sábado, 18 de abril de 2015

Por qué...


Por qué...el mismo paisaje tiene colores tan distintos si los miro desde tus ojos; por qué el cielo parece arroparnos para permitir que nuestras almas bailen como una sola..., que se balanceen al compás del mar que se adentra queriendo mojar la tierra seca...

Por qué...a tu lado los mismos lugares borran los recuerdos que quise olvidar para dejarme los mejores momentos por los que, tal vez algún día, deba de nuevo llorar...; porque llorar a tu lado es siempre hacerlo de felicidad, llorar estos nuevos recuerdos me recuerdan lo difícil que serán de olvidar...

Por qué...los besos que salen de tu boca tienen el sabor más dulce que jamás había probado; por qué tus ojos me lo cuentan todo mientras tus labios no nos capaces de decirme nada; por qué tus manos me llenan de luz y me elevan más allá de donde nadie jamás pudo llegar...

Por qué...el estómago se relaja cuando estás cerca y, por el contrario, se convierte en un cofre sin llave que no consigo abrir para respirar cuando te alejas...; por qué la vida nos ha privado durante tanto tiempo del placer de sentir que morimos por alguien, que vivimos para ser junto a esa persona...

Por qué...si te amo así, tiene la vida que dejarme sin ti; por qué...si al amarme me haces feliz, al pensarme me permites vivir y al esperarme me haces querer volver siempre junto a ti...

Por qué... al escribirte mis manos tiemblan sintiendo el cosquilleo del amor dando vida a mis palabras, devolviéndome la magia y la pasión que hace de mis días el mejor de los regalos; por qué tienes el poder de hacer que me sienta la persona más importante del Universo, la única capaz de salvar a las almas que aún revolotean perdidas por la vida...

Por qué...iba a desear alejarme de ti, por qué no iba a querer lo que quieres tú, si entre tantas dudas y preguntas...la única que tiene las respuestas eres...sencillamente...Tú... 


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Esperar


El amor siempre viene acompañado de la paciencia. Debemos tenerla para saber esperar...esperar, cueste lo que cueste, a que los sueños se hagan realidad...

Esperar ese beso que aún no te han dado, repetirlo justo después de haberlo sentido; esperar...sus manos entrelazadas con las tuyas, su piel dando calor a tu cuerpo, sus sentidos dando sentido a los tuyos...

Esperar el amor verdadero que nadie pueda cambiar, que ningún terremoto pueda derrumbar; esperar...un "te quiero", un "lo siento", un "yo también...tengo ganas de verte, de volver a estar a tu lado, de recorrer el mundo contigo...".

Esperar que la noche caiga para perderte en el jardín de sus deseos, para dar vida a lo que el día mata, para hacer realidad lo que los sueños piensan...; esperar...para poder sentirla más cerca, para notar el calor de su aliento en tu boca, para rodearla con tus brazos mientras le prometes amor eterno...

Esperar una señal que borre las heridas de nuestros corazones, que nos haga olvidar lo que ya no merece la pena recordar, que nos llene del valor necesario para abrir nuestras almas a las que vengan; esperar...una sonrisa, una mirada, una declaración, el momento perfecto para que de uno...pasemos a ser dos.

Esperar y esperar a que los astros se coloquen en la posición correcta, a que podamos ser libres, a que los miedos dejen de ser nuestros; esperar para que tan sólo importe no esperar más...pues, aunque digan que el tiempo no existe, esperar nos puede llevar a la desesperación, la desesperación a la ira y la ira al desamor...

Esperar, simplemente, a que esa mirada se cruce por primera vez con la nuestra, pues en ese momento "esperar"...será sólo aquello que no nos sentaremos a hacer nunca más...


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Fuera de lugar


A veces la vida nos deja fuera de lugar, cuestionándonos a cada paso qué es lo que nos mantiene en este mundo, qué pintamos en él, cuál es la razón por la que todo lo que vemos nos parece formar parte de una película, muchas veces, simples comedias sin risas y ni sentido del humor...

El ying-yang de la vida está formado por todo tipo de contradicciones. No nos basta saber que no hay amor sin odio o felicidad sin tristeza; que no hay días de sol si no los hay también de lluvia. Muchos tenemos la suerte de alcanzar la felicidad, el equilibro perfecto que permite a nuestras almas vivir todos los acontecimientos que la vida nos regala sin cuestionarnos nada, sin preguntar los porqués, sin darle más vueltas de las necesarias. Hay que seguir viviendo, sintiendo...

Sin embargo, este equilibro también tiene su otro lado en su propio desequilibrio. Un día te levantas sin que tu sonrisa quiera acompañarte. No le das importancia, ya sabes que volverá... Continúas con tu esperanza siempre alerta para poder ver las señales que te lleven a mejorar tus emociones. Sales al mundo y todo parece nublarse aún más. Olvidaste, tal vez, que te encuentras un paso por encima de quien aún no ha encontrado el camino correcto. Tú eres feliz, ellos aún no saben lo que eso significa, y ese estado hace que te encuentres solo en tu mundo idílico...

Comienzan las conversaciones que carecen de sentido. El mundo se ríe de cosas que no tienen ninguna gracia, la gente se abraza mientras se apuñala por la espalda, se besa mientras miran otros ojos, se crece mientras pisan a otras almas. ¿Formo yo parte de esta rara especie? Demasiadas veces dudamos si no sería mejor ser lo que consideramos un "simple animal". La diversión se encuentra rodeada de sustancias que no provienen de la naturaleza, que no nos aportan nada a la vida, que no nos dejan abrir los ojos a la realidad. La cordialidad es fruto de la ensoñación falsa y momentánea que nos producen, y el amor se sustenta sobre el alcohol de los vasos que nunca dejamos llenos. Lo que ayer era confianza hoy es sólo una traición, los que dijeron ser amigos luchan por convertirse en enemigos y todo lo que entregaste quedó olvidado en el rincón de los desagradecidos...

