lunes, 30 de noviembre de 2015

La llave del Alma



Perdida en la tormenta de mis miedos me refugio en las hojas que romperé después de haber desahogado mis más ruines verdades. Escucho en el silencio las voces que gritan, buscando la cárcel que aleje de nosotras los fantasmas que hacen que cada uno de nuestros días sea una muerte lenta y dolorosa, oscura y aceptada...

Nada puede calmar la sed de nuestros corazones, pues lo único de lo que saben beber es del mal que ellos mismo crearon a su alrededor. Agradezco el gesto de quien lucha y levanta sus manos para que ellos guarden las suyas, para que aprendan que hay millones de cosas mejores que pueden hacer con ellas, con la fuerza que saben darle, con la ira que nace de su propio pánico a ser personas de bien.

Son cobardes por dañar a quienes jamás podremos defendernos; somos las que limpiamos la suciedad de sus vidas, damos brillo a sus días y secamos al viento las lágrimas que nos hacen derramar con sus míseros actos. Son cobardes por cambiar los besos por golpes, las caricias por insultos y el amor por el más absurdo odio...cómo es posible odiar a quien sólo vive para hacerte feliz...

Sin embargo, no somos más valientes nosotras, no lo soy ni yo misma. Me salva vuestro apoyo cuando me llegan las emociones que albergáis, cuando la ciudad, el país, el mundo, sale a la calle a reclamar todo lo que es mío...todo lo que un día decidí perder; reconozco la torpeza de mi latir en cada uno de los fatídicos momentos en los que sobrevivo y, por ello, no busco como respuesta que esa lucha encierre las almas portadoras de sufrimiento, que se hagan leyes o que nos saquéis en cada noticiario de la semana...; lo que busco, lo que en ocasiones encuentro, es una luz de esperanza.

Vuestra esperanza me cuenta que algún día tendré el valor de darle la contraria a mi amor, de cambiar lo que me une a él por todo lo que debería alejarme; quiero ser fuerte para levantarme mientras no está y abrir la puerta de mi vida, cerrar los ventanales que no me dejan contemplar la belleza de un mundo que no es lo mismo sin mí; quiero mirarlo y no recordar los días en los que me hacía sonreír, las noches en las que mi insomnio era el fruto de su pasión, los años en los que sus abrazos eran los protectores de mi felicidad; quiero levantar la cabeza y asumir que mi presente no es el pasado del que me enamoré, que mi vida se muere por no querer quitarle la suya; quiero entender que no merezco lo que recibo porque es justo lo contrario a lo que doy, que no tengo excusas, que me sobran motivos y que, refugiarme en mentiras, no hará que llegue el día de mi liberación.

Antes de quemar mis letras con el miedo de que pueda verlas, suplico al mundo que eleve su alma al cielo para que los hilos del Universo la unan con la mía; imploro que la vida me mande un ángel que limpie mis ojos y abra mis manos para ver lo que guardan. Entre mis dedos tengo la clave de mi libertad, la luz de mi esperanza, la llave con la que sé que algún día...conseguiré abrir la cárcel de mi alma.

domingo, 29 de noviembre de 2015

En cada anochecer



En cada anochecer encuentro una nueva historia que me habla de ti. Cierro los ojos y tu imagen recorre mi corazón, vuela por el mundo onírico tarareando la canción que me vio crecer, que te vio partir, que nos ayuda a seguir. En cada anochecer veo tu cuerpo frente al mío, tan cerca que creo tocarte, tan lejos que siento miedo de poder olvidarte. El silencio nos trae los sonidos del recuerdo que jamás podremos dejar atrás.

Se levantan los días sin que entres en mi mente, vivo las mañanas como quien vive cada rutina que la vida nos va marcando. Siempre sonriendo a la luz del sol, haciendo cosquillas a los nubarrones que no pueden tapar la auténtica felicidad. Todo está dispuesto en mi mente como un perfecto plan del que desconozco por completo su principio y su final. La única certeza se posa en la creencia que albergo en los buenos momentos que acaban por llegar.

El reloj de arena va dando paso a todo aquello que mi alma ha aprendido a proyectar, a hacer realidad con mi suave caminar. Surgen los milagros como si no lo fuesen, como si lo habitual para todos naciese como lo contrario en mí. Ya no hay nada que no me sorprenda, no hay minuteros que se paren para aburrirme el día; no existen malas palabras, ni llantos que hagan temblar las columnas que mantienen firme mi alma.

