domingo, 9 de abril de 2017

Quiero




Quién lo hubiese imaginado..., que un día cualquiera, después de tanto haberte amado en otros cuerpos, buscado en otras bocas y soñado en otras noches, entrarías en mi vida, envolviendo mi alma con lo mejor de cada sentimiento vivido, con la certeza de que eras tú a quien quería encontrar. Tantos años dando lo que era tuyo a quien no lo merecía, tan sólo por la impaciencia de tenerte, de hacerme tuya y sentirte tan mía...

Quién lo iba a decir, después de ser acusada de romper los corazones que no me acercaban a ti, que mis actos sólo eran la desesperación por no verte, por no saber dónde estabas y no tener el valor suficiente para confiar en el Universo que, pacientemente, esperaba el mejor momento para mover sus hilos y unirnos por siempre, para abrirnos las puertas de un paraíso en el que no creen aquellos que aún no aprendieron a amar de verdad...

Quién, si no nosotras, se lo enseñaría a este mundo que se cansó de no entendernos, de hacer sordos todos los gritos que, en el silencio, nos enviamos; sin conocernos, sin saber quiénes éramos, cómo eran nuestros ojos, el color de la piel, la suavidad de las manos, nuestras almas... Saberme viva en ti...era lo mejor que podía sentir.

Quién te lo iba a decir, cuando tu mirada y la mía se hicieron una, cuando el sol decidió cegarnos con los rayos que reflejaba de nuestros corazones deseosos de amarse, de poder recoger todos los pedazos que otros falsos amores fueron rompiendo con su desgana, repletos de reglas sociales que no han hecho más que alejarnos de todo y, por suerte, acercarnos a nosotras, a nuestro único destino...

Quién puede explicar algo tan sencillo a una humanidad tan acostumbrada a complicarlo todo. Media vida para esperarte y otra mitad tan sólo para amarte. Qué más da lo que vivimos si ya tan sólo queda compartir los sueños; esos que a tu lado son realidades, motivos por los que merece la pena madrugar, por los que no hay miedo a trasnochar, que no crean razones para llorar...

No sé quién estaría dispuesto a levantar su mano para dar respuesta a estas preguntas; ni llegaré a saber quién dijo que debíamos conformarnos con un pájaro en la mano pudiendo estar con todos ellos volando; lo único que sé...es que soy yo quien te desea tan libre como eres, como me haces sentir, como sólo a tu lado he aprendido lo que es VIVIR.


☯ Sonia Brúnar ☯


Amiga



Momentos inesperados que llegan a nuestras vidas cambiando las sonrisas por dudas, los sentimientos por huellas pasadas, los sueños por castillos que caen como simples naipes; segundos que se hacen eternos, bañados por la soledad de una compañía que se aleja sin saber si volverá la vista atrás, que nos empapan de lágrimas que duelen, que guardan la esperanza de que todo sea un mal sueño del que mañana despertar.

Sentimientos que se vistieron de gala, que pasearon juntos por el mundo, contagiando a quienes los rozaban con la suave luz de todos los sueños posibles, con la inagotable energía que los hace capaces. Emociones que nacen sin pensar, que llegan, te inundan, te colman y te subliman a lo más alto de tus propios deseos; tanto por hacer, decir, sentir y vivir...que no hay dudas que retuerzan la facilidad de un camino por descubrir.

Boquetes que inventamos para dar diversión a lo que no lo tiene, para reírnos de un presente que intenta machacar nuestro aliento, para obviar las verdades que nos hacen caer en oscuridades sin fin. El Universo se vuelve un caprichoso niño que no quiere hablar, que nos vuelve la cara ante la desesperación y se marcha ignorando las dudas del corazón.

Certezas son las que se encuentran en tu ser, en la mano que sólo es tuya, en el aire que únicamente tú puedes respirar. Eso es, respira lentamente, sintiendo que tan sólo vivir ya es un regalo. Qué podría decirte yo, amiga, si tú fuiste mi oxígeno cuando me quedé sin nada, cuando la vida se hizo muerte y en el otro mundo dejé tendido mis sueños; cómo dar a quien consideras invencible la mano tras una derrota que no crees que sea tal.

