domingo, 28 de octubre de 2018

Incomprendidos




Algunos somos un cúmulo de almas incomprendidas que se mueven en un mundo que jamás les entenderá. Quizás, “jamás” sea demasiado tiempo; tal vez, sea al abandonar este lugar, cuando todos los que ahora nos miran recelosos, sepan cuáles eran los motivos que nos llevaron a actuar de esta forma y no de otra, no como ellos.

Incomprendidos en nuestras sonrisas, pues nunca necesitamos motivos para dejarles ver la luz, para plantarse delante de cualquiera que se atreva a mirarnos a los ojos; para salir a brillar, aunque el sol haya decidido no hacerlo, para regalar lo mejor que hay en nuestro ser… la felicidad que guardan nuestros labios, la dulzura que tiene cada momento…

Incomprendidos en nuestra forma de hacer las cosas. Qué triste cuando el mundo se mueve sin disfrutar de cada paso, de los gestos que su cuerpo expresa, del aire que la vida nos regala para seguir soñando, de la alegría de despertar cada mañana con cientos de motivos por los que emprender la marcha. Un lugar, una persona, corazones dispuestos a aprender de nosotros, almas deseando enseñarnos algo, notas llenas de música que inundan nuestros corazones, palabras que jamás se quedarán atrás…

Incomprendidos porque nos divertimos con todo lo que otros se aburren, porque nos aburrimos con lo que para otros es entretenido. No miramos aparatos cuadrados llenos de mentiras, ni celebramos los días sueltos de aquello que debe ser un gozo durante el año; no nos manifestamos con todos, sino con nuestra propia individualidad; no dedicamos minutos de silencio, sino horas de gritos que nadie pueda hacer callar; no lloramos por los que se van, sino por la alegría de saber que, más tarde o más temprano, nos volveremos a encontrar…

Incomprendidos, por supuesto, en nuestra forma de amar. No enamorarse cada día debería ser el único pecado imperdonable, ese que, inevitablemente, nos condene a muerte. Cómo es posible no mirar sus ojos sin notar que la vida crece en nuestro interior, cómo se puede rozar sus labios sin sentir algo más que su calor; que alguien me explique cómo puede levantar la mirada ante el cielo y no enamorarse del sol, del azul que nos habla de los días grises, de las estrellas que nos recuerdan los días felices… La vida no es más que el amor que somos capaces de dar… Incomprendidos por querer recibir todo aquello por lo que merece la pena vivir.

Sentada entre mis incomprendidas letras, pienso en lo bonito de ser incomprendida y vagar por un mundo de locos suicidas, de almas encerradas que tienen miedo a sentir, de corazones sin latidos que se acostumbraron a perder y de mentes llenas de normas que se inyectaron sin permiso al nacer. Miro a mi alrededor y comprendo lo que nadie ve; hay un hogar que desprende el calor de quienes lo habitan, unos sueños que se sustentan en sus incomprendidas decisiones; tantas metas alcanzadas, que saber que no entiendes lo que cuento, es lo más triste que me puede pasar hoy…

Incomprendidos durante toda la vida, pero no olvidéis que, tal vez, seamos los únicos que hemos sabido aprovechar la suerte de estar vivos cada día...


☯ Sonia Brúnar ☯

miércoles, 10 de octubre de 2018



Con sólo hacer el gesto de ir a buscarte el cosquilleo de todos los sentidos envuelve mi cuerpo. Qué gratificante sensación la de saber que siempre que corra en tu busca… estarás ahí para abrazarme. 

A veces, te necesito en mis momentos felices; quiero que me mires y observes el brillo de mis ojos cuando el mundo me llena de alegrías, cuando éstas se decoran con las melodías que me regalas, con el sonido que, desde ese momento, será el que siempre me recuerde a ti, a lo que juntas vivimos… Otras, te añoro entre mis lágrimas y, en ellas, te busco para que les ayudes a salir. Basta pulsar un botón para que las letras con las que me acompañas desahoguen el dolor de lo que la vida no nos permite disfrutar, nos deja vacíos, nos nubla el corazón… Atrapas almas que sintieron lo que sentimos para convertir sus sentimientos en canciones; resuenas en la mente de los que necesitan formar parte de nuestras vidas, transformando en partituras sus idas y venidas… 

Pero sea en lo bueno o en lo malo, en lo fácil o en aquello que requiere más empeño, tú siempre estás, sin prisas, sin condiciones, sin ningún motivo para dejarme marchar. Por eso, evocando los recuerdo que siempre olvido, puedo verte entre los pliegues de mi piel, recorriendo cada milímetro de la vida que tuve, tengo y tendré; haciéndome revivir, con la misma intensidad, todo aquello que, embaucada por las notas de tu ser, un día decidí dejar atrás. 

