No siempre llega la
inspiración cuando la necesitamos. A veces, simplemente, no es lo que nos
inspira lo que deseamos convertir en una creación. Hechos buenos dan lugar a
grandes creaciones; sucesos negativos también pueden llegar a darles vida, pero
carecen de la pasión que tiene todo aquello que nace de la felicidad. Esa
sensación de sentir...de sonreír al sentirlo y de tener, finalmente, la
necesidad de transformarlo en una poesía, una melodía, un cuadro, una
canción...
No siempre lo que nos
rodea es lo que nos apetece observar, pues no es para divisar situaciones
llenas de absurdos para lo que abrimos los ojos al despertar. Ves llegar a tu
clase a alumnos con los zapatos rotos mientras sus padres te cuentan que no
tienen dinero entre el humo del cigarro que se están fumando; escuchas los
reproches de personas que lo tienen todo mientras obvian el mal momento que
estás pasando; te agachas cien veces para recoger la basura que otros van
dejando a tu paso; te tiembla el pulso al mirar a tu alrededor y descubrir que
estamos acabando con el sentido que dio vida al mundo...
No siempre el amor es
lo que nos llena el alma. Cuántas personas amadas y cuántas veces el corazón
roto; derrumbados como simples castillos de arena, las olas del desamor borran
de una pasada lo que tanto tiempo nos costó escribir. Crea impotencia sentir lo
inútil que puede ser todo lo que hagamos; roba las ganas la frialdad de las
personas ante el sentimiento más bello que existe, ante lo satisfactorio que es
tener a alguien que nos respete y nos ame tanto como deseamos...
No siempre la amistad
es lo que esperábamos que fuese. Nos perdemos entre los minutos que esperan recibir
todo lo que somos. Cómo se puede pedir a un amigo que sea tú sin dejar de ser
él mismo. Falta de nuevo el respeto, pues no es más grande el amor de pareja,
el amor es simplemente lo que es. Así, acabamos por exigir a los demás lo que
ni siquiera nosotros somos capaces de dar, dejando que las relaciones se
conviertan en botellas vacías imposibles de volver a llenar...
No siempre me apetece
escribir lo que pienso, porque si al pensar no me invade la felicidad no tiene
ningún sentido plasmar palabras de desánimo. Ni es ni será ese el fin de mis
letras. Me pierdo en la idea de transmitir al mundo la misma negatividad que
transmiten los políticos que tanto saben sobre las mentiras; la televisión, tan
especializada en rumores que ya hasta los más pequeños saben cómo utilizar; las
personas que vendieron su alma al diablo, que sólo viven para quejarse de todo
por no faltarles de nada, para buscar en la vida de los demás lo que no son
capaces de ver en las suyas...
No, no siempre soy
capaz de cumplir lo que digo, de ser fiel a mis ideales; por eso en ocasiones,
mis manos no se niegan ante la inspiración que no desean, mis sentimientos
negativos no quieren quedarse dentro de mi corazón, mis absurdos no desean dar
más vueltas en mi cabeza y mi conclusión termina por ser la de contaros que la
vida también tiene su "yang"; puede hacernos perder el rumbo, puede
cortar algunos de los fuertes hilos por los que el Universo nos sostiene, puede
hacer de nuestras sonrisas lágrimas y de nuestro sueños pozos sin fondo...
Por suerte, siempre
habrá una mirada que nos haga borrar de nuestra retina lo que hubiésemos
preferido no ver; unas manos que nos recuerden que no estamos solos; unas
palabras que iluminen una mente que piensa como la tuya; besos que repartan el
amor tal y como tú lo sientes; abrazos que curen almas rotas y sirvan de
borrador para una pizarra llena de sinsentidos convertidos en el comienzo de
otra nueva etapa de algo maravilloso...a lo que llaman vida.
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
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