No se pueden alcanzar
los sueños si caminamos solos por el duro camino que nos lleva hasta ellos. No
se pueden lograr las recompensas de un trabajo que se realiza en solitario, que
se hace con el celo de obtener beneficios que sólo serán para uno mismo. Nadie
nos dará la mano cuando nos haga falta si antes no fuimos capaces de tenderles
la nuestra.
Por eso...dame tu
mano...así podremos asegurarnos de poder levantarnos si caemos, de estar bien
sujetos cuando nos agachemos a recoger las piezas que componen el puzle de
nuestras vidas; así estaremos cuidando de quienes nos acompañan, de los que se
atreven a ser felices, a compartir los milagros que la vida les ofrece.
Dame tu mano, aprieta
con fuerza la mía. Los días en los que el sol se esconda, en los que la
oscuridad nos envuelva, yo seré tu guía, los ojos que te permiten ver más allá
y las manos que eviten que choques contra los muros con los que no quieres
tropezar.
Dame tu mano...que
quiero pasear por el Universo sin miedos, sin las dudas que entre mis dedos
resuelven los tuyos. Cuando es el corazón el que nos une no hay nada ni nadie
que pueda alejar el encuentro de las almas.
Dame tu mano, repósala
sobre la mía. Juntos podremos mover las montañas, hacer llorar a las nubes,
llenar de esperanzas los ríos, devolver a la vida las ilusiones, pintar el
cielo de los colores más bellos. Las manos son sólo una pequeña parte de todo
lo que supone ser quienes somos; nuestras mentes, nuestros anhelos, nuestras
capacidades...y todo ello unido por el bien de todo el Universo, por el que, en
último término, será también nuestro propio bien.
Dame tu mano...no dejes
que la vida se acabe mucho antes de que llegue la muerte; no permitas que se
pasen los años sin hacer realidad los sueños de una especie que tan sólo se
creó para ser feliz; no apartes la mirada de la sencilla afirmación que nos
cuenta que, entre todos, el mundo podría ser mucho mejor; no cierres tu corazón
a nadie, pues todos somos lo mismo que tú.
Dame tu mano, siente la
mía. Vibra con la energía que nace de mis motivaciones, que tienen como fin
alcanzar tu sonrisa, que se mueven por el motor de tu propio corazón. ¿Qué
sería yo sin el resto del mundo? Exactamente lo mismo que el mundo sin tenerme
a mí. No importa que no puedas verme, que no sepas quien soy, pues dentro de mí
tan sólo está la esencia de la misma magia que habita en cada ser de este
planeta; dentro de todos late el mismo corazón, sueña la misma alma, viven los
mismos sueños...
Dame tu mano...no
sueltes nunca la mía...
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