En este preciso momento se cumple un mes desde ese momento en el que decidiste viajar a otro lugar que ya me gustaría saber dónde está. Son treinta días que no quisiera volver a revivir por nada del mundo, pues jamás pensé que era posible sentir un dolor tan inmenso en mi alma.
En este preciso momento miro a mi alrededor y siento que pocas cosas tienen sentido si ya no puedo compartirlas contigo, si, no sólo yo, sino ninguno de nosotros podemos sentarnos a tu lado para contarte cómo nos va todo, qué hemos conseguido o qué soñamos alcanzar... qué sueñas tú...
En este preciso momento te escribo como siempre te gustó que hiciese, dedicándote cada una de mis palabras y sintiendo la estupidez que me ronda al saber que jamás podrás leerme, que nunca volverás a apresurarte para ser la primera el poner el "me gusta" en mis escritos, que no me llamarás por la mañana para intentar saber más sobre todo aquello que he intentado decir entre líneas.
Sin embargo, también en este preciso momento, y a pesar de sentir que me derrumbo a cada paso que doy sin ti, hoy puedo decirte que lo he conseguido, que sigo adelante, que es lo que voy a seguir haciendo. Esta carta que envío al cielo no es sólo para ti, aunque tú seas la musa de cada una de mis palabras, sino que la envío al mundo, a todas las personas que quieran o no acabarán perdiendo a sus seres queridos.
Tengo la enorme suerte de tener a personas a mi lado que me recuerdan cada día todas esas cosas que mi dolor no me deja ver. Siento que no avanzo, que no hago nada, que tan sólo me pierdo dentro de la incomprensión de tu ausencia, dentro de los pensamientos que se me repiten y me dicen que no es justo que a tan sólo la mitad de tu vida hayas tenido que emprender un viaje en el que los demás no tenemos cabida. Pero cada día hay una voz, un mensaje o una llamada que me dice lo bien que lo estoy haciendo y que ante mi negación, me lo repiten una y otra vez, me hacen verlo e incluso sentirlo, a veces incluso me lo creo...
Un mes, sólo un mes en el que sin saber cómo me levanto cada día con la tristeza inundando mi ser, con la nostalgia robando mi energía y, aún así, comienzo a dar mis pequeños pasos, moviendo mi cuerpo sin ni siquiera tener claro de donde saco mi fuerza.... o tal vez sí.
Me debo a mi familia, a la que no quisiera abandonar jamás, a la que tengo que apoyar aunque ni yo misma sepa donde apoyarme, a la que amo por encima de todo y por la que no pienso rendirme sin más; y para conseguir todo eso, hoy abro los ojos para ver que para lograr hacerlo os tengo a vosotros, que sois mi sol cuando yo sólo veo la noche, mi calor cuando tan sólo siento frío, mis pensamientos cuando mi mente está vacía, mis latidos cuando mi corazón se para ante la realidad...
Es maravilloso escuchar lo orgullosos que os sentís de mi, la fuerza que conseguís ver en mi interior y que no es más que el reflejo de todo lo que me dais, que no es más que todo lo que proyectáis sobre mí. Es indescriptible lo que siento cuando con tan sólo una palabra mía dais respuesta a todo lo que me aturde y me descontrola, como tan sólo con mi silencio dais un paso atrás sabiendo que lo que necesito es caminar sola durante un tiempo, comprobar que realmente puedo hacerlo sin que me deis la mano, pero estando atentos, como lo haría la mejor de las madres, para cogerme en el momento en el que vuelva a tambalearme.
Esa es la magia de la vida, el ying yang que siempre nos acompaña. Tu ausencia me recuerda a cada instante que el dolor y la tristeza más grande no escapan a ninguno de nosotros, pero también que, pase lo que pase, podemos salir adelante, podemos llegar a entender, aunque no sepamos lo que tardaremos en hacerlo, que todo esto es pasajero, que no moriremos en el intento de vivir sin ti porque tú estarás siempre dentro de cada uno de nosotros, dentro de mi, de mi corazón; dentro de todos aquellos recuerdos que hace tan sólo un mes evocaba con la intención de darte vida, con la pretensión conseguir mantenerte el mayor tiempo posible a mi lado.
Y sé que al levantarme mañana mi mundo se volverá a derrumbar y mi garganta gritará de nuevo al cielo tu nombre golpeándome la mente con pensamientos que me harán sentir pequeña y desdichada, pero... también tengo la certeza de que al coger mi móvil leeré: "Buenos días amor, que tengas un precioso día. Te Amiero"; "Buenos día belleza sureña. Tq"; "Buenos días, espero que tengas un buen día, bssssss"; "Hola, ¿cómo te encuentras hoy?"; "Buenos días carita, te quiero"; "Buenos dias, cara, ya te he gestionado lo de tu página. Te quiero"; "¿Te he dicho algunas vez que te quiero? Eres excepcional". "Te quiero cariño"; "Te esperamos para comer a las dos, ¿nos confirmas la hora? Te queremos"; y un largo etcétera de mensajes ante los que me pregunto; "¿¿¿¿Es posible no tener un buen día????"
No es posible, os lo puedo asegurar. Más aún cuando a esto se le unen decenas de comentarios en face de personas que ni siquiera me conocen, cientos de sonrisas que cada día me dedican las personas que pasan por mi trabajo y miles de mensajes más que voy recibiendo a cada hora, en cada momento que parece que se me va la vida.
¿Que yo soy fuerte? No, fuerte me hacéis vosotros que no me olvidáis ni un sólo segundo, que parecéis sentirme y darme todo aquello que me invita a seguir luchando, a caminar, a soñar, a ser feliz, a reír, a tener ilusiones y, lo más importante, a vivir.
Donde quiera que estés deseo que te sientas orgullosa de mí, pues por ti, por nuestra familia y por todos mis ángeles te prometo que mis lágrimas serán sólo una forma de sacar de dentro mi dolor para poder vivir cada día como yo misma te enseñé a hacer: sintiéndome la persona más dichosa de la Tierra. Hoy doy gracias al Universo por todo lo que acontece en mi vida y, sobre todo, por cuidarte donde quiera que estés, porque mis ángeles también son los tuyos, ya que de ellos saco cada día mi sonrisa que no es más que mi forma de decirte a cada instante lo muchísimo que te quiero... en este preciso momento y... por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario