Avanzan los años y,
creyendo recordarlo todo, lo único que hacemos es seguir adelante sin pararnos
a mirar el pasado; pasado que no se fue, que es todo lo que somos; nuestra
forma de sentir, de ser felices, de vivir. No hay presente sin un ayer que nos
forje una base, sin un futuro que nos sirva de guía; no hay risas si no
conocimos el sabor de las lágrimas, ni confianza si no fuimos traicionados; no
existe desamor que, más tarde o más temprano, no nos enseñe lo que es amar sin
dolor...
Mientras te
siento...observo tus ojos dormidos sobre la almohada de mi vida, percibo el
latir de tu corazón al descansar como el único motor capaz de arrancar la
inspiración que me das. Tus manos, capaces de activar cada célula de mi ser, se
dejan caer en el colchón de nuestro idilio dando un respiro a la energía que
hacen fluir en mí. El silencio grita lo que nuestros labios callan adornado con
el ruido que cada coche al pasar intenta borrar...
Mientras te
siento...acaricio tu rostro como si no tuviese más oportunidad de hacerlo;
sonrío a tu mirada que, escondida, se encuentra admirando las visiones de
Morfeo; intuyo en tus párpados las imágenes que recorren tu alma, me recreo en
tu respiración y, como por arte de magia, me cuelo en el cuento que los ángeles
te narran. Sus personajes son nuestros secretos; su desenlace es la unión de lo
que ayer se rompió; y el final, una aventura infinita por disfrutar...
Mientras te
siento...dejo de preguntarme por qué has tardado tanto, por qué los años nos
quisieron separar, por qué una espera tan larga para alcanzar la felicidad. No
hay casualidades ni un tiempo más acertado que el que el Universo nos impone
con sus hilos entrelazados; no podemos ser lo que somos si nunca hemos sido lo
que fuimos... Dudas que al sentir dejan de existir; entre tus emociones se
cuela cada sueño que haces realidad sin saber siquiera que lo quise alcanzar; entre
tus dedos está la humedad que llena de calor el frío de mi ansiada soledad...
Mientras te
siento...puedo oírte preguntar qué es lo que piensa mi mente; sonrío al
recordar la respuesta que tú misma te das..."yo no pienso, sólo
siento". Siento mientras te siento porque sólo tú sabes cómo hacerme
sentir; siento porque me sientes y porque nacimos para sentir así. Nada más
bello que olvidar lo que el futuro nos pedirá, que poder sentir la magia de un
pasado que se va, que añoraremos, que hace de cada día un precioso motivo más
por el que no dejar de caminar.
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