Me pierdo entre la belleza para recordar que siempre habrá quien intente alejarme de mi realidad, que golpee mis paredes e incluso derrumbe muchos de los muros que juré no volver a cruzar. Así es...me pierdo para encontrarme, para recordarte una y otra vez; por ser lo mejor y lo más duro de mi vida, el más grande ying-yang que el Universo y sus hilos me dejaron experimentar; los contrastes más intensos, las emociones más asfixiantes, los latidos más dormidos, los sueños más rotos, las fotos más vistas...

Las hadas vienen a salvarme; aletean con tanta fuerza que mi tristeza y mi soledad caen como gotas de lluvia por mi cuerpo; lo mojan para hacerlo fuerte ante las tormentas, ante tornados de locura que no tienen nada que romper a su paso. No hay más huracanes que el que tu ausencia creó para asolar cada rincón de mi corazón; recompensas que recogemos en una vida vacía de ti, pero llena de esperanza para vivir...

Sonrío a lo que cada árbol me cuenta, mientras los pájaros se encargan de recitar tus poesías. En ellas das vida al amor que nunca tuviste, que desde el cielo dejas caer en nuestros latidos. Ahora todos amamos como tú nos enseñaste, como nadie quiso comprender, como sólo tú supiste defender... Corro a buscarte para hacer lo que hice tras cada decepción...darte como siempre la razón.

No es posible tocar a quien dejó de tener forma, no se puede hablar a quien no está para escuchar, pero siempre se puede amar a quien te quiso de verdad. En cada anochecer te busco para darte lo que siempre nos dimos; la confianza de un secreto que tan sólo en tu voz tendría sentido; en cada anochecer recojo los abrazos que me sobran, los besos que no recibiste y las palabras que no sé si sentiste... En cada anochecer vuelvo a sentir que aún sigues junto a mí...

Sonrisas


Me gusta despertar las sonrisas de quienes se cruzan por mi camino. Me gusta recordar los momentos en los que, cuando menos lo espero, alguien me dedica la suya y hace que un momento de desgana se convierta en un millón de motivos. Me gusta despertar sonrisas porque tras ellas se esconden los pequeños secretos que nos llenan la vida...

Me gusta despertar las sonrisas de los niños que me dedican sus miradas. Me gusta recordar esa forma tan acertada que tienen para unir cada palabra llenando mi corazón de amor y mil maneras de entregarlo. Me gusta despertar sonrisas porque su reflejo siempre nos devuelve el equilibrio con las más bellas lecciones...

Me gusta despertar las sonrisas de las personas a las que amo. Me gusta recordar lo fácil que resulta hacerlo cuando dejamos a un lado nuestro instinto protector para dejar ser a cada uno quien es en realidad. Me gusta despertar sonrisas porque ellas me devuelven los esfuerzos hechos las mejores recompensas...

Me gusta despertar las sonrisas de quienes no me regalan la suya. Me gusta recordar cuántas veces estuvo el buen humor por encima de la ira, la desesperación y el enfado; por encima del rencor, el dolor y lo que jamás comprenderemos. Me gusta despertar sonrisas porque, para todo lo que nos queda por experimentar, no habrá mejor compañía que la de esa media luna que se tumba para permitirnos descansar...

Me gusta despertar las sonrisas de mi alma en cada minuto que vivo, en cada momento que siento. Me gusta recordar su capacidad para dar sentido a cada movimiento que el Universo realiza con sus hilos; para dotar de color al vacío más oscuro, secar con su calor todo un mar de lágrimas o hacer realidad los sueños que no sabíamos cómo alcanzar. Me gusta despertar sonrisas porque sin ellas, sencillamente, no habría nada más por lo que mereciese la pena volver a despertar...

sábado, 28 de noviembre de 2015

Palabras


Palabras... Dicen que las palabras se las lleva el viento. Cómo pensar eso cuando sabemos lo que se siente al oír algunas de ellas, cuando dejamos de escuchar las que tanta calma nos dieron, cuando evitamos asumir las que nos parten el corazón...

Palabras que salen del alma de otras personas para robarnos la felicidad que el momento nos regala, para hundirnos sin pensar que le hablan a otro ser que siente, que sufre, que sabe lo que es el dolor; palabras que pueden elevarnos a lo más alto, que nos llegan de bocas que no esperábamos, que sacan lo mejor de nuestros intentos, que valoran el respeto que ponemos en nuestros gestos.