Hay almas gigantes que jamás pierden; no sólo por ser los motores de todas las que, tan pequeñas, giran a su alrededor, sino porque en ellas está el interruptor de todas las farolas que encienden las luces de su propio corazón. El fuerte ayuda al débil, pero a él quien le ayuda es su coraje para no dejar de sonreír; decorando con colores las conversaciones más tristes, abriendo ventanales donde no quedan paisajes que mirar. Los milagros existen porque tú existes dentro de tu propio malestar.

Palabras. Todo un cúmulo de ellas para no decir nada, para no aclararte los sentimientos de esta amiga que tan sólo te quiere abrazar; frases y más frases que lo dicen todo sin llegar a explicar nada, que se esconden en mi teclado por miedo a parecer una parrafada. Tan sólo una más, una para que sepas que si no tengo más que decirte es porque todo lo que necesitas saber ya me lo dijiste a mí más de una vez...

Amiga, no llores más, pues la vida en ti, tiene su propio nombre y se llama...Felicidad.


☯ Sonia Brúnar ☯

Mi razón de vivir




Levanté la mirada y pude ver sus ojos clavados tan fijamente en los míos que me pareció escuchar en mi mente las palabras que rondaban por la suya. Esta fue la impresión que tuve respecto a ese pequeño ser al que veía por primera vez ante mí.

Esa mañana, desde que desperté, sentí la presencia del Universo moviendo sus hilos hacia ese esperado momento. Nada más sonar el despertador llegó la primera señal. Lo apagué y en vez de salir disparado de la cama, como solía hacer cada día, volví a caer rendido sobre la almohada como si un gran peso me obligase a quedarme. Al abrir los ojos puede ver y sentir que las horas habían pasado con total normalidad. No me sobresaltó la idea de no haber llegado al trabajo. Tenía la certeza de que debía estar allí. Me di la vuelta para, por medio de un abrazo, compartir esa sensación de tranquilidad con mi mujer. No estaba. No me pareció tan tarde como para que estuviese levantada, sin embargo, tampoco eso sirvió para romper mi paz. Pasados unos minutos encontré la energía para dar ese esperado salto fuera del colchón. El placer de sentir como mis pies iban entrando suavemente en mis zapatillas era algo en lo que no me recreaba desde que era pequeño. Mi madre solía comprarme lo que yo llamaba mis "zapatillas de peluche", forradas con suaves pelos que hacían del hecho de no ponerme calcetines una gozada al calzármelas. De camino a la cocina me acompañaron las más placenteras sensaciones de mi infancia.

Sentada a la mesa, con su taza de leche en la mano, estaba la mujer más bella del mundo, la mujer de mi vida. Había notado que mi amor crecía de forma proporcional a su barriga. Era como si su interior también estuviese creciendo dentro de mí. Mi forma de sentir, mi manera de hablar, incluso de caminar, todo estaba cambiando; como si cada célula que se reproducía dentro de ella no pudiese hacerlo sin mí; cada día notaba cambios y más cambios en lo más profundo de mi ser y, me atrevería a decir, que de mi alma. Me acerqué y, sin ni siquiera explicarle qué hacía allí a esas horas, puse mi beso en sus labios y mi mano en su vientre. La conexión entre los tres parecía ser demasiado grande como para caber dentro de nuestro pequeño hogar. Al estar al lado de ambos siempre sentía volar por el cielo, estar subido en una plácida nube. Ella me miró fijamente, me sonrió y me dijo con un suave tono de voz: «Sé por qué estás hoy aquí». En ese momento sentí como mis "zapatillas de peluche" se convertían en lo que parecían ser mis "zapatillas de agua". El estómago me dio la vuelta. Los nervios comenzaron a fluir junto con aquel río que de ella brotaba y, en menos de media hora, ya estábamos en el hospital. 

Las horas que pasaron hasta que pude ver la cara de nuestro bebé me parecieron días. Al tenerlo en mis brazos tan sólo pensé: «Hoy conseguiste de mí justo lo que necesitabas, sin pedírmelo, tal vez, sin ni siquiera pretenderlo. A partir de hoy, será eso lo que tengas: mi tiempo, mi tranquilidad, mis ganas, mi felicidad y mi alegría, pues eso eres tú, eso me dicen tus ojos; de todo eso me llena tu diminuta alma, esa que inunda el mundo con tu latir. Tú, mi pequeño ser de luz, mi niño feliz, mi eterna razón de vivir...».


