Me resulta triste ver
la frialdad que algunos muestran ante los demás, ante personas cuya situación dista
mucho de ser lo que sueñan o, simplemente, lo que debería ser. Escucho como
personas con buenos sueldos se quejan de la llegada del fin de mes, de la
imposibilidad de hacer un viaje o de comprarse ciertos lujos, cuando lo único
duro en la vida es no tener dinero para cubrir nuestras necesidades básicas. Sé
que a veces es necesario vivir esas situaciones para poder comprenderlas, que
hay quienes carecen de la capacidad de empatía que les pueda permitir ponerse
en la piel del que tenemos al lado, pero, no sé si por suerte o por desgracia,
no siempre se da el caso.
Hay personas que tienen
la fortuna de vivir cómodamente desde que son pequeños, que consiguen sus metas
con su propio esfuerzo, pero con el apoyo emocional y económico del que otros
carecen. De esta forma no es fácil entender la ansiedad de no poder comprar una
simple bombona para ducharse o comer algo caliente. Alimentarnos, estar limpios
y dormir bajo un techo...lujos que no somos conscientes que tenemos.
Yo no soy un dios
todopoderoso que puede arreglar el mundo, pero sí una persona con la capacidad
de dar lo que está en mi mano. Hoy son algunos euros, un plato de comida, una
sonrisa y un "deseo que todo mejore en tu vida"; mañana, si la vida
me lo permite, será todo lo que haya podido conseguir con mi esfuerzo diario.
No hay nada que me lleve a querer ganar dinero para tenerlo en el banco, para
volver la vista ante una gran parte del mundo que, por las circunstancias que
sea, no puede conseguir más por sí mismo. De todo tiene que haber para que el
equilibrio emocional del planeta se mantenga. Habrá pobres que lo sean por su
desgana, por su falta de interés, porque no hayan sabido aprovechar las
oportunidades que la vida les brinda; habrá gente muriendo de hambre porque esa
es la vida que les ha tocado sentir, aquella de la que deben aprender lo más
importante...y es que no hay nada más grande que el amor. No hay dinero que
pueda comprar la tranquilidad del alma, el sentir de un corazón puro. Tal vez
todos debemos nacer en alguna vida rodeados de la nada para darnos cuenta de lo
importante que es tenerlo todo.
No quiero dar lecciones
ni criticar a nadie. Tampoco yo soy perfecta. Pero quiero seguir siendo una
persona y no una cosa que va caminando por la vida sin ver lo que tenemos
enfrente. No puedo pasar delante de alguien que está tirado en la calle tapado
con cartones y no sentir en mi alma que en él hay una parte de mí que también
pasará frío esa noche, que también escuchará el crujir de sus tripas durante varios días. Todos somos la misma persona y mirar hacia otro lado tan sólo nos
hace partícipes de su desgracia, nos roba parte de nuestra energía y nos hace
ser más ruines que el mayor de ellos. Estado de karma o no, nadie está a salvo
de ser responsable del resto del mundo, de nuestra propia bondad, de ser capaz
de amar a todos los que cada día se cruzan por nuestro camino, ya sean seres
enchaquetados o llenos de mugre y mal olor. Hoy son ellos los que se acercan
pidiendo una ayuda, pero no debemos sentir asco ni rechazo, pues mañana...la vida
da un giro, el Universo mueve sus hilos, y tal vez seamos nosotros quienes
tengamos que salir en busca de algo más que compasión, de algo más que dos
euros, de mucho más que una limosna. Se trata tan sólo de dar todo nuestro
amor, la compasión que nos hace sentir su propio ser... No se come con el amor,
pero sí se puede vivir de él. Tú elijes si quieres ser un pobre corazón relleno
de dinero, o un alma libre que reparte a su paso lo más valioso, lo más puro,
lo más importante...el Amor.
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
(Artículo del Periódico Digital "El castillo de San Fernando", Sección Los hilos del Universo)
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