Una nube de tristeza envuelve al corazón haciéndolo sentir que no tendría más sentido seguir aquí, que lo aprendido de nada sirve entre tanta incongruencia... Pero, de repente, el día se termina para dejar descansar junto a la luna todo lo que nos aturde, nos tambalea, nos deja sin saber si los locos son ellos o somos nosotros que de tanto creer en la felicidad nos olvidamos de cuál es la verdadera realidad...

Dormir...sólo debemos dormir. Dormir para que los sueños vuelvan a darle sentido a un nuevo día. Dormir para entender que lo que hemos vivido forma parte también de la vida. Dormir para que las fuerzas se recarguen y...al despertar, dejemos de cuestionar lo que otros hacen mal, viviendo sin mirar atrás, sintiendo con el alma para que les podamos enseñar que la vida, movida siempre por los mágicos hilos del Universo, es mucho...mucho más de lo que podemos pararnos a observar.


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Amor sin más


Me dispuse a amarte cuando todos pensaban que no sería posible; me entregué a tus besos deseando que fuesen eternos, a tus manos sintiendo que eran únicas, a tu alma sabiendo que era la mitad de la mía... Los días nos fueron alejando sin preguntar lo que ninguno de los dos quiso nunca saber. Qué poder cree tener el Universo para separar sin más nuestros destinos... 

Fueron años, si no siglos..., los que separaron en dos mitades nuestro ser, ese que tan sólo tú y yo podemos convertir en uno. Fueron, tal vez, más de mil vidas las que nos mantuvieron tanto tiempo sin saber el uno del otro...qué hilos serán los que mueve el destino para conseguir que esta atracción pase desapercibida entre la insignificante multitud que se muestra ante los ojos de nuestros corazones... 

Mirando al cielo puedo ver tu rostro dedicándome todas las sonrisas que el infinito cree haber dejado perdidas; observando el mar recuerdo el color dulce de esos ojos que supieron besarme sin tocarme, de esa piel que dejó en mi cuerpo las huellas del amor más corto e intenso que jamás volveré a saborear. 

No sé si serán en la próxima o si pasarán cien vidas más hasta que una mirada desconocida sea capaz de hacerme sentir que te conozco desde siempre; no sé si será cierto que más tarde o más temprano recorremos las nubes precisas para reencontrarnos en el cielo más azul y brillante que existe. No...no sé si lo que digo es lo que es, o si simplemente mi alma se volvió loca por haberte tenido tan cerca y no haber podido retenerte aquí a mi lado, si de tanto lamentarse ya olvidó lo que es amar, si ni siquiera sabe que es a ti a quién te escribo o  si realmente te quise de verdad... 

No sé, sinceramente no sé si mis sueños son la realidad de mis días o si mis días tan sólo son realidad dentro de mis sueños, pero hay algo que sí sé...y es que mientras viva, en esta vida o en las próximas, mi alma sin ti siempre sentirá el vacío de un amor verdadero que no terminó por ser la mentira más grande jamás contada. No será por amor por lo que muera, pues el motor de mis días es saber que seguimos siendo sin que nadie en el mundo sepa todo lo que un día fuimos... 

Por eso te pido que dejes de prometerme la luna, que no creas más ser capaz de hacer realidad nuestros sueños, pues los sueños que nosotros compartimos no forman parte de este mundo, no pueden ser iluminados por este sol, no tiene cobijo en la luna que cada noche es testigo de nuestros sentimientos. Si algún día quieres hacer una verdad de este amor tan sólo sonríeme, dame la mano, sé tú mientras me vives y permíteme ser yo mientras vivo por tu alma. Seamos libres y dejemos ser libres a los astros que giran para hacer del amor lo más sencillo y satisfactorio de la vida...

No, no sé si lo entiendes, pero yo prefiero tenerte cerca que tener que esperar a que vuelvas porque te marchaste para hacer realidad tus promesas....


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Descanso del Alma


Cuántas veces se nos van pasando las horas mientras nos recreamos en la imposibilidad de cambiar un mal día por otro estupendo; cuántas más hemos oído la expresión de "quien tiene un amigo tiene un tesoro". No es el primer texto que os dedico para hablaros de la mejor manera de conservar la sonrisa y tampoco será el último, pues si ya hemos aprendido que sonreír a la vida es el primer paso para que la vida nos sonría, saber cómo mantener siempre ese agradable gesto debe ser el siguiente por alcanzar.

Hoy toda mi energía está proyectada en mis amigas, fieles protectoras de mi alma, nubes de algodón para su descanso. Cuando tienes un amigo no sólo ganas en tranquilidad, sino también en tiempo. Los amigos no necesitan que les contemos qué nos pasa, tan sólo tienen que mirarnos a los ojos para saberlo, para comprobar cómo se encuentran nuestros corazones; escuchan sus latidos para conocer nuestras emociones y observan nuestros silencios para entender qué es lo que nos preocupa.

Los amigos siempre nos dan los mejores consejos, todos aquellos que jamás seguiremos pero que, a pesar de ello,  recordaremos con todas sus letras tras asimilar los errores de nuestros actos, tras reconocer la razón que ya sabíamos que llevaban en cada una de sus reflexiones. Tanto nos conocen que sabrán que no les haremos caso y aún así estarán ahí esperándonos con los brazos abiertos para arroparnos, al mismo tiempo que nos dirán esas palabras que, más que molestar se vuelven, con los años, una de nuestras frases más queridas: "¡Te lo dije!". Sonreiré siempre al escucharla porque tengo plena confianza en los que nos aman, en quienes nos dedican su tiempo haciendo que no sea nunca una pérdida del mismo, sino un continuo aprendizaje y una maravillosa inversión en nuestras vidas.

Hay amigos y amigas de todo tipo. Los que parecen no estar y aparecen siempre que tenemos algo que celebrar, siempre que necesitamos un hombro para llorar; los que están cada día formando parte de nuestras aventuras, haciéndonos partícipes de todas sus locuras; aquellos que vemos cuando el momento nos lo permite, reconfortando nuestras inquietudes ante el reencuentro de dos almas que se extrañan al no estar juntas; amigos que nos escuchan aunque estén lejos, que no nos hacen caso aunque los tengamos cerca; amigos que hablan solos o que prefieren escucharnos a marearnos; amigos que se van sin decirnos adiós porque el hecho de irse nunca implica que dejen de estar a nuestro lado.