☯ Sonia Brúnar ☯

Quiero verte




Quiero verte. Así de simple, y tan intenso como puedas imaginarlo, es este deseo que me llena el vacío de tu ausencia. Toda la vida esperándote para no querer esperarte más. Te eché tanto de menos mientras te buscaba, que una vez encontrada no quiero que te separes jamás. Un minuto sin ti se convierte de nuevo en eternidad...

Quiero verte para poder tocarte, sentirte y, sobre todo, besarte. Qué hay más bello que los besos que se dan con el alma; aquellos que sólo existen porque estás a mi lado, que jamás pensaron nacer, que hoy ya no quieren desaparecer. Después de mil años besando príncipes encantados, hoy aprendo que no era necesario romper ningún hechizo, matar a ninguna bruja, ni trepar por ninguna torre. La aventura consistía en amarme tanto que ya no me quedase nada más por amar..., nada más que el corazón que me entregas en cada despertar.

Quiero verte, leerte cada frase que haces nacer en mis manos, cada sentimiento que brota de mi corazón, cada suspiro que da movimiento al aire que respiro. Sí, eso es. Ahora respiro de tu vida, de tus risas y tus caricias. Eres la musa más deseada por mis dedos, la canción más escuchada en mis sueños y los colores más vivos de mis días.

Entenderás ahora, mi amor, por qué quiero verte, por qué no permito al Universo mover sus hilos para alejarte más tiempo del que puedo soportar, pues no existen los minutos cuando te vas, no controlo el tiempo si tú no estás. Todo se convierte en nada y al recrear tu ser con mis letras puedo incluso llegarte a tocar. Desesperan mis manos por no tener tu piel para descansar y arden mis teclas buscando la mejor manera de sacar de mi interior este fuego abrasador.

Quiero verte porque tan sólo tus ojos saben leer lo que cuentan los míos; fue tu mirada la que nos reencontró en el infinito, reconfortando la impaciencia de nuestras almas por volver a hacerse una, aplacando los nervios que nos cegaban ante una vida que sólo nos entrega felicidad, durmiendo los miedos y despertando las verdades que ya nadie más desmentirá.

Un deseo lanzado al mundo para que la energía fluya hasta tus pies que, descalzos, vuelven a colarse en mi cama; vuelves a mí para que pueda verte, para calmar la sed de mi amor y empaparme de la humedad del tuyo; vuelves a mí porque este es el hogar que Dios construyó para querernos, protegernos y velar todos las noches que, por suerte, dormimos abrazadas, que, para siempre, llenarán de magia las hadas...

No sé si lo sabes, pero cada vez que te vas, tan sólo pienso en el momento en el que vuelvas a llegar...


☯ Sonia Brúnar ☯

El Primero




La primera mirada, esa que se cruza sin haberla pretendido, que llega a nuestros ojos como un regalo. La sorpresa de levantar la vista y que tus pupilas se claven en la mía, como si de una poesía de Bécker se tratase. Una imagen que dura escasos segundos, que se repetirá durante toda una vida, como si nunca hubiésemos mirado a nadie más, como si jamás hubiésemos usado los ojos para deleitarnos con algo que mereciese la pena, que nos hiciese sentir, que nos diese tanto en lo que pensar, un motivo interesante por lo que volver a mirar al mismo lugar.

El primer roce. No el que se da de forma intencionada, sino el que llega sólo porque lo deseamos, por la curiosidad que sentimos después de aquella intensa mirada. Las dudas revolotean en la mente, mientras, el cuerpo se estremece ante la idea de poder sentir más, mucho más, si es que somos capaces de ir más allá... «¿Si fue sin tocarme como me llevó a otro mundo, hasta dónde podría transportarme si fuese su piel lo que me hablase, sus manos las que me narrasen sus deseos y su boca la que me diese el calor que espero?». 