Tú, la musa que me acompañó en las noches sin dormir, en los sueños incansables y las mañanas inolvidables; tú, siempre presente, aunque nadie te vea, atenta para sorprenderme, divertida para enamorarme, bohemia para inspirarme. Tú, el tesoro bajo llave donde guardo mis sabidos secretos, donde grito todos mis silencios; allí donde me pierdo para poder encontrarme y me encuentro para volver a perderme… 

Tú, banda sonora de cada día, te cuelas en nuestro cuerpo para hacer bailar al alma al son que decides marcar, sin pedir permiso, haciendo que caigamos embrujados ante tus encantos, que te soñemos antes de haberte escuchado, que tarareemos tus silencios antes de haberlos creado… Tú, que lo mismo amansas fieras, que eres capaz de mover al mundo entero, que existes antes de que existiésemos, que vives para que vivamos y que no morirás por mucho que desaparezcamos… 

Tú, la música, la vida, toda nuestra vida…

☯ Sonia Brúnar ☯

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Giros


El Universo siempre acaba enredando sus hilos a través de esos giros que llamamos del destino… Giros que ponen boca abajo nuestras vidas y que, sin ser responsables de sus líos, nos instan a ser los encargados de deshacerlos.

Giros que borran los logros que con esfuerzo alcanzamos; unas veces las metas, otras las relaciones, algunas, simples objetos. Tener en nuestro poder lo que luchamos por poseer y ver que el tiempo se ríe de nosotros con una sola vuelta, con simple movimiento que deja en nada lo que, hace un instante, lo era todo. Puede ser la tristeza quien gane esta batalla, hundiéndonos en la desesperación por recuperar lo invisible, por volver a tener lo que ni siquiera nos sirve; o quizás, en nuestra mente, la luz nos haga ver que lo que no está, se fue para dejarnos avanzar. No todas las metas son el fin de nuestros anhelos; el cariño no vendrá siempre de quienes queremos, ni lo que llevamos como equipaje será lo que necesitemos…

Giros que nos roban los sueños, que crean tormentas que borran el camino que tan firmemente seguíamos, con tranquilidad, sin temores ni dudas, con la esperanza de un mañana que, al menos, sea tan bueno como el hoy. La senda se borra dejándonos perdidos, sentados a un lado de la carretera que, sin saber cómo, ha desaparecido ante nuestros pies. Pararnos, intentando comprender por qué el destino nos quita las ilusiones, o levantarnos para trazar con nuestros pasos una nueva ruta que, al recorrerla, descubriremos mucho mejor que la anterior. 

Giros que secuestran almas; compañeros de este viaje que no pensábamos dejar marchar. A los que conocíamos de más y a los que ni tuvimos el placer de observar. Nos quedamos vacíos, sin la energía que rebosaba de sus abrazos, de los besos que nos faltaron, las noches que los pensamos y los días donde los disfrutamos. La paz se revuelve en nuestro corazón, azotándolo con lágrimas de hielo, gotas de lluvia que intenta dar calor a lo que enfría nuestras ganas, todas las esperanzas…

Giros que nos hacen pedir una explicación, que nos ciegan ante el desconsuelo, que nos frenan ante la incertidumbre; giros que parecen castigos siendo regalos, que nos hacen sollozar en vez de llenarnos de felicidad, que nos dejan caer en el abismo y nos sonríe como si les diese lo mismo… Giros que, con el tiempo, se vuelven momentos que no recordar, lecciones para no olvidar, sonrisas por las que agradecer la pena y nuevos sueños con los que hallar las respuestas. 