Hay tantos tipos de amigos como personas existen en la Tierra, alguno incluso se presenta en forma animal... No es esto, sin embargo, lo mejor, sino el hecho de saber que en nuestro sendero tan sólo estarán esos que nos compensan, que nos alientan, que nos allanan el camino, nos dan los buenos días y celebran el placer de despedirnos cada noche. Estarán aquellos a los que no tienes que llamar, a los que no hace falta demostrarles el amor porque lo sienten en sus corazones; los que viven porque nosotros vivimos y nos ayudan a vivir con sus propias vivencias.

Sí, amigos que un día te confiesan que tú eres para ellos justo lo mismo que ellos para ti; que nos necesitan tanto como nosotros, que encuentran en nuestra compañía la misma magia que nosotros en la suya, que saben, comprenden y valoran el poder que la amistad tiene para llenar de color la paleta que se nos quedó vacía, para fabricar pañuelos de besos que puedan secar las lágrimas de nuestra tristeza, para cubrir de abrazos nuestros miedos y, sobre todo, para sacarnos esa sonrisa que mueve sin esfuerzo los hilos del Universo, haciendo que cualquier día gris se convierta en un nuevo arcoíris que de vida a todas nuestras ilusiones. 


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

No habrá


No habrá, si de mi depende, palabras que cuenten lo que hay entre nosotros, que revelen el misterio de un amor tan evidente que pasa desapercibido entre tanta multitud...

No seré, como así me pediste, la persona que comparta contigo la rutina de cada día, la que se tumbe junto a tus miedos, ni la que se levante para acompañar a tus sueños...

No hablaré de todo lo que un segundo nos permitió sentir, de ese único beso que quedó grabado a fuego en nuestros labios, de ese roce que a nuestros cuerpos dio la luz que aún poseen...

No permitiré que vuelvas a convertirte en la musa de mi inspiración haciendo volar mis manos mojadas en la tinta de nuestros sentimientos, de mi loca y desmesurada pasión por escribirte...

No, no pienses ni por un segundo que estarás cada día en mi mente, que recordaré para siempre el olor de tus frases, el calor de tus silencios, los abrazos que nos dimos a través del Universo...

No volveré a contar a nadie lo que fuimos capaces de vivir, lo que cada noche revelaste a mi alma, lo que ni la distancia pudo retener entre los kilómetros que nos separan...

No intentaré convencer a ninguna otra persona de que esto que sentimos es amor, pues quién podría creer que te amo sin tenerte, que me tienes sin verme, que nos vemos sin tocarnos y que somos capaces de sernos fieles aunque rocemos otra piel...

No, no seré yo quien grite que este amor es el más puro del mundo, pues no es esta vida la que le dio sentido, sino el pasar de los siglos por muchas otras, por diferentes paisajes, con tal vez, abrazos con calor a ti, besos que no se agotaban, el placer de ver tu rostro cada mañana, la ilusión de saber, que pasen las vidas que pasen, de nuevo te encontraré...

No, mi amor, no haré nada de esto, pues mi promesa fue guardar el secreto que sólo nuestras almas conocen; callaré sin más e ignoraré el deseo que cada madrugada recorre mi mente gritándome que deje salir por mis dedos todo lo que mi corazón esconde; transformaré cada noche mis ilusiones para que Morfeo me lleve hasta el jardín de tus sueños; silenciaré mis ganas de compartir con el mundo el milagro, este milagro...que supone amarte así.

No, no diré nada, será mejor seguir callado...


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

jueves, 16 de abril de 2015

Cada lugar


Nuestro paso por cada lugar al que nos lleva el Universo siempre está lleno de nuevos aprendizajes. En ocasiones no comprendemos por qué estamos en determinados sitios, por qué justo en esos momentos; pero si nos sentamos a analizar nuestro presente, su relación con el pasado, con las personas que formaban parte de él, con las que ahora nos acompañan, las que se fueron, y lo que nos rodea y deseamos tener, acabamos por encontrarle sentido a todo.

 A veces este sentido viene dado por situaciones que distan mucho de ser lo que esperábamos pero, por suerte, muchas otras están llenas de grandes recompensas, de experiencias que no pasarán desapercibidas para nuestras almas. La vida nos sorprende a cada paso y, si crees que a ti no te ocurre lo mismo, es porque vas caminando por ella con los ojos cerrados. Ábrelos.

Basta con pararnos a plantearnos ciertos porqués para que aparezcan las respuestas oportunas a preguntas que ni siquiera nos habíamos hecho. Un lugar que parece quedar vacío se llena con una simple frase, con un reconocimiento inesperado, con algo que no eras consciente que estabas haciendo, transmitiendo. No siempre son los demás los únicos que nos aportar algo, nosotros también somos portadores de lecciones, de nuestras propias experiencias, nuestra forma de pensar, de vivir, de ser felices, de afrontar las dificultades y eso...puede ser de gran valor para aquellos que también saben aprovechar lo bueno que los demás les pueden enseñar.

No debemos irnos nunca de vacío, pues si la Tierra se para no es para frenarnos, es simplemente para que recuperemos el aliento, para que miremos a nuestro alrededor, para que valoremos lo que tenemos, lo que perdimos, lo que esas personas con las que nos relacionamos son capaces de entregarnos sin ni siquiera saberlo. Hay almas jóvenes en cuerpos llenos de años que aún tienen que vivir muchas vidas para establecer la simbiosis que supone cualquier relación, pero además, hay almas maduras en cuerpos aún sin arrugas que saben intercambiar la energía precisa para que su paso por nuestras vidas, el nuestro por las suyas, sea el más mágico que podamos guardar en el baúl de nuestras emociones, de las pasiones que nos hacen libres, de los deseos que nos llenan de vida, de las derrotas que nos hacen más fuertes, de las sonrisas que son capaces de borrar las lágrimas que nunca debieron caer.