Las primeras palabras, esas que son más que una conversación, que un cúmulo de frases que se separan por puntos y comas. Palabras que dicen lo que alma siente, lo que no se entiende, lo que no llegaremos a comprender; «hay algo en tus ojos que me lleva a querer sentirte, y más anhelos en ese roce que me hace pequeña sabiéndome a tu lado la persona más grande». Cómo callar lo que no se puede ocultar, cómo guardar lo que no es nuestro, lo que nace de otra alma que se cruza para dar sentido a nuestros sueños.

Dados los pasos que nos van marcando los hilos del Universo, ya sólo queda comprobar si todo esto es sólo imaginación o si las certezas de nuestro corazón saben cómo hacernos felices. Ahora observo cómo me tocas, mientras me cuentas que has sentido lo mismo, que mi locura es posible porque también yo volví locos a tus pensamientos. Desde el primer encuentro las noches se convierten en días que quieren estar siempre despiertos, sin dormir pero a tu lado; descubriendo todo lo que aún desconozco, aquello que desde que te vi he amado; sí, saboreando cada gesto, cada detalle, sea bueno o sea malo, pues el amor perfecto es sólo el que se crea de dos seres llenos de imperfecciones que encajan, el uno con el otro, como un inseparable puzle. No importa lo que seamos, cómo lo seamos ni por qué, lo único importante es estar enamorado de la verdad que se esconde detrás de cada ser.

El primer amor... No es el primer cosquilleo en nuestro estómago, ni la primera relación que se nos alarga; no es una noche llorando sin dormir, ni un día a solas esperando que venga a por ti; no es un desplante, ni una traición, no son discusiones, ni reproches, ni siquiera la opción de cambiar para mejorar; que va... no es lo que nos conviene, ni lo que los demás esperan de nosotros. El único y auténtico en nada es parecido a otras primeras veces, en ningún aspecto es semejante a lo que vivimos antes. 

El primer Amor de verdad...es tan sólo el que, desde la primera mirada y para siempre, nos inundará de felicidad...


☯ Sonia Brúnar ☯

Sal a pasear




Sal a pasear los sentimientos para que puedan respirar el aire de los sueños que los hacen vibrar; el viento siempre sabe a qué velocidad rozarnos, con la fuerza precisa que despierta lo más bello de nuestras almas, con la delicadeza perfecta para llevarse, sin molestar, todo aquello que dentro nada más provocará. Desechar todo lo que no te permita sonreír mientras recoges lo que te hace feliz...

Levanta los ojos para que tu mirada vuele sin pedir permiso; posándose en cada persona que se cruza, observando sus gestos, su voz y sus anhelos, dejándote llevar por los hilos que el Universo mueve para mostrarnos la verdad. Verdad que nos abre el camino de la felicidad, que nos empuja a sentir que no somos únicos sin parecernos a nadie más... Comprender que no hay espejos en los demás y ver en ellos transparentes cristales por los que mirar...

Acércate a los árboles para contagiarte de sus almas. Podemos mantenernos firmes ante cualquier tormenta, dejando caer las gotas que las nubes nos regalan, usando de linterna las luces de los relámpagos y de banda sonora los truenos que nos hablan de la pasión del cielo por hacernos más fuertes, más grandes, más valientes. Aprender a caminar sin importar en qué lugar...

Acaricia a los animales, recoge el cariño que, sin pedir nada, te dan. Tenemos la misma capacidad que ellos para amar; sin rencores ante los fallos, pidiendo sólo lo justo para vivir y devolviendo, hechos caricias, todos los momentos que otros nos dedican, nos regalan, que nadie nos obliga a dar, que todos debemos valorar. Sentir lo fácil que es querer sin cuestionar, ni reprochar, sin más motivo para llorar que no sea el de volvernos a encontrar...

Recréate en la sonrisa sincera de un bebé, de dos... de cien. Nacemos con el don de contagiar al mundo con la alegría de un simple gesto, de regalar esa mueca a cada ser que se nos acerca, tan sólo porque nos miren, porque nos dediquen tres palabras amables, o sencillamente porque sea la suya la que hace despertar la nuestra. El secreto de la felicidad se guarda tras cada sonrisa que decidimos esbozar; una vez puesta en marcha, todos los problemas dejan de tener un lugar en el que descansar. Dejar de hacer la cama a todo aquello con lo que no queremos convivir..

