Esta no es más que la última carta que te escribiré y lo hago sólo porque sé, siento, que detrás de tu ausencia se encuentra ese lazo que no te deja separarte de mí, de aquello que escribo al mundo, de lo que esperas que de nuevo haga por ti, por todo lo que sabes que me has hecho sentir.
No fui yo, cuántas veces lo habré gritado ya. No fui yo quien quiso comenzar algo que ya se sabía con un cercano final, algo que por no poder ser jamás fue lo que quisiste hacer. Te perdiste en la rutina que marca el amor, que en ocasiones hace confundir lo que sentimos, que nos llena de nuevas ilusiones por no afrontar una realidad que dista mucho de ser lo que hace tanto que fue.
Pero...sí que fui yo quien respondió a tus lamentos, quien te dio la mano al caminar, quien aún sabiendo que engañabas se dispuso a ayudarte a brillar. De nada sirve arrepentirse, pues cada acto, cada paso que damos nunca es en vano. Yo he ganado un nuevo amor, una nueva ilusión con la que despertarme e incluso con la que dejar de dormir; tú, tú has ganado otra batalla que te conduce allí donde estabas, donde realmente querías seguir. Tal vez ahora lo sabes, quizás fue sólo una señal más que no sé si viste o tan sólo sentiste, que no sé si entendiste o tan sólo esquivaste. Ya, ya todo da igual.
Hoy te escribo ante el mundo para decirte por última vez todo lo que te amé, todo lo que sentí sin tan siquiera conocerte. Amor, dulce amor que amarga con su ausencia lo que durante tantos días había llenado. Sueños que dormían callados en el fondo del corazón, que supiste sacar con la facilidad de una musa, con la inspiración que no todos pueden darme. Sentimientos que nacieron puros dentro mí para que en tu alma quedasen grabados, para que tu ser se engrandeciese ante la capacidad que el Universo te ha dado para conseguir siempre lo que deseas. Promesas que llenaron de esperanza un camino que ambos sabíamos que no íbamos a recorrer, pues quién no sabe que es imposible andar por las nubes. Amor, triste amor que llenó de alegría los minutos, los segundos de cuántas palabras quisiste regalarme, de todas aquellas que más tarde me robaste...
No duele tu ausencia sino el misterio de no saber qué pasó, de no entender el por qué. Y porque no quiero seguir atada a tu alma, no quiero seguir sintiendo todo lo que sientes, hoy me despojo de todo lo que me diste, de lo que desde ayer decidiste quitarme, de lo que decido que no es para mí, pues ya tienes a quien regalarlo. No, no es cierto que se pueda amar a dos personas sin volverse loco en el intento, pero tal vez ahora tengas en ella lo que yo no pude darte, tal vez encuentres en su rostro mi mirada, mis besos y mis caricias...las que jamás llegué a enseñarte. Quién sabe qué esconde tu alma, quién sabe qué hay dentro de tu corazón, qué es aquello que atormenta tu mente y que te hace decir y hacer cosas que sólo te llevan a tener de nuevo que pedir perdón. Perdónate a ti mismo pues nosotras sí sabemos lo que sentimos, sí supimos demostrarte el amor; perdónate a ti mismo pues el mayor daño, la mayor decepción, se la llevó tú corazón.
Jamás te reprocharé nada, pues nada que no quisiera pasó, jamás te recordaré con odio, pues el odio es contrario al amor. Amor, tan sólo amor que me inunda de lágrimas al alejarse, pero que devuelve la cordura a mi corazón. Días que dejan de llenarse de incertidumbre, de dudas, de verdades inciertas y de sueños inalcanzables. Cómo alcanzar algo que depende de una unión imposible, de un momento que nunca llegará, de un deseo que ni siquiera es tal. Confundiendo el amor con la pasión, con la excitación de algo nuevo, de algo prohibido y que no es más que pura magia. Magia que sentimos pero que no deja de ser ilusoria, magia que creamos pero que no deja de esfumarse tras cada actuación...
Y con los besos que me robaste, con las miradas que me dedicaste, con las veces que me hiciste el amor, hoy dormiré tranquila junto a la persona que marcó mi corazón. Esta noche velaré tus sueños para que nunca más sueltes la mano de Morfeo, para que dejes de soñarme sin razón. Esta noche dormiremos abrazados y así despediremos todo lo que nos unió, dejando bien guardados en nuestros corazones los rescoldos de lo que un día fue un auténtico y verdadero amor.
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