Nuestro paso por cada lugar es siempre un motivo más para entender que no hay hilos que se muevan por el viento si no es el Universo el que hace soplar la brisa de nuestros sueños; por eso, sonriamos siempre a quien tenemos cerca, pues tal vez sea su sonrisa la que mañana nos devuelva el favor; amemos a quien está a nuestro lado, porque será su amor el que nos salve de las dificultades; y sobre todo, respetemos a quien respira nuestro mismo aire, pues será su respeto el que nos hará eternamente libres para ser quienes somos en realidad.


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

miércoles, 15 de abril de 2015

Carta al futuro


Querido Futuro, te escribo para informarte de que no estamos contentos con nuestro Presente. Últimamente los humanos parecemos una especie animal, tan falta de vida, que no puede ser comparada con ninguna otra. No me canso de observar como los animales avanzan y se desarrollan cada vez más con la capacidad de amarse entre sí y, lo más impresionante, de llenar de amor a las personas que decidimos compartir con ellos nuestras vidas, sin embargo, nosotros no sólo no avanzamos sino que caminamos hacia atrás…

Efectivamente, es maravillosa la sensación que pueden llegar a transmitirnos estos seres, las lecciones de amor que son capaces de darnos, pero, no quiero ni contarte lo que somos capaces de hacer con ellos. Estamos modificando el ciclo de la vida de todas las especies del planeta, incluida la nuestra. No, no voy a entrar en detalles, hoy prefiero dejar descansar mis lágrimas. Sólo quiero que sepas que nos hemos quedado sin valores, sin motivos, sin sueños, sin amor. Sí, como lo oyes, hemos perdido la capacidad de respetarnos que tantos siglos nos costó alcanzar. A día de hoy, incluso dudo de si fue real en algún momento… No es sólo que nos empeñemos en fabricar etiquetas, en proyectar negatividad, ni siquiera el hecho de que se marginen o se exploten los corazones de tantos millones de personas, sino que, además, no somos capaces de establecer los porqués de todas nuestras erróneas, inútiles e innecesarias acciones.

Mi estimado Futuro, el mundo se muere entre las dudas de su ignorancia, entre el desajuste social que hemos creado, entre la falta de naturaleza humana en nuestras almas que poco a poco van quedando vacías y sin razón de ser. Tú eres nuestra única esperanza y, precisamente por eso, ahora me siento aquí intentando convertir en palabras mi desesperación, haciendo lo posible por no caer en el estado general de conciencia que nos lleva a la autodestrucción.

Quiero pedirte que cuando estés aquí hagas cambios en todo lo que nos rodea. Te pido que hagas de nuestra Tierra ese bello lienzo verde y azul sobre el que dibujarte de nuevo; que borres los colores grises, que pintes de amarillo las piedras y podamos usarlas como el dinero más valioso; que sea el hambre algo del pasado y la salud nuestro mejor presente. Quiero implorarte compasión por nuestras almas, esas que vendimos al diablo por no saber cómo salir de este agujero negro; no decaigas al ver la soledad que tantas personas juntas comparten, pues los sueños que puedas hacer realidad serán nuestro principal motivo para contar con los demás, para reír y abrazar a quien por nuestro bien se alegrará. Te suplico, si es necesario de rodillas, que nos hagas entender qué es la paz, la amistad, lo intenso y pasional que puede llegar a ser el amor; deseo que nos recuerdes la importancia de ver salir el sol, lo mágico de descansar junto a la luna…

Tú, Futuro, nuestra única motivación para seguir viviendo…, tienes el deber de convertirte en Presente, de sonreírnos ahora y no después, de ser hoy y no mañana, de hacernos comprender que los hilos del Universo no se moverán si nos sentamos a esperar mejores tiempos que, de esta forma, difícilmente llegarán…


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

lunes, 6 de abril de 2015

No siempre


No siempre llega la inspiración cuando la necesitamos. A veces, simplemente, no es lo que nos inspira lo que deseamos convertir en una creación. Hechos buenos dan lugar a grandes creaciones; sucesos negativos también pueden llegar a darles vida, pero carecen de la pasión que tiene todo aquello que nace de la felicidad. Esa sensación de sentir...de sonreír al sentirlo y de tener, finalmente, la necesidad de transformarlo en una poesía, una melodía, un cuadro, una canción...

No siempre lo que nos rodea es lo que nos apetece observar, pues no es para divisar situaciones llenas de absurdos para lo que abrimos los ojos al despertar. Ves llegar a tu clase a alumnos con los zapatos rotos mientras sus padres te cuentan que no tienen dinero entre el humo del cigarro que se están fumando; escuchas los reproches de personas que lo tienen todo mientras obvian el mal momento que estás pasando; te agachas cien veces para recoger la basura que otros van dejando a tu paso; te tiembla el pulso al mirar a tu alrededor y descubrir que estamos acabando con el sentido que dio vida al mundo...

No siempre el amor es lo que nos llena el alma. Cuántas personas amadas y cuántas veces el corazón roto; derrumbados como simples castillos de arena, las olas del desamor borran de una pasada lo que tanto tiempo nos costó escribir. Crea impotencia sentir lo inútil que puede ser todo lo que hagamos; roba las ganas la frialdad de las personas ante el sentimiento más bello que existe, ante lo satisfactorio que es tener a alguien que nos respete y nos ame tanto como deseamos...

No siempre la amistad es lo que esperábamos que fuese. Nos perdemos entre los minutos que esperan recibir todo lo que somos. Cómo se puede pedir a un amigo que sea tú sin dejar de ser él mismo. Falta de nuevo el respeto, pues no es más grande el amor de pareja, el amor es simplemente lo que es. Así, acabamos por exigir a los demás lo que ni siquiera nosotros somos capaces de dar, dejando que las relaciones se conviertan en botellas vacías imposibles de volver a llenar...