Sal a pasear... No dejes nunca de mirar, soñar, sonreír, ni de amar. Somos todo lo que vemos y sentimos, la música que otros hacen para nuestras almas, las canciones que nos hablan de nuestros amores, las que nos permiten llorar las pérdidas y recordar los mejores sabores; somos cada trazo que vemos en los lienzos, cada historia escrita en los libros, cada musa que inspira los artistas, cada noche que no pueden dormir, cada frase que dejan sin escribir; somos la paz, la esperanza y las ganas de vivir de los que trabajan en sus pasiones. Sí, somos lo que vemos y sentimos..., sal a pasear...pues puede que mañana la vida ya no esté para que la puedas admirar, tocar...y disfrutar.


☯ Sonia Brúnar ☯

Razones




Hoy no tengo razones para escribir. Qué son mis letras dentro de un Universo tan infinito como el que nos envuelve; de qué sirven mis reflexiones; para qué las comparto o, mejor dicho, para quién. No hay hilos que puedan mover lo que siempre permanecerá quieto...

Las palabras no tienen motivos para ser si su fin no es la mirada de otra persona, si su sentido no es encontrado en su lectura. De qué sirve un letrero de precaución si todo el que pasa por su lado cae al abismo del cual intentaba prevenirle; para qué tantas señales si cada uno sigue las normas de su propia incoherencia...

Cada día millones de personas obvian todo aquello que está escrito, tratando a las letras como entes sin sentido, ni razón de ser... No importa ya si es "b" o "v", "c" o "s", si la "h" es muda o inexistente, si dejamos sola a la "y" o mejor ponemos dos "l" para que se acompañen. Pequeñas minucias que reflejan la ignorancia de un pueblo que cada vez quiere saber menos. 

Poco leer, peor escribir y mucho más criticar y manipular a los demás. Nadie es amigo de nadie. Basta un muñeco con beso en forma de corazón para que creamos que los demás sienten lo mismo, que la amistad que profesamos es mutua, que las ganas y el cariño es igual de intenso. Sólo un aviso para volar hasta quien no nos necesita, hasta el que sólo teme la soledad, a aquellos que mañana, a la llegada de "mejores" invitaciones, de nuestro lado se apartarán. Así de triste, así de real...

No, hoy no tengo razones para sentarme a escribir. Llego de un colegio en el que cada día dejo todas mis sonrisas, mis bromas y mi entusiasmo. Allí, niños clonados de colaboradores de programas basura lo cogen todo, lo diseccionan, lo cuestionan y lo convierten en polvo que se esfuma con el primer toque de sirena...; es difícil hacerles ver la importancia de aprender a "leer entre líneas" cuando sus padres tan sólo saben mirar cotilleos y facturas. Es más fácil conseguir que escriban cien insultos que diez adjetivos positivos con los que poder describir a una persona...

Toda una vida de ilusiones que se pierden en cada artículo que escribo, en cada día que me levanto para trabajar y, seguramente, en cada libro que llegue a publicar. Mi única intención es convertir las palabras en sentimientos; hacer de los sentimientos ventanales que muestren al mundo lo sencillo que resulta ser feliz; llenar de felicidad los momentos que decido compartir con vosotros, con ellos, con todo el que esté dispuesto a escuchar, creer, sentir..., en definitiva, vivir...

Sin embargo, hoy no tengo razones para escribir; sólo veo niños que no quieren saber y adultos que olvidaron que hay mil formas para crecer. Razones convertidas en decepciones y decepciones que marcan un principio y un fin en esta historia que aún está por escribir; historia, cuento o vida que quién sabe si encontrará razones para volver a existir...

Hoy no hay razones para hacerlo, pero qué sería de mí...si mi alma dejase de escribir....


☯ Sonia Brúnar ☯

Ahora



Antes caminaba sola, dejándome acompañar por quien era de agrado en ese momento; momentos que vestían de sonrisas mis tristezas, llenando el vacío justo para poder seguir sin necesidad de buscar nada más. Ahora camino a tu lado, tú al mío; un mismo rumbo desde que nuestros senderos decidieron cruzarse; un encuentro eterno del que no quisiera separarme; la tristeza es sólo la brisa que a su paso dejan las lecciones que nos permiten seguir creciendo, convirtiendo al vacío en un pasado tan lejano que ni siquiera recordamos el dolor que hizo a nuestros corazones...