Sea cual sea el giro que esté por llegar, abramos nuestras emociones al cielo, dejemos que el Universo comience el enredo. Son sus nudos los que nos guían por la cuerda de nuestra vida, esa que a veces es floja y otras con fuerza nos ahoga; que nos sostiene cuando estamos a punto de caer y amarra los momentos que no queremos perder. Giros del destino, de la vida, de nuestras vidas…; giros para seguir soñando, sintiendo y aprendiendo…, giros que te invitan a seguir girando…

☯ Sonia Brúnar ☯



Silencio


Echo de menos el silencio, tan temido en esta época donde quedarse a solas con él parece ser un suplicio. En él nos encontramos con la persona que más nos conoce, nosotros mismos, y con ella, podemos hablar sobre todo lo que nos rodea, darnos cuenta de cuánto nos influye el alrededor, de todo lo que estamos dispuestos a hacer por mejorarlo y de aquello que no tenemos intención de cambiar. Quizás sea ese el problema; nos hemos acostumbrado a hablar y hablar, de otros, de todos, de los que no hacen bien las cosas, creyéndonos con el derecho de juzgarlos e incluso condenarlos...

Recuerdo los días que íbamos al centro médico cuando éramos pequeños. No se oía nada entre aquellas paredes, como mucho, algún bebé que se quejaba de su dolencia. Silencio que respetaba las molestias de los que allí nos encontrábamos. Miradas que solían demostrar la empatía ante otros que tenían males mayores, serenidad para afrontar el dolor, esperanza para una pronta recuperación. Ahora todos hablan, algunos gritan y el malestar que nos acecha se intensifica. Los médicos recurren a sus altavoces para pedir una consideración que nunca llega; los reencuentros nunca se hacen con susurros, las conversaciones siempre son para criticar, hablar y hablar...

Evoco mis clases en el cole, donde la mayoría sólo soñábamos con la hora de volver a casa, pero donde todo ese tiempo estaba hecho para aprender. Tal vez fuesen cosas de las que no teníamos ganas de saber, quizás algún tema que nos motivaba el alma u otros que nos desganaba, pero siempre entre el silencio, en la cortesía de escuchar a un profesor que sólo madrugaba para abrirnos los ojos ante el mundo que nos quedaba por conocer. Todos callados ante sus palabras, todos atentos a nuestras tareas, observando a nuestros compañeros cuando salían a la pizarra; respeto que ahora es sólo una triste esperanza. Mis clases son un ir y venir de conversaciones sin sentido, de reproches imitando a quienes se gritan en la pantalla cuadrada, a esos que sus padres siguen cada tarde y cada madrugada. Más hablar por hablar, menos pararnos a pensar. 

Me entristezco en el cine y el teatro, allí donde parece que se ha creado una plaza llena de banquitos donde pasar el rato, echando de menos el valor del arte que se nos muestra. No se puede entender un argumento sin escuchar lo que ocurre, no se disfruta de la música si no cerramos los ojos para dejarla entrar dentro. Artistas que viajan con su don a cuesta, que se sacrifican para hacernos llegar la magia de sus almas, lo maravilloso de su creatividad, y allí estamos nosotros, sentados ante la ignorancia de que no es mejor quien paga la entrada, sino quien sabe disfrutar de lo que se nos regala.

Echo de menos el silencio. No quiero salas de espera sin conversaciones, pero sueño con palabras de aliento, con sonrisas que calman; no espero que mis alumnos sean máquinas que sólo van a trabajar, pero deseo que dialoguemos, que nos aportemos a partes iguales, que sepan que cuando les hablo es sólo para que sean mejores con la edad. No se trata de estudiar sino de aprender cómo se alcanza la felicidad. No quiero que se restrinja la entrada a quienes no saben valorar los escenarios, tan sólo que en las butacas lo importante sea entender que hay más reflexión que la de culpar a otros de nuestra sumisión. Silencio... por favor... silencio...

