Hay días en los que la
vida parece tener muy poco sentido. Todo lo que sueñas se convierte en cientos
de imposibles, de barreras, de puertas infranqueables, de saltos que
no puedes dar.
Momentos en los que
nadie parece entendernos, en los que las ilusiones pasan a ser utopías, las
sonrisas pierden su interés y el camino resulta demasiado largo para continuar
avanzando. Todo a nuestro alrededor muestra resistencia al cambio por el
que tanto estamos luchando; se cierra el cielo ante nuestros ojos, se abren
heridas que creímos cicatrizadas...
Hay situaciones difíciles,
claro que sí, pero tan sólo para que tomemos la decisión de cambiar esos días; de hacerlos sencillos, agradables, apacibles. El cómo es, tal vez, lo más
sencillo de esta cuestión. Si sabes quién eres y qué es lo que deseas tan sólo
te queda poner en ello toda tu pasión.
De esta forma los
sueños seguirán siendo nuestros guías, las barreras caerán sin más ante
nuestros ojos, las puertas se irán abriendo a nuestro paso y la fe nos
permitirá construir escaleras que nos lleven a lo más alto de nuestras esperanzas.
No importará entonces
que a nuestro alrededor no nos comprendan, pues al seguir caminando nos iremos
cruzando con otras personas, con aquellas que también van en busca de sus
metas, que disfrutan del camino que les lleva a ellas. No necesitaremos ver el
cambio reflejado en nuestros ojos, pues será nuestra alma la que nos haga
diferentes, la que al ponerse en contacto con nuestros cinco sentidos note en
su esencia lo distinta que es la vida cuando la miramos desde la felicidad, esa
que nos ofrece la creencia de que todo es posible.
Cree, pues es creyendo
que puedes como siempre podrás, como el Universo hará con sus hilos el puente
para que cruces sin miedo al otro lado de la orilla, a esa vida en la que lo
más complicado será tener un desamor, llorar de tristeza, sentirte impotente o
verte incapaz de algo; cree, porque al llegar al otro lado te parecerá mentira
haber perdido tanto tiempo buscando la felicidad que siempre estuvo en ti; cree
porque así comprobarás que los problemas...son tan sólo la excusa de los que no
saben que para bailar, no es necesario esperar a que la música empiece a
sonar...
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