Nuestro paso por cada
lugar al que nos lleva el Universo siempre está lleno de nuevos aprendizajes. En ocasiones no comprendemos por qué estamos en determinados sitios, por qué justo
en esos momentos; pero si nos sentamos a analizar nuestro presente, su relación
con el pasado, con las personas que formaban parte de él, con las que ahora nos
acompañan, las que se fueron, y lo que nos rodea y deseamos tener, acabamos por
encontrarle sentido a todo.
A veces este sentido viene dado por
situaciones que distan mucho de ser lo que esperábamos pero, por suerte, muchas
otras están llenas de grandes recompensas, de experiencias que no pasarán
desapercibidas para nuestras almas. La vida nos sorprende a cada paso y, si
crees que a ti no te ocurre lo mismo, es porque vas caminando por ella con los
ojos cerrados. Ábrelos.
Basta con pararnos a
plantearnos ciertos porqués para que aparezcan las respuestas oportunas a
preguntas que ni siquiera nos habíamos hecho. Un lugar que parece quedar vacío
se llena con una simple frase, con un reconocimiento inesperado, con algo que
no eras consciente que estabas haciendo, transmitiendo. No siempre son los
demás los únicos que nos aportar algo, nosotros también somos portadores de
lecciones, de nuestras propias experiencias, nuestra forma de pensar, de vivir,
de ser felices, de afrontar las dificultades y eso...puede ser de gran valor
para aquellos que también saben aprovechar lo bueno que los demás les pueden
enseñar.
No debemos irnos nunca
de vacío, pues si la Tierra se para no es para frenarnos, es simplemente para
que recuperemos el aliento, para que miremos a nuestro alrededor, para que
valoremos lo que tenemos, lo que perdimos, lo que esas personas con las que nos
relacionamos son capaces de entregarnos sin ni siquiera saberlo. Hay almas
jóvenes en cuerpos llenos de años que aún tienen que vivir muchas vidas para
establecer la simbiosis que supone cualquier relación, pero además, hay almas
maduras en cuerpos aún sin arrugas que saben intercambiar la energía precisa para
que su paso por nuestras vidas, el nuestro por las suyas, sea el más mágico que
podamos guardar en el baúl de nuestras emociones, de las pasiones que nos hacen
libres, de los deseos que nos llenan de vida, de las derrotas que nos hacen más
fuertes, de las sonrisas que son capaces de borrar las lágrimas que nunca
debieron caer.
Nuestro paso por cada
lugar es siempre un motivo más para entender que no hay hilos que se muevan por
el viento si no es el Universo el que hace soplar la brisa de nuestros sueños; por
eso, sonriamos siempre a quien tenemos cerca, pues tal vez sea su sonrisa la
que mañana nos devuelva el favor; amemos a quien está a nuestro lado, porque
será su amor el que nos salve de las dificultades; y sobre todo, respetemos a
quien respira nuestro mismo aire, pues será su respeto el que nos hará
eternamente libres para ser quienes somos en realidad.
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
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