☯ Sonia Brúnar ☯

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Será la lluvia



Será la lluvia, pero el vacío que dejaste, hoy se vuelve intenso. Quizás el sol ayuda a mantener caliente lo que tanto frío nos hace tener, las esperanzas perdidas en pesadillas de sueños, las húmedas calles, el tronar de unas nubes que también deciden llorar la pérdida de tu alma en la Tierra. Tanta lluvia que hoy no son más que las lágrimas a las que cada día doy esquinazo por no mostrar mi debilidad, mi dolor, como diría una amiga, mi cruz… para qué lo voy negar…

Será la lluvia que me recuerda tantos días lluviosos a tu lado; tantas tardes de manta y sofá apoyada en tu pecho, sintiendo el latir de un corazón que hace tiempo dejó de funcionar. Días oscuros que se llenaban con las sonrisas que despertabas en nosotros, con las ganas de crear recuerdos para que, si algún día no estabas, tuviésemos motivos para evocarte. Tanta agua para darnos cuenta de que siempre has conseguido tus propósitos y, hoy, como cada día, aunque no quiera ser consciente de ello, ganas la partida, te vuelvo a echar de menos…

Sí, será la lluvia, ésa que nos mojó tantas mañanas al ir al cole, tantos días al salir a pasear, tantas noches cuando nos llevabais de aquí para allá, enseñándonos el valor de disfrutar de los días, de los amigos y la familia; de vosotros, nuestros superhéroes hasta el final. Demasiadas gotas como para contarlas, como para dar un número exacto, la respuesta precisa; no siempre hay respuesta que pueda dar paz a la pregunta de un alma rota por lo inesperado…

Es posible que sea eso… la lluvia, sus truenos como el reflejo de los gritos que tantos días se guardan callados en mi garganta; no importa que los años se sumen para alejar la fecha de tu partida, pues no existe el tiempo cuando hablamos de Amor. Cada vez que retumba el cielo, mi alma libera la pena que se ahoga en mi pecho, las ganas de exigirle a Dios un plan mejor; un objetivo distinto del de seguir robando seres queridos a quienes tanto los queremos…

Y quién sabe si, realmente, no será la lluvia la única capaz de arrasar con todo esto que nos quema por dentro, la que nos da el bálsamo adecuado con el que curar las heridas, el sonido de la tranquilidad que necesitamos en la vida, la capacidad de reflejarnos en ella para fluir y dejar que el tiempo nos lleve a donde tengamos que estar. Quién sabe si en ella no está esa parte de los que anhelamos, si no son tus lágrimas por la felicidad al poder observarme desde el cielo, si no es la señal de que siempre estás aquí y que nos devuelve los motivos para seguir siendo feliz. Quién sabe cuál es la verdad, si el Universo mueve sus hilos sin pedir permiso, sin preguntar, sin saber siquiera lo que somos capaces de soportar…

Será la lluvia, creo que sí, la que me ha regalado hoy el placer de sentirme viva, apreciando que mi forma de respirar sea ahora parte de la tuya; mis letras, el baúl donde volcaste tus poesías; mis lágrimas, los besos que me debías y este escalofrío que me recorre el cuerpo… ese abrazo que no falta en ninguno de mis días…


 ☯ Sonia Brúnar ☯

Distancia


Distancia es lo que nos ha tocado vivir. Dicen que el amor en la lejanía no puede llenar de felicidad las noches y los días; que se cansa entre los kilómetros que nos separan, que no espera a un reloj que desconoce la hora en la que nuestros cuerpos se unirán. Pero aquí me tienes, evocándote con mis letras, recreándome en las frases que más tarde serán caricias en tu rostro, besos en tus ojos. Quién puede decir que esto no es amor, si tú eres la musa de mi inspiración y con ella yo acorto el espacio que nos separa a los dos.

Distancia que a veces me trae sorpresas... Me siento a pensarte y, tras un sollozo con sabor salado, no puedo más que perderme en cada parte de tu cuerpo que me mantiene enamorado. Tus ojos como dos estrellas que me iluminan desde el día que se cruzaron con los míos; aún me sorprende recordar cómo me lo dijeron todo sin tener que decirme nada, cómo supieron reconocerse sin más, sabiéndose amantes desde antes de ser amados... Quién se atreverá a negar que nuestras almas se conocen desde siempre, si basta ver la luz que regalamos al mundo en cada suspiro que nuestras pupilas derraman cada vez que se miran. Cómo podría olvidarme de lo que el tiempo intenta borrar, si en tu sonrisa está mi paz, los besos que me faltan por dar y las palabras que estoy deseando escuchar. Quién no muere por tus labios es porque no los ha rozado...