No siempre me apetece escribir lo que pienso, porque si al pensar no me invade la felicidad no tiene ningún sentido plasmar palabras de desánimo. Ni es ni será ese el fin de mis letras. Me pierdo en la idea de transmitir al mundo la misma negatividad que transmiten los políticos que tanto saben sobre las mentiras; la televisión, tan especializada en rumores que ya hasta los más pequeños saben cómo utilizar; las personas que vendieron su alma al diablo, que sólo viven para quejarse de todo por no faltarles de nada, para buscar en la vida de los demás lo que no son capaces de ver en las suyas...

No, no siempre soy capaz de cumplir lo que digo, de ser fiel a mis ideales; por eso en ocasiones, mis manos no se niegan ante la inspiración que no desean, mis sentimientos negativos no quieren quedarse dentro de mi corazón, mis absurdos no desean dar más vueltas en mi cabeza y mi conclusión termina por ser la de contaros que la vida también tiene su "yang"; puede hacernos perder el rumbo, puede cortar algunos de los fuertes hilos por los que el Universo nos sostiene, puede hacer de nuestras sonrisas lágrimas y de nuestro sueños pozos sin fondo...

Por suerte, siempre habrá una mirada que nos haga borrar de nuestra retina lo que hubiésemos preferido no ver; unas manos que nos recuerden que no estamos solos; unas palabras que iluminen una mente que piensa como la tuya; besos que repartan el amor tal y como tú lo sientes; abrazos que curen almas rotas y sirvan de borrador para una pizarra llena de sinsentidos convertidos en el comienzo de otra nueva etapa de algo maravilloso...a lo que llaman vida.


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

La suerte del trece

Hoy, al poner la fecha, vi, efectivamente, que era el número trece, para muchos el número de la mala suerte, para mí, el que estableció un antes y un después en mi vida...

Quizás el hecho que me marcó hubiese sido para otros la confirmación de la negatividad que transmite dicha cifra, sin embargo, para mi alma, aquel día, precisamente martes y trece, a pesar de haber sido el peor, el más difícil, el más triste, inesperado e injusto de toda mi existencia, fue al mismo tiempo el que me enseñó y me sigue mostrando cada día la importancia de la vida, el poco control que tenemos sobre la muerte, lo equivocados que estamos al creer saberlo todo.

No es para mí un placer, por tanto, recordar lo que ocurrió, sentir el vacío dentro de mi corazón, sentarme a hablar de ello; sin embargo, sí que lo es poder decir que sigo aquí, que poseo aún la capacidad de respirar, de pensar, de emocionarme, desde entonces, con todas las situaciones y momentos de los que me llenan los días. Ya no hay nada que pueda doler más, por lo que cualquier daño queda en nada; no hay miedos más grandes, por lo que el valor me permite llegar siempre a donde me propongo; no hay rincón más oscuro en mi alma, por lo que todo lo que entra en ella siempre me ilumina; no hay minuto que no disfrute como el último, ni sol que no vea esconderse como si jamás volviese a salir; el olor del mar es ahora mucho más intenso, los abrazos no sobran cuando se trata de entregarlos a los que amo; los besos son los mejores regalos en Navidad, el contacto con sus manos, la posibilidad de poder mirarles a los ojos...

El fin de mis letras es haceros llegar la posibilidad de poder sacar lo bueno que hay en lo peor de vuestras vida, del momento más triste, del dolor que vivirá eternamente, de lo que jamás podréis cambiar. Al estar junto a mis seres queridos doy las gracias a la persona que me dio la vida, a la que arriesgó la suya para que hoy pueda comprender que no hay nada más importante que aquellos a los que queremos, que nos quieren; doy las gracias al Universo por seguir dándome cientos de motivos para vivir cada día, millones de sorpresas, momentos inolvidables... Ahora sé que el dinero es sólo papel, que los bancos son sólo edificios, que la crisis es la mentira que inventaron los ricos para no compartir ni lo que les sobra con los pobres; que no sirve de nada tener de todo si no tienes amor, pues lo material nunca te hará sonreír, nunca te dirá cuánto te quiere, nunca secará tus lágrimas, ni cogerá tu mano antes de que caigas; pero el amor...el amor es el milagro que llena de compasión a las personas que no permiten que otras mueran de hambre, que no dejan que nadie pase frío; el amor está siempre dentro de nuestros corazones, podamos o no pagarlo. Es lo único que ayuda a superar cualquier dificultad, el que mantiene en pie a una verdadera familia, el único que permite que el mundo siga girando, el que puede cambiar todas las mentiras por sonrisas, haciendo que dejemos de sentirnos víctimas de una vida que tan sólo trata de hacernos aprender y valorar que no hay nada más importante que disfrutar de todos y cada uno de los días que el Universo nos regala, pues no son sus hilos las cuerdas que intentan ahogarnos, sino las que evitan que caigamos al más oscuro vacío...

Qué suerte la mía que, sentada debajo de una escalera, acaricio a mi gato negro mientras os dedico mi artículo número trece...


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Tiempo


El tiempo...hablamos del él sin detenernos a reflexionar en lo que realmente significa. Tal vez nunca nos hayamos planteado qué es exactamente, o más bien qué puede suponer. Si el tiempo no existiese dónde viviríamos nosotros, cómo nos moveríamos por el infinito que nos rodea.
Da igual lo que hagamos porque el tiempo pasa y pasa, los días se van y con ellos también la vida sin que nos demos cuenta. Un día abres los ojos y ves que las semanas se han convertido en años sin que nada, absolutamente nada, haya cambiado a tu alrededor. Si somos conscientes de eso, si no queremos seguir así tan sólo hay una manera de hacer que cambie...¡cambia tú!

La idea de esto es que al llegar a nuestro lecho de muerte, sea dentro de cien años o dentro de un minuto, tengamos la agradable sensación de haber aprovechado todo el tiempo que vivimos. La vida nos hace enfrentarnos a situaciones en las que no podemos controlar cada minuto, donde tenemos que centrarnos en ciertas responsabilidades que nos alejan de lo que realmente nos gustaría hacer, pero esto no implica que deba ser así para siempre. Los grandes esfuerzos siempre conllevan enormes recompensas.

