El tiempo...hablamos
del él sin detenernos a reflexionar en lo que realmente significa. Tal vez
nunca nos hayamos planteado qué es exactamente, o más bien qué puede suponer.
Si el tiempo no existiese dónde viviríamos nosotros, cómo nos moveríamos por el
infinito que nos rodea.
Da igual lo que hagamos
porque el tiempo pasa y pasa, los días se van y con ellos también la vida sin
que nos demos cuenta. Un día abres los ojos y ves que las semanas se han
convertido en años sin que nada, absolutamente nada, haya cambiado a tu
alrededor. Si somos conscientes de eso, si no queremos seguir así tan sólo hay
una manera de hacer que cambie...¡cambia tú!
La idea de esto es que
al llegar a nuestro lecho de muerte, sea dentro de cien años o dentro de un
minuto, tengamos la agradable sensación de haber aprovechado todo el tiempo que
vivimos. La vida nos hace enfrentarnos a situaciones en las que no podemos
controlar cada minuto, donde tenemos que centrarnos en ciertas
responsabilidades que nos alejan de lo que realmente nos gustaría hacer, pero
esto no implica que deba ser así para siempre. Los grandes esfuerzos siempre
conllevan enormes recompensas.
Invirtamos bien el
tiempo que el Universo nos regala y al tensar sus hilos podremos conseguir más
tiempo libre, más momentos divertidos, felices, haciendo que la vida tenga
sentido cada día. ¿Qué esperas tú de la vida? ¿Por qué piensas que no puedes
dedicarla a lo que más te gusta, a lo que mueve tu alma? ¡Proyecta lo que
deseas, lucha por ello!
Para mí el tiempo es
vital. Tiempo que me ha sido restringido durante muchos años y, tal vez por
eso, hoy lo aprovecho a cada instante. Nadie comprende la felicidad que me
acompaña cada día, pero es tan sencillo como sentir el cosquilleo que mi vida
actual me proporciona en cada segundo que he sabido ganar.
Tengo tiempo para estar
con las personas a las que amo; cuántos días habré llorado por no haber podido
estar junto a las personas que sabía que no estarían para siempre, junto a los
que saben sacarme una sonrisa y acariciar de la forma más dulce mi corazón.
Tengo tiempo para salir y disfrutar del sol, de la lluvia, del viento, del olor
de la primavera y del sonido de los pájaros al pasar; cuántas veces he
trabajado desde el amanecer hasta la puesta de sol, observando cómo el mundo se
divertía delante de mis narices, como si de una broma pesada se tratase; nunca
envidé a estas personas, tan sólo deseé con todo mi corazón tener las
posibilidades con las que ellas contaban. Dediqué mi tiempo a sonreír a la vida
que no me gustaba mientras ponía todo mi empeño en acercarme cada vez más a mis
sueños y, cuál fue mi sorpresa, al descubrir que precisamente ese lugar, esas
personas y esas horas fueron el comienzo de todo lo que hoy poseo, disfruto,
siento...
El Universo mueve sus
hilos sin que podamos hacer nada para evitarlo, por eso debemos asumir todas
las situaciones como parte del camino que nos llevará a alcanzar nuestras
metas. Tiempo...qué hay más maravilloso que saber invertirlo en amar, en reír,
en pasear, escribir, escuchar música, pintar, ir al cine o al teatro, besar,
abrazar o simplemente recrearnos en mirar el cielo, las puestas de sol, el
vaivén de las olas. Cuántas personas carecen de estos placeres, cuántas los
tienen y no los disfrutan. No seas más un actor secundario dentro de tu propia
película. Crea tus escenas, dibuja tu vida, haz que esté hecha justo a tu
medida. Si quieres ser feliz, lo serás, si quieres tener tiempo para serlo, lo
tendrás. ¡No perdamos más el tiempo!
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
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