Distancia que podría ser un cúmulo interminable de celos, pero sólo teme el que no se siente seguro, el que no se quiere como debe, el que no sabe que la vida es como tiene ser. Y si nuestros corazones dejaran de amarse, sería seguro por amar a alguien mejor. Quién soy yo, en este caso, para negarte un amor mayor... En el sendero de la vida nuestro interior será el mismo, el de dos seres que se amaron hace siglos, se reencontraron para recordarse y se seguirán queriendo hasta volver a transformarse. 

Distancia que nunca es eterna. Cada noche me acuesto entre tus brazos, sueño a tu lado con lo que está por llegar, con todos los secretos que aún me quedan por confesar, con esos días en los que a tu lado quiero madrugar. Mañanas que te traen al pensamiento con sólo estirar mis manos, acompañándome en las canciones del coche, en los saludos de la gente, en las sonrisas que me regala el día. Todo lo que tiene vida es una parte de ti y allí dónde miro encuentro mil razones para esperarte, para enviarte un mensaje, para escribirte mil cartas, para correr a tu pecho cuando vuelves de nuevo a casa.

Distancia es lo que nos ha tocado vivir, pero mientras sigas provocando en mí este constante latir, cuenta con que yo seguiré aquí, pues al verte olvido que te fuiste, al rozarte comprendo por qué te esperé y al mirarte recupero de nuevo toda mi fe...

☯ Sonia Brúnar ☯


sábado, 21 de abril de 2018

Libertad


Creemos ser marionetas de todo lo que nos rodea; leyes, contratos, ideologías sociales, herencias familiares, comentarios y cotilleos... Todo, desde lo más coherente hasta lo más absurdo, condiciona nuestra manera de vivir. Triste y poco alentador...

Sin embargo, cada vez más, somos capaces de mirar con los ojos del alma y darnos cuenta de que a nuestro alrededor sólo estamos nosotros, nuestra vida y todas las circunstancias que en ella se dan debido a nuestras propias decisiones. A veces tenemos que pasar por caminos sinuosos que dan mucho vértigo; nos vemos obligados a cruzar por puentes que nos aterran, dormir en ciudades fantasmas y convivir con verdaderos zombis. Pero esas experiencias "obligadas" son un cúmulo de lecciones que el Universo nos hace llegar a través de sus hilos y que nos preparan para el momento de alcanzar nuestras metas, nuestros sueños. 

Todos debemos pasar por este tipo de "pruebas", pero sólo las que son capaces de resumir y esquematizar esos aprendizajes, llegan a ver que, tras esa maraña de sentimientos negativos, se encuentra la respuesta que creíamos tan perdida; allí está siempre el camino de nuestra felicidad.

De esta manera, llegamos al día más importante de nuestra vida, donde descubrimos que todo lo que deseamos está a nuestro alrededor para que podamos cogerlo cuando estemos preparados para ello. Nadie puede decirnos que no estudiemos lo que nos apasiona, trabajemos de lo que nos gusta y dediquemos nuestro tiempo a lo que nos hace vibrar el alma; que no vayamos a unos u otros lugares, que vistamos de una determinada manera; o que elijamos, según sus criterios, a la persona con la que compartir nuestras vidas.

Así es, llegados a este día, todo lo que nos falta para ser felices se convierte en la excusa de las personas sin valor, de los que fueron amedrentados durante su crecimiento y "viven" creyendo que otros pueden decidir por ellos, pueden guiarles hacia la felicidad imponiendo sus perspectivas, o lo peor, hacerles tan infelices como lo son ellos. 

Y pasadas estas horas de alumbramiento para nuestra alma, queda pasar por aquellas en las que comprendemos que quienes nos ponen aún más difícil este arduo camino, son los que han quedado atrapados en el suyo; aquellos que no encuentran la salida, que olvidaron cómo sonreír y, allí, en su oscuridad, tejen hilos en los que sólo tú, como araña que cae en su propia trampa, ayudas a anudar a tu libertad.

