Con rumbo firme para
que no haya ráfaga de viento que pueda cambiar la dirección de nuestros sueños.
Siempre adelante, sin que haya tormenta que nos asuste, que nos haga volver
atrás . Girar la brújula del corazón buscando siempre la sensación de no perder
jamás el norte. Saber dónde estamos para tener claro de dónde partimos, a dónde
queremos llegar. Que fui, que soy, qué quiero llegar a ser; qué tuve, que
tengo, qué más deseo tener; qué perdí, que estoy perdiendo, qué no me permitiré
perder de nuevo.
La vida es el sendero
que marcan nuestras decisiones; las decisiones son las coordenadas del mapa de
nuestras vidas. Nada que pase debe quedar como un pasado olvidado, tanto lo
bueno como lo malo es una señal que nos indica que vamos avanzando por el
camino correcto, que tal vez volvimos a equivocarnos... Suerte tendremos si
nuestra rosa de los vientos está bien orientada, pues así podremos soltar las
amarras para que las velas de nuestras ilusiones vuelvan a ser el motor de un
nuevo viaje. Si hay que cambiar el rumbo se cambiará, pero siempre estará firme
y dirigido a nuestra felicidad.
Asumiendo que la mar serena
podrá embravecerse en cualquier momento; recordando que después de todo diluvio
llegan días de calma; dándonos cuenta de que nuestro barco es capaz de
soportarlo todo, de que somos capitanes de un navío en el que siempre habrá
ciento de marineros para tendernos sus manos. No estamos solos, ni en las
lágrimas ni en las sonrisas, ni en las noches ni en los días. Siempre rodeados
de estrellas que dejarán descansar a los vientos para ser ellas nuestras
mejores guías; siempre con la brújula del Universo que a través de sus hilos
nos dejará marcas que nos lleven por la mejor ruta, la que nos permita
disfrutar de la maravillosa aventura que es la vida.
Cierra fuerte tu puño,
pero que no sea por la rabia, que no sea por la impotencia, que no sea jamás
por el odio; no dejes escapar las noches sin dormir, los amores que se fueron,
las lecciones que te dieron; no intentes destruir el dolor que la pérdida de lo
más querido te produjo, la nostalgia del nunca más, los sueños que no volverán;
cierra fuerte tu puño para retener las experiencias que este viaje nos va
regalando, para no olvidar las lágrimas que ahogaron al corazón, para no dejar
escapar las sonrisas de lo que nos da nuevas esperanzas; no dejes hueco para
que se pierdan las caricias, los besos, todos los abrazos compartidos; hazle
sitio al futuro que ahora mismo estás viviendo, acomoda todo lo que a tu paso
vas encontrando. Sí, cierra fuerte tu puño y levántalo victorioso tras cada día
que hayas mantenido firme el rumbo de tu propia vida, tras cada reto superado,
sueño alcanzado, ilusión cumplida, mirada que te hayan regalado.
Siente con tus latidos,
emociónate con la pasión de tu alma y vive con tus manos aferradas al timón de
las ilusiones, pues no hay capitán sin barco, ni barco que no tenga un puerto en
el que cada día pueda pararse a descansar, a trazar el nuevo viaje que nos
conducirá de nuevo hacia la dicha. Rumbo firme para que nadie nos pueda parar,
rumbo firme para hallar el mejor de los tesoros, rumbo firme para sentir por
siempre qué es la felicidad...
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
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