Intento poner orden. El
Universo mueve sus hilos con facilidad, pero aquí en la Tierra todo se vuelve
caos ante sus cambios. Aprendizajes que llegan como huracanes capaces de
destruir todo lo que habíamos construido, de quitarnos todo lo que habíamos
conseguido.
Ordeno cajones llenos de palabras que hace tiempo
que no uso. La vida me enseñó que hay cosas que es mejor callar y muchas más
que se pueden decir de otra forma. Tiro los reproches, las malas
contestaciones, las críticas y los rumores; guardo los piropos, las alabanzas y,
sobre todo, la sinceridad...ésta siempre viene bien tenerla a mano...
Ordeno los armarios donde dejé colgados sentimientos
que hace tiempo me quedaron bien, realzando mi belleza y llenándome de luz. Si
dejé de ponérmelos será porque ya no me favorecen... Cuelgo ahora las sonrisas
que el mundo me regala, los abrazos que las almas que me acompañan me ofrecen y
los besos y caricias que me devuelven a la vida con un brillo diferente.
Ordeno el baúl de mis recuerdos. Algunos son más un
lastre que algo por lo que volver el tiempo atrás. No quiero revivir los
momentos que me causaron dolor, ni preguntarme de nuevo por qué me trataron con
rencor; ahora sé que sólo yo he permitido a otros hacerse dueños de mi alma,
cuando la única capaz de hacerla feliz tiene mi rostro y mis manos, mi sentir y
mis pasiones fuertemente atadas al corazón. Meto en ellos todo lo que al vivir
me hace sonreír, me llena de nerviosismo el estómago, haciendo que una y otra
vez las mariposas que me acompañaron sigan volando dentro de mis sueños.
Ordeno mi mente. Aquí no pienso dejar nada. Los
pensamientos invaden nuestras emociones levantando ante ellas muros que nos
frenan ante las cosas más importantes de nuestros días. Pensamos y pensamos...
"por qué me pasa esto, cómo he podido equivocarme, dónde están mis errores"
o, simplemente, todo lo que queremos hacer mañana, lo que vamos a dejar para
luego, lo que, al seguir pensando, jamás llegaremos a hacer; pensar es sólo
eso, perder el tiempo, no actuar, dejar los sueños atrás.
Ordeno mi alma, sabia consejera de mi corazón. Ella
es la clave de toda nuestra existencia e inútilmente la obviamos como si no
formase parte de nuestro escenario. No hay nada mejor que ordenar que nuestra propia
alma, pues en ella está la verdadera esencia de nuestra felicidad, la única
forma de ser. Ella tiene nuestros secretos, las mejores virtudes y los peores
defectos. La observo, la escucho y la siento...sí, ahora sé quién soy.
Ordeno mis letras para que el mundo pueda ordenar el
caos en el que el pasar de los días nos pueden hacer caer. Lanzo sin más las
lecciones que la vida me da para ayudar a aquellos que las quieran estudiar. No
hay mejor libro por escribir que el de la experiencia de quien decide vivir.
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