Toca entonces dejar de culpabilizar a los demás por todo lo que no hacemos y tomar las riendas de nuestra vida, ser responsables con ella y, sobre todo, con lo que sentimos. Escuchar al corazón, sentir al alma y dejar que la mente ponga orden en el laberinto de muros que hemos ido levantando ante nuestros sueños. Caminar cerca de los que son felices y se alegran de nuestra felicidad, de quienes tomaron sus propios caminos y se apartan, a nuestro paso, para que podamos continuar con el nuestro, sin abandonarnos, tan sólo guardando la distancia justa que nos permita avanzar, sin cargas, sin temores, sin miedos, sin nada que reprochar... camino a nuestra libertad.

☯ Sonia Brúnar ☯

El juego


Me despierto de nuevo y, sin pensarlo, te busco entre las sábanas que no hace tanto revolvimos con nuestra pasión. Miro atrás sin comprender que deba convertir en pasado los besos que nos bañaron el alma, todos aquellos que aún no me has dado… Cierro los ojos con fuerza por si, al abrirlos, vuelves a estar entrelazada con mi cuerpo; me pierdo en el recuerdo de tu ser, en el sudor de nuestra piel, en las lágrimas que escondo por no entender este sentimiento que me invade con su nostalgia…

Quizás fue sólo un juego; tal vez no era más lo que pedíamos a la noche, pero ahora, cuando la luz del sol entra por mi ventana, me pregunto por qué no pudo ser más… Más caricias que me hagan volar contigo por el Universo, más sonrisas que hagan mover sus hilos y nos enreden con el amor más bello jamás soñado; quiero más gestos de esos que me llevan a quitar el pelo de tu cara, que me permiten rozarla con la mía, que me llenan la ilusión de cuentos y fantasía…

Levanto mis ganas para emprender el camino que cada día nos marca, y me gusta pensar que me esperas con el café humeante difuminando tu imagen, con tus brazos abiertos esperando los míos, con tus planes queriendo que forme parte de ellos. Al abrir la puerta de mis deseos no encuentro más que la sombra de lo que bajo el oscuro manto de la noche me regalaste; me estremezco cuando el placer de tu humedad ahora se seca entre mis manos cansadas de buscarte, ésas que me piden explicaciones sobre un sueño que no depende sólo de mis ganas de ser feliz a tu lado.

Los días pasan como una absurda película en la que invento más que vivo, imagino más que siento, decoro más que la mejor de mis habitaciones. Te veo en el reflejo de mi espejo, en las canciones que una radio lejana hace sonar para que vuelvas a mí; eres la inocencia de cada niño que me mira, la brisa de los vientos que azotan nuestras tierras, el calor del sol que llega agobiar, la frescura del agua con la que alivio mi sudor, el silencio del tiempo al que empiezo a guardarle tanto rencor…

Me cuestiono, entre sollozos, las razones que te alejan de mi realidad, que hacen que te escurras como un pez que aún quiere seguir nadando libre por el mar. Cómo hacerte entender que tu libertad es mi cárcel, que no es en ella dónde te quiero encerrar, que si me dieses la mano podríamos volar juntas, sin límites ni fronteras, sin condiciones ni banderas, sin nada que nos perturbe, tan sólo sintiendo que el Universo nos envuelve con su manto de serenidad, dejando que descanses en mi pecho cuando no puedas más, abriendo mis brazos para que corras cuando necesites respirar.

No quiero ser tu freno, sino el motor de tus días; no quiero ponerte trampas, sino curar tus heridas cuando la vida te haga pasar por ellas; no quiero más de lo que me supiste entregar… Llega la noche y vuelvo a cerrar mis ojos con la esperanza de que este día sin ti, sea un mal sueño que da paso a uno nuevo donde, al despegar mis párpados, lo primero que vea sea tu rostro embelesado al mirarme; sintiendo entre mis manos cómo tus dedos buscan a los míos y, en mi corazón, cómo todo lo que vivimos, afortunadamente, fue un juego en el que pudimos ganar las dos.

☯ Sonia Brúnar ☯


domingo, 21 de enero de 2018

Tú no lo sabes


Hoy quiero dedicarte mis letras; a ti que siempre dejas un hueco de tus horas para leerlas. Pasan los años y cada vez siento más tu compañía en este camino que no siempre es sencillo, y esto, es un precioso gesto que te debo agradecer.