Palabras que fluyen por una garganta que tan sólo quiere gritar, que tiene mucho que decir, que no quiere callar más, que de tanto estar en silencio quema los sentimientos que con tanto celo guardamos; palabras que pueden encender los sueños de quienes las escuchan, que saben poner el punto donde es necesario y borrar aquellas que diremos en vano...

Palabras que ya nunca más oiremos, que no volverán a tener ese timbre que les daba la melodía justa para ser más de lo que decían; palabras que se fueron con las personas que no volverán, que siempre quedarán guardadas para cuando el tiempo, el momento o la vida nos las haga necesitar... Palabras que no se repetirán y que siempre permanecerán.

Palabras que escribo por no encontrar el momento para decirlas, que invento para poder explicar lo que siento, que hago tuyas para que tengan sentido. Palabras que mi interior crea como un conjunto de ilusiones que puedan hacerte más valiente, más seguro, con más ganas de vivir, de sentir, de ser...

Palabras que, ya me lo dijo una amiga, "no se las lleva el viento"... Hoy las vuelvo a grabar a fuego en la retina de quienes disfruten del placer de mirarlas, de hacerlas suyas, de entender que esto es mucho más que leer, es mucho más que un pasatiempo; palabras que cuentan secretos ocultos en nuestras almas, que ponen el acento en el amor, que se revuelven de ganas por formar parte de lo más importante de la vida...tu corazón...

Palabras...

jueves, 26 de noviembre de 2015

¡Feliz Cumpleaños!



Cada vez que veo un "bulgarito" me pregunto qué hubiese sido de mis recuerdos si tú no hubieses estado en ellos. Los rememoraría como aquellos años en los que, por primera vez, hice tantas cosas: vivir fuera de casa, estudiar sin que mis padres me obligasen, salir de marcha sin tener hora y dejar atrás mi timidez para comenzar a crecer. 

Sin embargo, contigo los días se llenaban de nuevas emociones, viéndote adornar tus piropos con el arte que te caracteriza; acompañándolos con "peces de colores", días de música a medias, de charlas completas...; las tardes eran de azúcar, con los mejores Cola-Caos que has probado y las bandejas de tartas con galletas que no podíamos dejar para mañana; las noches, de obligado insomnio, guardaron el mejor sabor a café y, con lo "poco" estudiado y todo el esfuerzo dado, siempre conseguimos lo que teníamos pensado. Lo mejor era el placer de volver a casa; la compañía en el camino de los Mojinos, y el aprendizaje de lo que es un "mojor de linde"...ya ves. Tantas cosas puedo recordar, que hasta aquellas que dolieron vienen a mi mente para volverme emocionar, para saber que lo que hiciste por mí, sólo lo hace un amigo de verdad...

Así es...cada vez que veo un "bulgarito"...me reafirmo en que nada hubiese sido igual si tú no hubieses estado allí para enseñarme, que no hay tiempo que pueda borrar los recuerdos de quienes te quieren de verdad.


Deseo que tu alma te siga permitiendo querer y hacer feliz, por muchos años más, a todas las personas que se crucen por tu vida. ¡¡Un abrazo infinito!!

                                                                                                                         - Sonia Brúnar -

Dame


Hay amores que llegan para abrir nuevas puertas, otros que nos ayudan a cerrarlas; amores eternos y efímeros, que dejan huella o que pronto olvidamos; amores que soñamos o que no esperamos, que nos elevan al cielo o nos hunden bajo el suelo. Toda clase de amores invaden nuestras vidas para llenarnos de lo que más tarde puede vaciarnos, pero también, para vaciarnos de todo aquello que no nos permitía enamorarnos.

Si pudiese tenerte frente a mí te pediría todo lo que no te di, todo lo que espero aprender a entregar, todo lo que en estas frases quiero hacerte llegar...

... Dame en tus besos el aliento que pierdo en cada paso que me acerca a ti, la humedad que mantiene vivas las pasiones que conforman el bello presente que me das; besos con sabor a respeto, textura de sinceridad y sirope de felicidad; besos que sellen el secreto que cada día pactan nuestros labios al despertar.

Dame en tus abrazos el calor que cobije al frío que regala el inverno, las sensaciones de libertad que nos entregan las hojas que caen en otoño, el deseo que despierta el olor del amor en primavera y el milagro de sentir el agua del mar refrescarnos en el ardor del verano. Abrazos que conviertan en días los minutos y en eternidad todas las estaciones que nos quedan por disfrutar.

