A MI MADRE

   Hoy, Mami, como sé que te gustaría, quiero recordar algunas de las cosas maravillosas que la vida nos ha permitido compartir. Quiero recordar...

...tus besos y abrazos cuando era pequeña y tus miradas de satisfacción toda la vida al observarnos.

...como a pesar del malestar que sentía al estar enferma, me encantaba que llegara ese día para que me colmases de besos y mimos y, como no, me comprases las sopas de letras con las que hacías que mis horas en la cama fuesen mucho más llevaderas.

...los días en los que le tocaba a mi hermano ir con Papá a ver el Cádiz y nosotras veíamos el partido desde casa, tumbadas en el sofá, comiendo gusanitos y bebiendo coca cola.

...cuando jugábamos a las peleas de pies; cuando bailábamos y cantábamos por el salón con la música a todo volumen (esta herencia ahora molesta bastante a mis vecinos ;-)  ).

...las mañanas que dábamos vueltas en el coche, que me dejabas conducirlo y que parábamos a refrescarnos en el bar de la jarrita que se encendía o en el que me ponían la ropa vieja con tomate.
...tus comidas...las lentejas más buenas del mundo (aunque alguna vez saliesen por la ventana...), esos huevos encapotados, los mejillones rellenos y el rollito de pollo con puré de patatas....mmmm...me alegra poder saborearlos todavía.

...cuando mis compañeros me envidiaban por tener la madre más joven y enrollada de la clase.
...como te las has ingeniado siempre para sorprendernos en cada uno de los regalos de cumpleaños y como has sido capaz de mantener  durante tantos años la duda de si el ratoincito Pérez y Papá Noel existían de verdad...necesitaría escribir un libro entero dedicado sólo a las mil formas que has inventado para conseguirlo.
...las noches en familia jugando a las cartas, a los dados, al dominó, al Trivial, Pictionary y cualquier juego nuevo que inventasen. Fueron noches mágicas que me enseñaron lo que es una familia de verdad.

...cuando eras realmente tú y usabas el don que me has transmitido para escribir, recreándote en tus hermosas y románticas poesías, aquellas que también dedicaste a tus hijos... Gracias.

  Hay muchas cosas que recordar, muchas vivencias que nos han ido uniendo con el paso de los años, pero lo mejor, es saber, sentir y comprobar lo difícil que puede resultar ser una buena madre. ¿Quién decide esto? ¿Cómo se sabe? Es muy fácil. Por una parte, si sientes que la vida te azota y lo primero que te viene a la mente es tu madre, es que ella es la mejor madre del mundo, la única que puede ayudarte sea lo que sea lo que te atormenta, lo que te hace daño. Ella llega y con tan sólo tres frases lo pone todo en su lugar; con un simple beso te devuelve la calma que necesitas.

  Por otra, cuando te pasan cosas mágicas y maravillosas, cuando tus días te llenan de "regalos" y tienes el deseo de compartirlo con ella, con una de las personas que más puede alegrarse de que seas feliz, que se llena de orgullo al comprobar que su esfuerzo, su dedicación e incluso sus errores, han servido para hacernos las personas luchadoras y de valor que hoy son sus hijos.

  Esa es mi madre, la que me avisó antes de tropezar, sin equivocarse nunca en ninguno de sus consejos. Esto es posible porque es la que mejor me conoce y cuando me habla, lo hace desde su corazón y con el úncio propósito de procurar que siempre estemos contentos. Siempre me sentí orgullosa de tu jovialidad, de tus ganas de comerte el mundo, esas que también han marcado una parte fundamental de mi camino y en el que, gracias a ti, sé que no debo rendirme, que debo luchar por mis sueños cueste lo que cueste, que no debo conformarme con aquello que no llena mi alma.

  Hoy , Mami, te ofrezco el regalo que llevas tanto tiempo esperando y que tenías "encargado" para este día, pero, quiero que sepas, que esto no es sólo lo siento hoy que te tú lo lees, sino siempre que puedo percibir dentro de mi corazón que soy una parte de ti, que no hay nada en el mundo que pueda alejarnos y que cuanto más pasa el tiempo más cerca estamos la una de la otra.

   Siempre quisiste que fuésemos amigas, pero tengo que decirte que para mi eres mucho más que eso. Eres mucho más que mi confidente, que mi pañuelo de lágrimas, que mi compañera de penas y alegrías, que la primera persona a la que cuento todas mis aventuras; tú, Mami, eres la persona que me ha regalado lo más importante y valioso del mundo: Mi vida.

   En este día, sólo puedo darte las gracias por ser como eres, por ser quien eres y por haber conseguido que no pase un sólo día sin que me sienta orgullosa de ser tu hija.

  Te quiero con todo mi corazón.