Tú no lo sabes, pero hay días en los que sólo por saber que existes levanto mis ganas para sentarme delante de esta fría pantalla. La miro y observo en ella tus ojos impacientes por saber algo de mí, de lo que siento, de lo que sientes...lo que sentimos.

No soy yo quien adivina tus temores, tus sueños o sinsabores, sino quien los vive de la misma forma. Debo confesarte que, aunque sea capaz de tocar corazones con mis escritos, no soy mejor ni más poderosa que tú. Por muy distintos que sean nuestros caminos, todos acabamos por tropezar con los mismos obstáculos, sintiendo ante ellos las mismas emociones, aunque tal vez después, tomemos otras decisiones...

Tú no lo sabes, pero también temí por mi vida, caí mil veces al suelo, me pisaron y me arrastraron; lloré, pataleé e incluso huí. Perdí todo lo que tenía, sentí que me lo robaron; sufrí despedidas inesperadas, miradas de odio, injustos castigos; tuve falsos amores, grandes desamores, el corazón partido sin luz ni colores...

No soy yo quien nació con un mundo de facilidades a su alcance (dudo mucho que alguien las tenga); la vida es como la ves, una lucha constante que te invita a ser mejor cada día; un alma más grande, fuerte y evolucionada. Por muchas vidas que nos llevemos, todos estamos aquí para un único fin: ser feliz.

Así que, aunque tú no lo sepas, hoy quiero brindarte mis letras; contarte lo que ya sabes, hacerte olvidar lo que no merece la pena guardar y repetirte, una vez más, que somos iguales. Por eso, sé que también eres capaz de levantar los sueños, de hacerlos tuyos, de conquistar el mundo; sé que a veces la vida te pesa, que puedes con ella; que quieres cambiar tus días y tienes valor para hacerlo, que eres feliz y puedes mantenerlo. Sé que, si tú eres mi motivo eterno para escribir, yo puedo ser las frases que le den sentido a tu vivir.

☯ Sonia Brúnar ☯

miércoles, 17 de enero de 2018

Caos



Lugares oscuros donde se perdieron las estrellas buscando a la Luna; senderos mojados que no dejan ser firmes a los pasos que quieren surcarlos; bosques tenebrosos que nos inundan de miedo mientras tratamos de ver luz tras las ramas caídas...

Sueños que vuelan lejos hasta convertirse en pesadilla; deseos que mueren antes de saciarse, dejando vacíos los latidos de demasiadas pieles; ilusiones que desilusionan por la falta de lealtad, confianza, bondad...

Niños con almas de dioses que se convierten en hombres con corazones de piedra; familias a medias, despedidas completas; personas envueltas en la locura de quienes dejaron de sentir... 

Caos de sentimientos que desaprendieron lo que tantos siglos les costó asimilar, revoloteando por un mundo que se cansó de luchar; pasiones dormidas sobre la rutina de una inercia que tan sólo nos lleva a volver a empezar. La meta se borró del mapa que ya nadie sigue por miedo a brillar...

Hoy vuelco el Universo para mover por mí misma todos los hilos que estaban parados; encuentro al sol iluminando la Luna que creímos perdida, secando los caminos que nos dan la base para avanzar en la vida, abriéndonos paso entre la fresca hierba que se transforma en cama bajo la sombra de los árboles.

Los sueños llegan a nuestras manos para hacerse realidad, saciando el deseo de aquello que nunca debimos dejar atrás; sorpresas que nos devuelven la esperanza, la razón y la felicidad.

Niños que nos revelan secretos a voces, abriendo sus almas con siglos de existencia, para tratar de devolvernos el latir de nuestros corazones; familias valientes que siguen siendo un todo aunque la vida haya intentado dejarlas sin nada; personas que cambian la locura por cordura, el morir por el sentir...

Montañas de sentimientos que recuerdan la importancia de sonreír cada día, deambulando por un mundo que quiere volver a soñar, despertando las pasiones que no quieren dormir más, cambiando el rumbo, estableciendo metas y estando dispuestos a no parar.

