En una suave esfera de pensamientos que no llevan a ninguna parte, en una nube que envuelve cada sentimiento sin dejar que lleguen a ver el sol; en todo un vacío que sólo llenan los minutos de un reloj que dejó de funcionar, en unas manillas que de tanto girar acabaron por perder su rumbo; en un suspiro que sólo el viento puede hacerte llegar, en una ráfaga de aire que arrasa con aquello que anhelamos; en cada ola del mar, en cada baño que allí nos dimos, en cada puñado de arena que sostuvieron nuestras manos; en una isla que de tanto ser visitada dejó de ser desierta, en una palmera que de tanto ser azotada ya no porta ningún fruto, en un naufragio del que no podemos salvarnos... ahí es donde estoy siendo sin ser todo aquello que creí que era.
Allí, sin ir más lejos ni estar tan cerca; allí, sin saber ni el lugar que habito ni en el que quiero estar; allí dónde un día fuiste mía y yo parte de todo lo que eres; allí donde el cielo se confunde con el ancho mar... sí, el mar, ese que despierta mis sentidos pero que entierra tu alma, ese que nos vio crecer y que nos acompaña al otro mundo, ese... sólo ese que envuelve tus manos, tu cuerpo, todo lo que fuiste, todo lo que somos, pues yo no soy más que un reflejo de todo aquello que me dejaste ser; y, ahora, sin ser ni estar, no sé ni quién soy, ni a dónde me dirijo si es que voy a alguna parte, si es que sueño con avanzar, si es que realmente hay un sitio a donde poder ir.
Quisiera viajar en el tiempo y coger tu mano, rozar tu piel y grabar a fuego en mi corazón todas las sensaciones que tu suavidad me produce, que un día me hicieron crecer, alzarme a lo más alto, sentir que estaba viva, saber que todo merecía la pena, tener la certeza de todas esas verdades que siempre proclamé; quisiera viajar en el tiempo y pararlo allí donde mi momento fue el de todos, el tuyo, con el brillo de una mirada que jamás olvidaré, con la energía de un corazón que nunca dejaré de sentir, con el calor que tu mano, fuertemente agarrada a la mía, me transmitió; quisiera y tantas cosas quisiera que ya no sé si algo quiero, que ya no sé si querer me sirve para seguir adelante, que ya olvidé que los sueños mueven mi vida, pues mi vida no descansa, no duerme sin ti, no sueña en la noche porque la oscuridad se ha acercado para ayudarme a olvidar algo que nunca sacaré de mí, algo que no es más que tu olor, que tus besos y tus abrazos, algo que no es nada siéndolo todo, algo que llamado así parece ser ínfimo cuando es más grande que el propio Universo.
Sin ser ni estar, sin sentir ni pensar, no sé siquiera ni lo que mis manos transmiten entre tantas palabras que parecen vacías siendo, en realidad, todo aquello que golpea con dureza mi alma intentando poner sentido a lo que no lo tiene, pretendiendo dar vida a la muerte y muerte al sufrimiento. No hay inspiración entre mis lágrimas, ni miedo en mi pesar; no hay nada que detenga una vida que de vivir se cansó, no hay, no lo hay...; y al no haber encontrado nada me vuelvo a dormir sin conseguir soñar, sin conseguir volar y descansar entre las ilusiones que se me han perdido, porque sin haber encontrado nada... nada sigo sin ser...
Y al volver la vista atrás y ver que todo sigue igual no puedo más que pensar que tal vez el sueño sea este y lo demás no sea más; y al volver la vista atrás sé que hoy haría lo mismo que hice ayer, pues hice lo que quise hacer; pero sobre todo, al volver la vista atrás puedo volver a tenerte cerca y recordar que no hay más de lo que quiero ver y ni menos de lo que me niego a sentir, que no puedo dejar de amar a quien me enseñó a vivir y que no puedo y no quiero caer en el infinito de un sentimiento que tan sólo es algo más... algo más que superar.
Así que ya lo sabes, pues aunque yo siga siendo sin ser yo hay un sentimiento que nunca dejará de ser lo que es, que no desaparecerá en el más allá... y es que te quiero...te amo... y nada más...
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