Invirtamos bien el tiempo que el Universo nos regala y al tensar sus hilos podremos conseguir más tiempo libre, más momentos divertidos, felices, haciendo que la vida tenga sentido cada día. ¿Qué esperas tú de la vida? ¿Por qué piensas que no puedes dedicarla a lo que más te gusta, a lo que mueve tu alma? ¡Proyecta lo que deseas, lucha por ello!

Para mí el tiempo es vital. Tiempo que me ha sido restringido durante muchos años y, tal vez por eso, hoy lo aprovecho a cada instante. Nadie comprende la felicidad que me acompaña cada día, pero es tan sencillo como sentir el cosquilleo que mi vida actual me proporciona en cada segundo que he sabido ganar.

Tengo tiempo para estar con las personas a las que amo; cuántos días habré llorado por no haber podido estar junto a las personas que sabía que no estarían para siempre, junto a los que saben sacarme una sonrisa y acariciar de la forma más dulce mi corazón. Tengo tiempo para salir y disfrutar del sol, de la lluvia, del viento, del olor de la primavera y del sonido de los pájaros al pasar; cuántas veces he trabajado desde el amanecer hasta la puesta de sol, observando cómo el mundo se divertía delante de mis narices, como si de una broma pesada se tratase; nunca envidé a estas personas, tan sólo deseé con todo mi corazón tener las posibilidades con las que ellas contaban. Dediqué mi tiempo a sonreír a la vida que no me gustaba mientras ponía todo mi empeño en acercarme cada vez más a mis sueños y, cuál fue mi sorpresa, al descubrir que precisamente ese lugar, esas personas y esas horas fueron el comienzo de todo lo que hoy poseo, disfruto, siento...

El Universo mueve sus hilos sin que podamos hacer nada para evitarlo, por eso debemos asumir todas las situaciones como parte del camino que nos llevará a alcanzar nuestras metas. Tiempo...qué hay más maravilloso que saber invertirlo en amar, en reír, en pasear, escribir, escuchar música, pintar, ir al cine o al teatro, besar, abrazar o simplemente recrearnos en mirar el cielo, las puestas de sol, el vaivén de las olas. Cuántas personas carecen de estos placeres, cuántas los tienen y no los disfrutan. No seas más un actor secundario dentro de tu propia película. Crea tus escenas, dibuja tu vida, haz que esté hecha justo a tu medida. Si quieres ser feliz, lo serás, si quieres tener tiempo para serlo, lo tendrás. ¡No perdamos más el tiempo!


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Empatía

Llevo unos días con la misma palabra en la cabeza. No sé si será ese el motivo de que se me repita en la boca de otras personas, o si son esas personas las que hacen que retumbe en mi interior. La "empatía"...una palabra cada vez más usada, pero...¿también un sentimiento cada vez más extendido? No es más triste que haya algunos que no sepan lo que significa que el hecho de que existan otros que ni siquiera hayan experimentado lo que es.

La Real Academia Española la define como la "identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro". Qué bonito suena...pero qué capacidad de apertura tan grande debemos poseer, tanto en la mente como en el alma, para llegar a llevarla a cabo. El mundo entero sería diferente si fuésemos capaces de ponernos en el lugar del resto.

Es preciso que empecemos por los que tenemos cerca. Esto puede ayudarnos a expandir esta empatía al mundo entero y así, conseguir hacer de este caos que nos envuelve un sentimiento mucho más apacible para aquellos que se encuentran en situaciones menos favorecidas que las nuestras, para, por qué no, hacer de nuestros malos momentos algo pasajero y con una solución mucho más sencilla.

Conozco el motivo de que gran parte del mundo se niegue a ser empático con el resto. La empatía, en la mayor parte de los casos, es dolorosa y...¿por qué sufrir por los problemas de los demás si nosotros ya tenemos los nuestros? La respuesta es sencilla. Si ayudamos a los demás en sus dificultades, los demás se encontrarán mejor para tendernos sus manos cuando seamos nosotros los que estemos en apuros. Y, además, ¿hay algo más satisfactorio que ayudar a los demás? Os invito a probarlo.
Ya lo sabéis, una sola persona no podrá arreglar los males de todo un planeta, pero con cada uno de nuestros granitos de arena podremos levantar enormes playas de tranquilidad en la que muchos puedan tumbarse a descansar, a desahogarse, a simplemente, respirar...

Normalmente, los hilos del Universo se mueven y aprendemos esto a fuerza de mucho dolor, de cientos de desplantes, abusos emocionales y acciones despectivas hacia nuestra persona, pero, más tarde o más temprano, todo acaba por cobrar sentido y, con el tiempo, acabamos por sentirnos agradecidos por estos hechos, pues ahora nos basta mirar a los ojos de la otra persona para saber cuándo se siente feliz, cuándo llorar por dentro, o cuándo un guiño, una sonrisa o un abrazo puede hacer cambiar toda su realidad. No se trata de hacer nuestros sus problemas, sino de ser capaces de saber hasta qué punto pueden estar sufriendo, pueden necesitar algo más que una mirada que pasa como si nada a su alrededor tuviese ninguna razón de ser.

Soy libre porque siento la pena del que no tiene nada, asumo el dolor del que pierde a alguien, entiendo el caos de quien no sabe cómo actuar, adquiero el papel del que trata mal a los demás. Todo tiene un porqué, toda infancia nos marca, todo crecimiento puede llegar a ser una marcha atrás que necesita de nuestras buenas intenciones para seguir adelante. No somos mejores que los que hacen mal las cosas, tal vez sólo tuvimos la suerte de tener a alguien que nos enseñó cómo hacerlo; no somos más inteligentes que el que no sabe leer, simplemente hemos tenido la posibilidad de aprender a hacerlo; no somos más simpáticos y agradables que el que hace reír a todo el mundo, quizás nos pasamos nuestra vida luchando por sobrevivir y no nos dieron la ocasión de divertirnos hasta ese punto...