Si tu alma deshace las palabras que mi alma te escribe... es porque entiendes el cambio que la vida te exige. Cierra tus ojos sin miedo, respira, siente y decide; sólo tu alma, junto con la del resto de humanidad, tiene la fuerza suficiente para salvar la sociedad.

☯ Sonia Brúnar ☯


miércoles, 10 de enero de 2018

Preguntas



Preguntas si te echo de menos cuando nuestros ojos no pueden besarse...; cómo podría vivir los minutos que me alejan de ti sin sentirte dentro gritándome tu amor, sin percibir en el viento tu agradable olor, sin gastar las manillas de tanto mirar el reloj... No hay distancia que pueda separarnos pero, en la que nos impone el día a día, yo sólo espero el momento de que al mirarme me renueves la energía.

Preguntas si te deseo...; cómo sería capaz de imaginarte y no estremecerme ante el milagro que supone tu cuerpo; siempre hay un hueco en mi mente que se inunda con las caricias que me faltan por darte, los abrazos en los que intento traspasarte y las noches en las que muero de ganas por amarte... No hay posibilidades de tenerte delante y no sentir el calor que mi alma quiere entregarte.

Preguntas si te quiero, si lo hago más que ayer y siempre será menos que mañana...; cómo podría mentir y jurar amor eterno cuando ambos sabemos que sólo hay un paso del paraíso al infierno... Pero puedo asegurarte, mi amor, que no te he amado en una sola vida, que los siglos me han devuelto la mitad de mi alma perdida, la fuente de todas mis sonrisas y la que ha sabido frenarme para no querer ver pasar los años tan deprisa.

Y, a veces, entre tus preguntas encuentro las respuestas que evocan las soluciones a mis dudas... En ellas encuentro la verdad escondida detrás de una esperanza que no quiere volver a llorar; percibo el nerviosismo de unas manos que no sienten sin el calor de las mías, el sueño de unos besos que descansan en mis labios, el calor de un cuerpo que tiembla ante mi piel...; doy sentido a las señales, moviendo los hilos que el Universo dejó olvidados, avivando lo que parecía haberse gastado y haciéndote la reina de un presente sin pasado...

Ahora, pregúntame lo que quieras sin olvidar que, tras todas las respuestas, sólo está mi alma enamorada esperando que dejes de preguntarte... todo aquello que podría resolver con tan sólo besarte...

☯ Sonia Brúnar ☯

jueves, 4 de enero de 2018

Quisiera


Quisiera escribirte para poder llenar tu alma de mi ser, de las ganas que recorren mis dedos queriendo llegar hasta ti; busco palabras que contengan las emociones que tus ojos me transmiten, ésas que se graban a fuego para poder rescatarlas en cada segundo que no nos miramos...

Quisiera dedicarte mis párrafos, poder unir las letras que cada latir de mi corazón me manda para que escriba nuestra historia; busco motivos para contarle al mundo algo que es tan sólo nuestro y sólo encuentro razones para no gritar lo que de un soplo se podría llevar el viento. 

Quisiera apartar las dudas que la vida te plantea, que un amor tan grande te obliga a resolver, pero al buscar las herramientas para tan ardua labor... sólo encuentro a mi alma latiendo gracias a tu corazón. Acércate para olerme, para saborear los besos que te he robado, para bombear con tu respiración el motor de mi corazón enamorado...

Quisiera ser las nubes que te observan, las gotas si te mojas y las calles que te acechan; el calor de un abrigo, las sábanas que enfrían tu sudor y el pañuelo que calma tu dolor; el reloj que pare los momentos, el sol que los llene de colores y la luna testigo de tus pasiones...

Quisiera que el sueño que comenzamos no encuentre su final, no entienda de pasado, ni quiera ser más; dos hilos que, unidos por el Universo, hace de nuestro encuentro algo perfecto; evitando caer en los errores de una simple sociedad y luchando por los valores de quienes se aman de verdad.

Quisiera tantas cosas que no sé si todas llegaré a alcanzar, pero hoy, queriendo tan sólo seguir queriéndote más, quisiera llenar este folio con la esperanza que vive en los locos que se vuelven a enamorar, en los valientes que no entienden la vida sin su otra mitad, en los únicos que somos capaces de amar más allá de la eternidad...

☯ Sonia Brúnar ☯

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