Dame en tu mirada la complicidad de nuestros actos; las palabras que jamás diremos, que no hará falta pronunciar; los sentimientos que dan vida a tu alma, aquellos que provocas en lo más profundo de mi corazón. Esa mirada que lanzó la flecha que un día Cupido perdió, que pensó no volver a encontrar, que guardaste celosa para cuando nos volviésemos a cruzar.

Dame en tus caricias la tranquilidad que las tormentas roban, la paz que las guerras destruyen, la coherencia que a esta sociedad le estorba, la facilidad que hace posible lo que ni siquiera existe. Caricias que entregas con esos besos, abrazos y miradas; que nacen de cada poro de tu ser, que se subliman cuando rozan mi piel; que van y que vienen, que se quedan sin estar, que se adentran sin llegar a pasar, que pasan y no vuelven jamás...

Dejo bajo los hilos del Universo todo lo que me quieras dar y, tal vez, cada cosa que me robes sin pensar. Yo te entrego la libertad de esta unión, la esperanza de toda una vida, los te quiero que tenía guardados y la realidad de un sueño alcanzado. 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Enfocando el Presente


Millones de personas se mueven a nuestro alrededor buscando la felicidad. Rebuscamos entre la basura todo aquello que otros tiraron como consuelo a nuestra incapacidad para tener algo que podamos estrenar. No es difícil alcanzar lo que queremos, pero antes debemos saber qué es lo que realmente deseamos.

Palabras que se vuelven quejas en las bocas de los que viven cansados de estar vivos, en los que perdieron la esperanza de un mundo que quedó vacío, sin motivos y sin rumbo. Actos que se hacen notar por su ausencia; momentos que quedan mendigados por la incomprensión de que nada ha cambiado allí afuera, de que el problema lo llevamos dentro.

No hay más ni menos, tan sólo lo que ya existía; cómo hablar de crisis cuando lo único importante es poder comer para tener la energía suficiente que nos permita enfrentarnos cada día a la vida, a sus altos y sus bajos momentos, a sus idas y venidas, a lo maravilloso de ser capaces de sentir su única y verdadera función. Tan sólo consiste en aprender.

Mirando siempre a un futuro que no existe dejamos de ver el presente, lo único que tiene importancia, el hoy, el ahora, este momento justo en el que sonreír es tan sólo cuestión de hacerlo. Las sonrisas son la mayor fuente de energía, el mejor remedio para todos los males, el único bálsamo para acabar con las mentiras de quienes son felices haciéndonos llorar.

Fija bien tu mirada en aquello que realmente quieres y sal a contarle al mundo que la valentía es tu bandera, tus seres queridos tu casa y tus sueños lo único que necesitas para levantarte cada día a ser un poco más feliz. No perdamos más tiempo en llegar a un lugar lejano, allí donde sólo llegaremos después de mucho caminar; no olvidemos que no hay meta si antes no hubo una distancia por andar.

Enfoca las pequeñas cosas que tienes delante para poder apreciar la grandeza de todo lo que está por llegar; acaricia la brisa que te invade para poder enfrentarte al viento que mañana te puede azotar; siente y ama a los que están para no tener que perderte en sus recuerdos cuando ya no los puedas tocar; saborea los colores que la lluvia deja y recréate en los paisajes que el sol dibuja en cada despertar. Asume que los hilos que mueve el Universo son tan sólo los pasos necesarios que te llevarán a volar.

No te quedes en el pasado, no intentes al futuro alcanzar, pues tan sólo el presente es la razón de tus pasos al caminar.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Viaje a la Felicidad


Comienza el viaje. El destino al que queremos llegar nos viene marcado desde nuestro nacimiento, es algo así como una misión que se nos encomienda para esta vida. Tristemente no todos llegamos a saberlo, no todos somos capaces de afrontarla, no todos aprendemos de cada paso que damos...

No somos mejores los que emprendemos la marcha hacia ese lugar, somos tan sólo los que sabemos que debe ser así, tal vez, porque en vidas pasadas tomamos la decisión de quedarnos justo donde nacemos, donde nos dicen, donde la mayoría cree que debemos estar.

He tenido que hacer la maleta. En ella he metido todas ilusiones que me quedan por sentir, aquellas que nacieron de las desilusiones que vistieron durante tantos años mi corazón; un par de sonrisas por si se mancha la que llevo puesta y varios pares de zapatos para no quedarme parada en el camino de mis sueños. Casi no puedo cerrarla. Metí también todas las pasiones que me permiten seguir respirando, viviendo, sintiendo...

