Las semanas se van sucediendo y los cambios no llegan a ser notables...desespero ante la poca actividad que me muestra el Universo en estos días. Trabajo, trabajo y trabajo es lo único que ocupa mi tiempo. Tal vez, si estuviese haciéndolo sobre lo que me gusta, escribir o enseñar a "mis niños", todo sería más satisfactorio y llevadero, pero no, la realidad es otra muy diferente y los días me parecen años. Años que son una repetición constante de ellos mismos. Cada día la misma rutina sin opción a ser cambiada, las mismas acciones y situaciones, cada día igual al anterior...me parece no estar viviendo mi propia vida...quizás ese sea el problema, eso que me ahoga y me asfixia ante tanta calma...
Los meses anteriores no eran muy diferentes, pero cada día había algo que llenaba de luz esta oscuridad, había una nueva ilusión que me hacía reaccionar, una nueva señal de que debía seguir adelante teniendo paciencia. Pero... como siempre digo, los refranes contienen sabias palabras que guían nuestras vidas y, en este caso, yo diría...que "el que espera desespera". A lo mejor es esta la cuestión. No debo esperar nada. Sí soñar, pero no esperar, pues, como sabemos, lo que tenga que venir lo hará en el momento más oportuno.... pero...¿¡¡cuándo!!? Lo reconozco, me desespera la situación...
A pesar de todo esto, hoy no quiero contaros lo ansiosa que me siento, sino lo que finalmente ha roto "la maldición del silencio de mi Universo", aquello que me ha iluminado de nuevo y me ha hecho recordar qué soy, quién soy y lo que estoy a punto de conseguir. Mi mente se nubló y olvidó que debo pasar por todo esto, que es necesario para llegar a la siguiente parada, esa que me espera llena de calma y tranquilidad y que me dará el respiro necesario para volver a salir en busca de nuevos sueños.
Hace unos días apareció "casualmente" en mi vida otro ángel. Ha sido maravilloso volver a soñar con mi libro, con su presentación, con todo aquello que espero conseguir con él. Los minutos que mi ángel ha conseguido apartar mi mente del trabajo han estado llenos de alegría, ilusión y mucha energía positiva. Por eso, ahora que he recordado lo feliz que soy, la suerte que tengo, ahora...no quiero volver a sentirme mal ni a lamentarme, tan sólo quiero seguir soñando y agradeciendo a la vida todo lo que cada día me regala.
A ti, mi ángel, quiero darte las gracias por los ratitos que nos has dedicado a mi libro y a mi, y por las palabras que, desde que las oí, han cambiado mis malestares por ilusiones. Destacaría entre otras muchas:
"pienso que deberías bajar un poco el volumen de tus sueños..."
"ahora te toca dejarte querer..."
"entonces...¿cuándo hacemos la presentación?"
"tenemos que ayudarle, tiene talento..."
Es bonito sentir que se echa de menos a alguien a quien a penas conoces...esos son los maravillosos misterios que esconde la vida. Gracias de todo corazón.
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