Antes soñaba sola. Los días se hacían largos cuando las ilusiones se esfumaban en cada pensamiento lanzado al aire; saber lo que quieres y verte sin el respaldo de un aliento que invite a darlo todo por ello... Ahora sueño contigo; no sólo con tu voz, tu sonrisa o tu olor, sino sentada junto a ti, con tus manos entrelazadas a las mías..., decorando un futuro que sólo podemos alcanzar juntos; sueños distintos que buscan una meta idéntica donde poder pararse a disfrutar, reír y...volver a soñar...

Antes dormía sola, dejándome caer en los brazos de Morfeo para volar por los rincones más inesperados del excitante mundo onírico; imaginando en él cómo sería la vida al conocer a alguien capaz de amar como yo amo, pero sabiendo que, al despertar, preferiría seguir teniendo ambos lados de la cama para poder retozar en soledad... Ahora duermo contigo y es tu cuerpo el que me eleva a un mundo de bellos sueños; allí donde los ojos solamente se cierran para besar, para sentir, para usar un sólo lado de la cama y saber que nos sobrará la otra mitad...; dormir para soñar contigo y despertar para seguir soñando a tu lado...

Antes inventaba historias de amor; jugaba con el destino frenando las leyes que mueven al Universo y sus hilos; creyendo tener en mis manos el control de un amor que jamás pude controlar; subiendo y bajando peldaños por miedo a tener que rectificar. La vida sin amor siempre crea incertidumbre, pues su razón de ser es tan sólo la felicidad de llegarlo a poseer... Por eso, ahora, no creo cuentos de ficción; dejo que el Universo juegue conmigo, que imponga sus reglas, su tiempo y sus obstáculos, pues tras el camino difícil siempre está el final más feliz; que en mi caso, es el de poder sentirme eternamente así...

Antes prefería escribir, ahora, lo que hago, es escribirte a ti...


☯ Sonia Brúnar ☯


Todo Suma




Existen momentos, creo que forzados por los hilos del Universo, en los que nos parece estar navegando sin rumbo firme; al frente de un barco de pasiones que no puede salir de la tormenta porque su tripulación se cansó de luchar. Es entonces cuando nos planteamos hasta qué punto merecen la pena los esfuerzos, el afán por hacer de nuestras ilusiones el futuro de otros...

Cuando trabajamos por y con amor, cuando nos dedicamos a hacer lo que más nos gusta, no podemos andar midiendo cada paso que damos, cada piedra que levantamos. Lo que importa es la emoción de ver otro castillo elevado; uno que no se compone de arena, sino del respeto y la confianza, de la libertad y la verdad y, por supuesto, de los sueños y la esperanza.

En eso consiste ser maestro, en dar luz a las nuevas generaciones que vagan perdidas por una sociedad que se cansó de ser feliz; en entregar primero el alma y después los conocimientos, pues no hay persona que aprenda de un papel, pero sí cientos de niños que tan sólo quieren ser...

Nos limitamos a enseñarles el silencio y las normas en pro a una convivencia carente de vivencias, para que desde pequeños asuman que siempre habrá alguien por encima coartando lo que quieren hacer; abrimos sus cerebros y vertimos en ellos gran cantidad de contenidos vacíos, carentes de sentido para ellos, para sus almas, para su necesidad de crecer.

Pero no...no voy a generalizar más, porque también llega ese momento en el que miras a tu alrededor y decides seguir siendo tú; esa persona que eligió esta profesión porque ama a esos pequeños y extraños, pero extraordinarios seres que son los niños; ese corazón que entendió que tenía mucho que aportar, demasiadas puertas que abrir como para tirar la llave que la vida le regaló. 

