El frío en mi espalda busca el calor que calmará su dolor. Sin esperarlo, el suave tacto de tus dedos en mi piel hacen que un fuerte escalofrío recorra todo mi cuerpo.
Tus dedos, deslizándose suavemente sobre mi, hacen que nuestra energía fluya sin más haciendo que de nuevo y, casi sin darnos cuenta, las dos nos hagamos una. Los músculos que tanta tensión guardaban se abren ante tu calor dando paso a esa relajación que tanto añoraban.
Puedo notar como mi dolor es recogido por las yemas de tus dedos y trasladados a un lugar del que no pueden regresar... De nuevo tus dedos suben por mi espalda y ahora se adentran con más fuerza, buscando sacar de mi interior todo lo negativo que me frena ante mi nuevo camino.
Sí, ahora lo veo claro, tú eres esa persona que ha llegado a mi vida para relajar, no sólo mis músculos, sino también y sobre todo, mi alma. Estás a mi lado para recordarme que el miedo tan sólo es el aliado de los cobardes, que mi camino sigue iluminado y que tan sólo debo volver a abrir mis ojos.
La grandeza de todo lo que ahora me envuelve frena mi cuerpo y mi corazón ante la ceguera que produce su luz, sintiendo en ocasiones que el mundo me absorbe, que todo me queda grande, que este traje no está hecho a medida, que no puede ser verdad que haya alguien tan feliz en el mundo como yo...eso me paraliza ante la vida que siempre soñé y que ahora me llega...eso me frena ante mi necesidad de gritar al mundo que todos los sueños pueden hacerse realidad...eso contrae cada músculo de mi cuerpo hasta impedirme actuar ante todo lo que me invade.
Deseo que tus manos sigan a mi lado transformando mis miedos en nuevas ilusiones y llenando mi corazón y mi alma del amor más sincero que nunca antes sentí.
Encontraré mil maneras más de decirte lo que siento de esa forma tan especial que tú mereces, pero hoy, no quiero perder la oportunidad de decírtelo a través de la expresión de mi corazón en mis palabras:
TE QUIERO
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