Cuando decidí ser madre nunca imaginé que
encontraría en ti el mayor motivo para sentir, para ser, para seguir...
Desde que tu vida comenzó la mía supo que siempre
tendría una buena razón para vivir, para respirar, para no decaer jamás ante la
adversidad. Comprendí que mi deber era darte la mano para que aprendieses a
caminar, ser tu consejera cuando no supieses qué hacer y tu almohada cuando
necesitases descansar.
Al ser tu madre puedo sentir en mi corazón el tuyo; pienso
..."cuánta responsabilidad tener la respuesta de todo sobre lo que dudáis y estar obligadas a
ser pacientes para que las encontréis solos; tropezando, cayendo, sufriendo...".
Este pensamiento nos hace olvidar que, a veces, el
Universo mueve sus hilos sin más, llevándonos a estar en la cara opuesta a la
imaginada. Pasan los años como si el destino estuviese escrito, como si
pudiésemos recrear con sencillez el futuro y, de repente, todo es tan distinto
que te parece estar viviendo la vida de otra persona.
He tenido la suerte de poder abrir los ojos de mi
alma a lo más bello de la maternidad. Saber, desde tu experiencia, que ya
puedes enseñarme más cosas de las que yo te di; que pensar que en mí recae toda
la fuerza, es quitarte el don que has demostrado con tu fortaleza.
Por eso quiero darte las gracias por ser quien me ha
enseñado que cada segundo es una oportunidad para decir "te quiero",
que la vida tan sólo es aquello que decidimos tener, hacer, creer...; gracias
por ser quien me hizo comprender que abrir los ojos cada mañana es el mejor regalo
del mundo, sobre todo, cuando tengo la suerte de poder llorar por dentro, una
vez más, cada vez que te escucho decir "mamá".
Gracias por ser la que da más intensidad a los
colores cuando estamos a tu lado, la que ha aumentado el brillo a la luna y ha
conseguido que el sol se esconda más tarde para admirar tu hermosura. Gracias
por ser la señal para saber que sentir el miedo es el primer paso para
volvernos valientes; por hacer que mis lágrimas hoy sean de orgullo, de amor,
paz y tranquilidad. Si un día imaginé mi vida sin poder dejar de sonreír, ahora
eres tú el motivo que hace que sea así.
Es para mí el mejor regalo saber que, como un día
imaginé, tú eres y serás por siempre el motor que me permitirá soñar durante
toda la eternidad.
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