Y es ahí cuando la calma y la templanza nos permite ver que no estamos solos, que hay más locos en el mundo queriendo dar cordura a esta locura; sabiendo que nosotros no abrimos las mentes, sino que las engrandecemos para que aprendan a pensar por sí mismos; no volcamos temas, sino que los hacemos realidad, haciendo de nuestra clase la calle y de las calles nuestras clases; no nos dejamos llevar por el sonido que nos marca el final de una jornada laboral, pues nuestro trabajo comenzó el día que lo elegimos y tan sólo terminará cuando la muerte nos venga a buscar...

Por todo eso, y como bien me dijo una Maestra, "todo suma". Así que seguiremos sumando la desgana de quienes se equivocaron de profesión, la torpeza de quien hace política con nuestras vidas y la falta de valores que rodea a la mayor parte de la sociedad; pero también vamos a sumar nuestra satisfacción al saber que seguimos haciendo las cosas lo mejor que sabemos, que no nos importan los resultados sino la forma más idónea y divertida de conseguirlos; y es que...tras esto pasamos a sumar los besos que los alumnos nos regalan cada mañana, las sonrisas que nos borran el dolor, la motivación que despertamos en sus vidas y la tranquilidad que sembramos en sus almas. 

No dejemos que las decepciones nos consuman porque lo importante es que, al final, ...todo suma.


☯ Sonia Brúnar ☯

sábado, 8 de abril de 2017

Motivos vs Excusas




Escribió Santa Teresa de Ávila "vivo sin vivir en mí", y cuánto quisiera yo lo mismo poder sentir, pues cada día que paso a tu lado lo que hago es vivir sin vivir en ti. Ella moría porque no moría y yo muero porque no imaginé que así viviría...

Esto es lo que queda para quien espera que el amor se convierta en lo que nunca será. Abro mis ojos y veo que lo que siento no es más que lo que sienten los demás...la nada de un sentimiento que no lo será todo jamás. Eso siempre nos consuela...

En la cárcel que yo misma creé, tan pequeña, tan cerca de ti, tal falta de tu roce; sin saber si aún sigues vivo...pues, lo que no tiene vida, es esta relación que sólo se sostiene con silencios, noches llenas de luces que no dejan dormir y días repletos de oscuridad que no me permiten ser feliz.

Cada anochecer recuerdo los motivos que escribí para poder huir; cuando consigo dormir son ellos los que me llevan libre a un cielo abierto, celeste, adornado con suaves nubes que sirven de descanso a mis decepciones. Cada mañana vuelvo a recrearme en tu rostro dormido; imagino que la sonrisa de tus labios es el reflejo de que sueñas conmigo; es entonces cuando florecen las excusas, cuando cubro el dolor con la pasión que despiertas en mí, cuando olvido que son las estrellas las únicas que me permiten sonreír. Recojo el valor que había ahorrado y lo vuelvo a tirar al vacío de mis esperanzas, esas que inventé para no aceptar la fría verdad. 

Qué triste el amor que se acaba sin romper sus lazos, que se alarga hasta que la vida decide llevarse sus almas a otro mundo; cuántas parejas unidas por la rutina, la costumbre y, casi siempre, por la falta de coraje para construir una nueva ilusión lejos de quien te niega lo que más deseas...

Qué triste el amor así descrito, así sentido en lo más profundo de nuestro ser. Dudo que haya alguien ajeno a este dolor, que el Universo no haya movido sus hilos para hacer que todos toquemos ese fondo que nos permite coger impulso, que nos hace quedarnos sin nada para volver a tenerlo todo. 

Qué triste el amor cuando olvidamos que no hay nadie más que uno mismo para dar sentido a todos los cuentos de hadas que inventamos, que deseamos, que anhelamos. Guiados por la mayoría, vamos dejando que la vida pase al lado de quien se acostumbró a vivir sin ti, que tal vez te quiso, que quizás solo te necesitaba. Y así es la vida, avanzamos mientras nuestras necesidades van cambiando y, entre tanto, no fuimos capaces de aceptar que ahora es otra la necesidad.

Escribo de nuevo mis motivos, todos los que me invitan a huir de ti; esta noche seré un corazón libre sonriendo junto a Morfeo; mañana...otra vez buscaré tus ojos antes de que me dé tiempo a abrir los míos, pues nunca sabré si será, esta vez, cuando te des cuenta de que yo jamás te dejé de querer...


☯ Sonia Brúnar ☯

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