Qué sabemos de los demás...qué sabemos de nosotros mismos... Qué...qué sabe nadie de la evolución que nuestro ser ha tenido en esta vida, en vidas pasadas, en momentos que no controlábamos. Quiénes somos para juzgar, para obviar la realidad, para dar la espalda a lo que no nos hace sentir tan bien. ¿Por qué la sociedad huye de lo negativo sin darse cuenta de que tan sólo está en nuestras manos convertirlo en algo enormemente positivo? ¿Por qué educamos a seres egoístas y competitivos que no tienen la capacidad de amar por encima del materialismo y la falsa felicidad?

Me planto ante tanto descaro y reconozco ante el mundo que lloro; lloro cuando veo que hacen daño a otras personas, cuando alguien muere, cuando maltratan a nuestro planeta, cuando cierran los ojos ante la verdad, cuando matan sin motivos, cuando admiran a quien no sabe amar, cuando destierran a quien no hizo nada malo, cuando se dan la vuelta ante la pobreza, cuando lapidan a quien supo dejarse llevar por sus pasiones, cuando insultan a quien no se esconde de sí mismo, cuando, sencillamente, alguien no quiere entender a los demás.

Pero lo mejor, es que muchas más veces sonrío. Sonrío porque cuanto menos pienso más fácil me resulta sentir, cuanto menos deseo más obtengo, cuánto menos me importa el porqué más comprendo los motivos que a todos nos llevan a hacer las cosas; sonrío porque siendo feliz, sincera y amable con el mundo, el mundo se da la vuelta para regalarme lo más importante...el amor de todos los que son capaces de ponerse en lugar de los demás, en mi lugar, en el lugar de alguien que nada más tiene un motivo para vivir....que es tan sólo el de ser eternamente feliz.


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Rumbo firme

Con rumbo firme para que no haya ráfaga de viento que pueda cambiar la dirección de nuestros sueños. Siempre adelante, sin que haya tormenta que nos asuste, que nos haga volver atrás . Girar la brújula del corazón buscando siempre la sensación de no perder jamás el norte. Saber dónde estamos para tener claro de dónde partimos, a dónde queremos llegar. Que fui, que soy, qué quiero llegar a ser; qué tuve, que tengo, qué más deseo tener; qué perdí, que estoy perdiendo, qué no me permitiré perder de nuevo.

La vida es el sendero que marcan nuestras decisiones; las decisiones son las coordenadas del mapa de nuestras vidas. Nada que pase debe quedar como un pasado olvidado, tanto lo bueno como lo malo es una señal que nos indica que vamos avanzando por el camino correcto, que tal vez volvimos a equivocarnos... Suerte tendremos si nuestra rosa de los vientos está bien orientada, pues así podremos soltar las amarras para que las velas de nuestras ilusiones vuelvan a ser el motor de un nuevo viaje. Si hay que cambiar el rumbo se cambiará, pero siempre estará firme y dirigido a nuestra felicidad.

Asumiendo que la mar serena podrá embravecerse en cualquier momento; recordando que después de todo diluvio llegan días de calma; dándonos cuenta de que nuestro barco es capaz de soportarlo todo, de que somos capitanes de un navío en el que siempre habrá ciento de marineros para tendernos sus manos. No estamos solos, ni en las lágrimas ni en las sonrisas, ni en las noches ni en los días. Siempre rodeados de estrellas que dejarán descansar a los vientos para ser ellas nuestras mejores guías; siempre con la brújula del Universo que a través de sus hilos nos dejará marcas que nos lleven por la mejor ruta, la que nos permita disfrutar de la maravillosa aventura que es la vida.

Cierra fuerte tu puño, pero que no sea por la rabia, que no sea por la impotencia, que no sea jamás por el odio; no dejes escapar las noches sin dormir, los amores que se fueron, las lecciones que te dieron; no intentes destruir el dolor que la pérdida de lo más querido te produjo, la nostalgia del nunca más, los sueños que no volverán; cierra fuerte tu puño para retener las experiencias que este viaje nos va regalando, para no olvidar las lágrimas que ahogaron al corazón, para no dejar escapar las sonrisas de lo que nos da nuevas esperanzas; no dejes hueco para que se pierdan las caricias, los besos, todos los abrazos compartidos; hazle sitio al futuro que ahora mismo estás viviendo, acomoda todo lo que a tu paso vas encontrando. Sí, cierra fuerte tu puño y levántalo victorioso tras cada día que hayas mantenido firme el rumbo de tu propia vida, tras cada reto superado, sueño alcanzado, ilusión cumplida, mirada que te hayan regalado.

Siente con tus latidos, emociónate con la pasión de tu alma y vive con tus manos aferradas al timón de las ilusiones, pues no hay capitán sin barco, ni barco que no tenga un puerto en el que cada día pueda pararse a descansar, a trazar el nuevo viaje que nos conducirá de nuevo hacia la dicha. Rumbo firme para que nadie nos pueda parar, rumbo firme para hallar el mejor de los tesoros, rumbo firme para sentir por siempre qué es la felicidad... 


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

Porque sí


Tendemos continuamente a plantearnos el porqué de todas las cosas. Poco a poco, seguramente por la experiencia, vamos aprendiendo que todo pasa por algo; pero aún así, buscamos de forma desesperada la respuesta a esa pregunta que inevitablemente pasa a golpearnos la cabeza ante ciertas situaciones...¿Por qué? ¿Qué motivo lleva al Universo a mover sus hilos de esa manera?

Cuando nos pasan cosas negativas empezamos a preguntarnos qué fue aquello que hicimos mal, dónde está nuestro error. Quizás sea esta la primera respuesta. Lo que ha pasado se ha debido algo que no hicimos bien, por lo tanto, basta con rectificar, con aprender de la experiencia para que ésta ya tenga todo su sentido. ¿Qué es si no la vida, más que un cúmulo de decisiones que nos llevan a aprender, a avanzar?

