos dormidos sobre la almohada de mi vida, percibo el latir de tu corazón al descansar como el único motor capaz de arrancar la inspiración que me das. Tus manos, capaces de activar cada célula de mi ser, se dejan caer en el colchón de nuestro idilio dando un respiro a la energía que hacen fluir en mí. El silencio grita lo que nuestros labios callan adornado con el ruido que cada coche al pasar intenta borrar...

Mientras te siento...acaricio tu rostro como si no tuviese más oportunidad de hacerlo; sonrío a tu mirada que, escondida, se encuentra admirando las visiones de Morfeo; intuyo en tus párpados las imágenes que recorren tu alma, me recreo en tu respiración y, como por arte de magia, me cuelo en el cuento que los ángeles te narran. Sus personajes son nuestros secretos; su desenlace es la unión de lo que ayer se rompió; y el final, una aventura infinita por disfrutar...

Mientras te siento...dejo de preguntarme por qué has tardado tanto, por qué los años nos quisieron separar, por qué una espera tan larga para alcanzar la felicidad. No hay casualidades ni un tiempo más acertado que el que el Universo nos impone con sus hilos entrelazados; no podemos ser lo que somos si nunca hemos sido lo que fuimos... Dudas que al sentir dejan de existir; entre tus emociones se cuela cada sueño que haces realidad sin saber siquiera que lo quise alcanzar; entre tus dedos está la humedad que llena de calor el frío de mi ansiada soledad...

Mientras te siento...puedo oírte preguntar qué es lo que piensa mi mente; sonrío al recordar la respuesta que tú misma te das..."yo no pienso, sólo siento". Siento mientras te siento porque sólo tú sabes cómo hacerme sentir; siento porque me sientes y porque nacimos para sentir así. Nada más bello que olvidar lo que el futuro nos pedirá, que poder sentir la magia de un pasado que se va, que añoraremos, que hace de cada día un precioso motivo más por el que no dejar de caminar.

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