No sé cuál será el fin del trayecto, tan sólo que debo seguir avanzando, pues de quedarme quieta estaría frenando la evolución de mi alma. Con los prismáticos miro cada mañana lo que está por venir, con la meditación comprendo la responsabilidad que me toca asumir. No hay vida sin movimiento, ni movimiento que no nos lleve al éxito, que no nos llene de vida...

Al emprender mi andadura no tengo miedo de no volver nunca más al punto de partida, pues éste, a partir de ahora, será siempre donde esté. Cada día será un nuevo comienzo, y cada comienzo estará repleto de las más bellas emociones. No hay aventura sin sorpresas, ni sorpresas que no nos lleven a vivir nuevas aventuras.

Atrás dejo los sueños que no se debían cumplir, las personas que no quisieron seguir, los momentos que deseo olvidar y todos aquellos que por siempre quedarán. Es infeliz el que tiene miedo de seguir, de cambiar, de ser quien es en realidad. No se puede vivir sin ser, sin respirar, sin dejarnos llevar.

De nuevo, con mi mochila al hombro, sonrío al Universo sabiendo que sus hilos harán de mi travesía la más real de mis fantasías. Sé que todo lo que diviso al caminar es una señal que me lleva a disfrutar, a encontrar las calles correctas por las que debo continuar. Diviso horizontes por traspasar, me animo cuando escucho a los pájaros cantar y canto cuando la lluvia me quiere mojar. Veo lo que nunca imaginé e imagino lo que antes no pensé ver. La vida se vuelve un regalo que disfrutar, la tristeza es sólo el descanso de mis sonrisas y las lágrimas la mejor forma de responder a la suave brisa...

Viajando siempre por la felicidad; tú decides si te subes o si la dejar pasar...

sábado, 21 de noviembre de 2015

Bailando sin música

Hay días en los que la vida parece tener muy poco sentido. Todo lo que sueñas se convierte en cientos de imposibles, de barreras, de puertas infranqueables, de saltos que no puedes dar.

Momentos en los que nadie parece entendernos, en los que las ilusiones pasan a ser utopías, las sonrisas pierden su interés y el camino resulta demasiado largo para continuar avanzando. Todo a nuestro alrededor muestra resistencia al cambio por el que tanto estamos luchando; se cierra el cielo ante nuestros ojos, se abren heridas que creímos cicatrizadas...

Hay situaciones difíciles, claro que sí, pero tan sólo para que tomemos la decisión de cambiar esos días; de hacerlos sencillos, agradables, apacibles. El cómo es, tal vez, lo más sencillo de esta cuestión. Si sabes quién eres y qué es lo que deseas tan sólo te queda poner en ello toda tu pasión.

De esta forma los sueños seguirán siendo nuestros guías, las barreras caerán sin más ante nuestros ojos, las puertas se irán abriendo a nuestro paso y la fe nos permitirá construir escaleras que nos lleven a lo más alto de nuestras esperanzas.

No importará entonces que a nuestro alrededor no nos comprendan, pues al seguir caminando nos iremos cruzando con otras personas, con aquellas que también van en busca de sus metas, que disfrutan del camino que les lleva a ellas. No necesitaremos ver el cambio reflejado en nuestros ojos, pues será nuestra alma la que nos haga diferentes, la que al ponerse en contacto con nuestros cinco sentidos note en su esencia lo distinta que es la vida cuando la miramos desde la felicidad, esa que nos ofrece la creencia de que todo es posible.

Cree, pues es creyendo que puedes como siempre podrás, como el Universo hará con sus hilos el puente para que cruces sin miedo al otro lado de la orilla, a esa vida en la que lo más complicado será tener un desamor, llorar de tristeza, sentirte impotente o verte incapaz de algo; cree, porque al llegar al otro lado te parecerá mentira haber perdido tanto tiempo buscando la felicidad que siempre estuvo en ti; cree porque así comprobarás que los problemas...son tan sólo la excusa de los que no saben que para bailar, no es necesario esperar a que la música empiece a sonar...

Horizonte de sueños


A veces caminamos con la mirada tan pendiente de lo que está por llegar que nos perdemos todo aquello que tenemos delante. Las ansias que nacen de la ilusión de ver un nuevo sueño cumplido, de acercarnos a quien echamos de menos, de que un milagro haga que nuestro alrededor cambie, de que, al fin , todo sea como lo imaginamos..., nos hace dejar atrás las señales que el propio camino nos marca para que tan sólo su recorrido merezca más la pena que el final en sí.