En ocasiones, también ocurre que esa situación no es controlada por nosotros. En ese caso no podemos hacer más. Se trata sólo de aceptarla comprendiendo que, con el paso del tiempo, obtendremos su razón de ser. No siempre la forma en la que el Universo se esfuerza por enseñarnos nos parece la más adecuada, en muchas ocasiones todo aparenta ser desmesurado, fuera de sí; se nos presenta como un caos que nos llena de impotencia e incoherencia... Es duro, no vamos a negarlo, pero no en vano se nos repite la frase de que "lo que no te mata te hace más fuerte". La fuerza que vamos ganando al superar los retos que se nos plantean no se refleja en hacernos personas frías y sin sentimientos, sino todo lo contrario. Nos llena de la templanza necesaria para tomar nuevas y mejores decisiones. Así, cuando aprendemos sobre qué cosas tenemos control y sobre cuáles no, ahorramos mucha energía, pudiendo dedicarla tan sólo a aquello por lo que debemos luchar, por lo que merece la pena seguir despertando cada mañana.

Hay lecciones tan valiosas que pueden cambiarnos toda la vida. Entender y sentir que nada pasa por casualidad, que hay tristezas con las que debemos aprender a vivir, con las que incluso podemos llegar a sonreír, a transmitir alegría y fuerza a los demás nos hace ser personas llenas de poder, con un alma que no se rinde ante nada, que no tiene miedo al qué pasará, pues lo que tenga que pasar siempre, lo sepamos ahora o no, acabará por llevarnos a mejores lugares, a situaciones cada vez más sorprendentes y maravillosas, a tener experiencias cada vez más intensas y sentidas...

 Cuando conocemos el verdadero sentido de la vida, cuando apreciamos la lluvia con la misma emoción que el sol, las risas con la misma cara que las lágrimas, el amor con tanta pasión que puede hacer desaparecer el odio...el mundo entero conspira para que todo tenga sentido a nuestro alrededor. No importa el porqué de nada, pues todo está perfectamente conectado, todo, absolutamente todo, si lo dejamos ser y fluir tal y como viene, nos llevará a ser completamente feliz. ¿Por qué? Porque la vida es así...¿Por qué? Simplemente porque sí...


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

jueves, 2 de abril de 2015

Pobres de Amor


Me resulta triste ver la frialdad que algunos muestran ante los demás, ante personas cuya situación dista mucho de ser lo que sueñan o, simplemente, lo que debería ser. Escucho como personas con buenos sueldos se quejan de la llegada del fin de mes, de la imposibilidad de hacer un viaje o de comprarse ciertos lujos, cuando lo único duro en la vida es no tener dinero para cubrir nuestras necesidades básicas. Sé que a veces es necesario vivir esas situaciones para poder comprenderlas, que hay quienes carecen de la capacidad de empatía que les pueda permitir ponerse en la piel del que tenemos al lado, pero, no sé si por suerte o por desgracia, no siempre se da el caso.

Hay personas que tienen la fortuna de vivir cómodamente desde que son pequeños, que consiguen sus metas con su propio esfuerzo, pero con el apoyo emocional y económico del que otros carecen. De esta forma no es fácil entender la ansiedad de no poder comprar una simple bombona para ducharse o comer algo caliente. Alimentarnos, estar limpios y dormir bajo un techo...lujos que no somos conscientes que tenemos.

Yo no soy un dios todopoderoso que puede arreglar el mundo, pero sí una persona con la capacidad de dar lo que está en mi mano. Hoy son algunos euros, un plato de comida, una sonrisa y un "deseo que todo mejore en tu vida"; mañana, si la vida me lo permite, será todo lo que haya podido conseguir con mi esfuerzo diario. No hay nada que me lleve a querer ganar dinero para tenerlo en el banco, para volver la vista ante una gran parte del mundo que, por las circunstancias que sea, no puede conseguir más por sí mismo. De todo tiene que haber para que el equilibrio emocional del planeta se mantenga. Habrá pobres que lo sean por su desgana, por su falta de interés, porque no hayan sabido aprovechar las oportunidades que la vida les brinda; habrá gente muriendo de hambre porque esa es la vida que les ha tocado sentir, aquella de la que deben aprender lo más importante...y es que no hay nada más grande que el amor. No hay dinero que pueda comprar la tranquilidad del alma, el sentir de un corazón puro. Tal vez todos debemos nacer en alguna vida rodeados de la nada para darnos cuenta de lo importante que es tenerlo todo.

No quiero dar lecciones ni criticar a nadie. Tampoco yo soy perfecta. Pero quiero seguir siendo una persona y no una cosa que va caminando por la vida sin ver lo que tenemos enfrente. No puedo pasar delante de alguien que está tirado en la calle tapado con cartones y no sentir en mi alma que en él hay una parte de mí que también pasará frío esa noche, que también escuchará el crujir de sus tripas durante varios días. Todos somos la misma persona y mirar hacia otro lado tan sólo nos hace partícipes de su desgracia, nos roba parte de nuestra energía y nos hace ser más ruines que el mayor de ellos. Estado de karma o no, nadie está a salvo de ser responsable del resto del mundo, de nuestra propia bondad, de ser capaz de amar a todos los que cada día se cruzan por nuestro camino, ya sean seres enchaquetados o llenos de mugre y mal olor. Hoy son ellos los que se acercan pidiendo una ayuda, pero no debemos sentir asco ni rechazo, pues mañana...la vida da un giro, el Universo mueve sus hilos, y tal vez seamos nosotros quienes tengamos que salir en busca de algo más que compasión, de algo más que dos euros, de mucho más que una limosna. Se trata tan sólo de dar todo nuestro amor, la compasión que nos hace sentir su propio ser... No se come con el amor, pero sí se puede vivir de él. Tú elijes si quieres ser un pobre corazón relleno de dinero, o un alma libre que reparte a su paso lo más valioso, lo más puro, lo más importante...el Amor.


(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)

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