Sigo adentrándome en la magia que envuelve mi nuevo camino, pero como siempre, no lo hago sola. Es curioso e incluso excitante, el hecho de que a cada paso haya alguien a mi lado dispuesto a darme la mano para acompañarme, aconsejarme, guiarme o simplemente alentarme.
Sabéis que este no es el primer artículo que escribo dando las gracias por todo esto, pero hoy quiero dedicar mis palabras a dos de los ángeles que llenan mis días de sentido. Es indiscutible que cuento con el apoyo de mi familia y amigos en todo momento, siempre ha sido así y, ahora, no es menos. Sin embargo, cada día me asombro de encontrarme con personas que, sin a penas conocerme, me dan tanto; no sólo sin habérselo pedido, sino además, sin esperar nada a cambio....el amor en su estado más puro...
Hace muy poco tiempo que ellos aparecieron en mi vida. Se trata de un matrimonio que frecuenta el lugar donde trabajo y que, poco a poco, han llegado a conectar con todo lo que llevo dentro. Me pregunto, cada vez que los veo soñar junto a mi, qué será eso que les mueve a hacerlo, qué sienten en su interior para aportarme tanto cariño y tanto entusiasmo sobre mi propia vida, sobre todo lo que, como sabéis, me hace encontrarme perdida ante tanta cantidad de emociones, sentimientos, temores y decisiones que marcarán el rumbo de lo que ya, hoy, es mi nueva forma de vivir y ser lo que realmente siento que soy: Escritora.
Aún me cuesta creer que mi sueño se haya hecho realidad, pero el Universo, sabio consejero de las dudas, los ha enviado para que, siempre, en el momento justo, me hagan dar ese paso que, quizás por miedo a lo desconocido, no me atrevo a dar.
Hoy, todo a nuestro alrededor se ha tornado de tal manera que hemos podido compartir una de las tardes más emocionantes de mi vida. Han sido unas horas llenas, a cada segundo, de sensaciones totalmente positivas y envolventes. Basta con mirarlos a los ojos para notar la esencia que los envuelven. Es algo mágico que les hace transmitir con tan sólo una mirada toda su pasión, con tan sólo unas palabras todos sus sentimientos, con tan sólo un gesto toda su energía.
Nuestras conversaciones han girado en torno a muchos aspectos que siento que nos ha unido un poco más, pero, como no podía ser de otra manera, el tema principal ha sido mi sueño o, más bien, el siguiente paso dentro del mismo: La presentación de mi libro.
Me resulta extraño ver como imaginan el momento, como lo colorean usando los pinceles más precisos, los colores más alegres, más cálidos y más brillantes. Pueden ver lo que aún yo no consigo, o quizás, no me atrevo a creer que pueda ser posible. Su forma de hablarme, su propia manera de sentir y de ofrecer toda la sinceridad que una persona puede demostrar me abre el corazón y me roza el alma dándome las alas que necesito para echar a volar y permitirme el lujo de ser libre para alcanzar mis propósitos.
El sentimiento que me envuelve cuando están cerca de mi, transmitiéndome lo que sienten, es tan grande que, en ocasiones, me entran unas ganas de enormes de salir corriendo, pues siento que dentro de mi algo está punto de explotar. Mis ojos empiezan a inundarse de lágrimas que portan la mayor felicidad que se puede sentir, esa que te hace ver con claridad que has llegado, que estás ahí, que eres alguien que brilla con luz propia, que aún te que queda mucho por recorrer, que no estás ni estarás sola y, sobre todo, que eres capaz de conseguir cualquier cosa que te propongas.
El que nadie nos apoye en nuestros sueños no es motivo para dejar de luchar por ellos, pero, que haya personas dispuestas a allanarnos el camino, es tener la suerte más grande del mundo y, a día de hoy, puedo gritar al mundo que yo la tengo.
Lo que quiero es dar las gracias a estos dos ángeles que llenan de luz algunos de mis momentos de oscuridad por mostrarme quiénes son, por volcar su amor en mi corazón, por dar respuesta a las dudas que no les planteo pero que me robaban el sueño, por dedicarme sus sonrisas, por regalarme sus miradas, y, sobre todo...POR CREER EN MI.
Gracias.
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