Lo impresionante de este sendero es que cuando te paras a mirar a lo que te rodea te das cuenta de que acabas de traspasar la barrera de tus expectativas, el muro que tanto miedo tenías a cruzar, el mar en el que pensaste que te ahogarías y el fuego que tan abrasador te parecía. En tu nueva perspectiva los ladrillos se convirtieron en tu cobijo, el agua en el lugar donde refrescarte y el fuego en el calor donde pudiste acurrucarte.

Das media vuelta y contemplas como algo lejano todo aquello que acabas de superar, todas las pruebas por las que la vida te hizo pasar, todos los logros alcanzados y las derrotas que supiste convertir en aprendizajes. La sonrisa dibuja la satisfacción de saber que eres más valiente de lo que jamás fuiste capaz de creer, que eres más grande de lo que veías en tu reflejo, más feliz de lo que pensaste que se podía llegar a ser...

Vuelves a mirar al frente y descubres que el horizonte tiene miles de sueños más que regalarte, que tu posición es siempre la mejor aunque nunca dejes de moverte, de caminar, de avanzar. En cada rincón se esconde un secreto que nuestros sentidos percibe como un regalo más por el que cada día merece la pena luchar, seguir, resistir, disfrutar...

Donde no había salida encuentras el cielo más abierto, donde sentiste incomprensión todo se vuelve reconocimiento, donde hallaste la decepción constante hoy encuentras el amor por el que tantas veces lloraste. Y así, donde dejó de existir el mundo hoy se levanta una nueva forma de entender lo que somos, los que nos hace vibrar, lo que realmente provoca la felicidad; donde el silencio era el mayor de los ruidos tu nuevo latir pone la banda sonora de tus momentos, de tus días...; mientras, el Universo mueve sus hilos para enviarte las mejores recompensas a la pasión que pones en cada cosa que haces, que sientes, que ya sabes cómo vivir...

A veces caminamos con la mirada tan pendiente de lo que está por llegar que nos perdemos todo aquello que tenemos delante...

Dame tu mano



No se pueden alcanzar los sueños si caminamos solos por el duro camino que nos lleva hasta ellos. No se pueden lograr las recompensas de un trabajo que se realiza en solitario, que se hace con el celo de obtener beneficios que sólo serán para uno mismo. Nadie nos dará la mano cuando nos haga falta si antes no fuimos capaces de tenderles la nuestra.

Por eso...dame tu mano...así podremos asegurarnos de poder levantarnos si caemos, de estar bien sujetos cuando nos agachemos a recoger las piezas que componen el puzle de nuestras vidas; así estaremos cuidando de quienes nos acompañan, de los que se atreven a ser felices, a compartir los milagros que la vida les ofrece.

Dame tu mano, aprieta con fuerza la mía. Los días en los que el sol se esconda, en los que la oscuridad nos envuelva, yo seré tu guía, los ojos que te permiten ver más allá y las manos que eviten que choques contra los muros con los que no quieres tropezar.

Dame tu mano...que quiero pasear por el Universo sin miedos, sin las dudas que entre mis dedos resuelven los tuyos. Cuando es el corazón el que nos une no hay nada ni nadie que pueda alejar el encuentro de las almas.

Dame tu mano, repósala sobre la mía. Juntos podremos mover las montañas, hacer llorar a las nubes, llenar de esperanzas los ríos, devolver a la vida las ilusiones, pintar el cielo de los colores más bellos. Las manos son sólo una pequeña parte de todo lo que supone ser quienes somos; nuestras mentes, nuestros anhelos, nuestras capacidades...y todo ello unido por el bien de todo el Universo, por el que, en último término, será también nuestro propio bien.

Dame tu mano...no dejes que la vida se acabe mucho antes de que llegue la muerte; no permitas que se pasen los años sin hacer realidad los sueños de una especie que tan sólo se creó para ser feliz; no apartes la mirada de la sencilla afirmación que nos cuenta que, entre todos, el mundo podría ser mucho mejor; no cierres tu corazón a nadie, pues todos somos lo mismo que tú.

Dame tu mano, siente la mía. Vibra con la energía que nace de mis motivaciones, que tienen como fin alcanzar tu sonrisa, que se mueven por el motor de tu propio corazón. ¿Qué sería yo sin el resto del mundo? Exactamente lo mismo que el mundo sin tenerme a mí. No importa que no puedas verme, que no sepas quien soy, pues dentro de mí tan sólo está la esencia de la misma magia que habita en cada ser de este planeta; dentro de todos late el mismo corazón, sueña la misma alma, viven los mismos sueños...

Dame tu mano...no sueltes nunca la mía...

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