Es curioso que mi blog se llame "Hacia el cambio positivo" y a veces me cueste tanto darme cuenta de lo que precisamente quiero transmitir. Sonrío al pensarlo, pero así es la vida, ya lo sabemos, con pequeñas incongruencias que, en determinados momentos, nos nublan hasta hacernos olvidar quiénes y cómo somos. Años de experiencias para aprender y un sólo segundo para obviarlo todo. Ahora me tengo que reír...
Hoy ha sido un maravilloso día y me gustaría compartirlo con vosotros.
Me levanté después de dos horas apagando el despertador. La sensación estaba clara: "Me pasaría el día durmiendo". En ocasiones son tantos los pensamientos que se agolpan en nuestra mente que vivir se nos hace un mundo. Y digo yo ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Por suerte, la inercia que me hace querer aprovechar cada día como si fuese el último pudo con mi desgana y, cuando parecía que la pereza iba a atraparme del todo, di un salto y salí de la cama.
Todo parecía estar ordenado a mi alrededor, sin embargo, al observarlo más detenidamente pude comprobar que no. Había estado pensando tanto los días anteriores que había descuidado incluso ese orden exterior que tan fácil me resulta siempre mantener. Me puse manos a la obra. Lo que podía haber hecho en cuestión de minutos se desarrolló durante las tres horas siguientes. El cúmulo de pensamientos seguía persiguiéndome a pesar de laboriosa tarea.
Cuando fui consciente de ello comencé a prestar atención a mis tareas, deteniéndome en lo que hacía. No es tan difícil distraer la mente de lo que no te aporta nada y más cuando sabes que esos pensamientos no te hacen sentir bien. Puedes optar, entonces, por recrearte en ver cómo tu gato mira fijamente la fregona ir de un lado a otro, o disfrutar viendo como la gata hace patinaje artístico sobre el suelo mojado. Nada mejor que caerte al suelo de la risa mientras ves como tus "niños" se divierten, se dejan llevar sin más por lo que el día les ofrece. "Hoy limpieza, ¡yuhuuuu!", me pareció oírles decir. Y ellos tan felices...
Eso me llevó al siguiente pensamiento "¿qué podría hacerme más feliz que ir a ver hoy a mi hijo?". Qué hay mejor que un niño para darte cuenta de que la vida es mucho más sencilla de lo que los mayores intentamos siempre complicar. Antes de que pudiese meterme en la ducha para prepararme, un simple mensaje me hizo volver a sentir incluso peor que en el momento en el que no podía levantarme de la cama. Mientras mis lágrimas caían mi corazón lloraba desconsolado al recordar la enorme decepción que había sufrido en estos días. Me enfadé, pataleé y me dejé arrastrar de nuevo por los pensamientos que tanto me estaban haciendo sufrir.
Me di la vuelta y me fui a la ducha. Es curioso, pero el agua que cayó sobre mí cuerpo pareció llevarse todo aquello que me atormentaba. Me dí cuenta de cómo en cuestión de un par de días lo que antes cantaba en esa bañera se había convertido en un cúmulo de emociones que tan sólo conseguían hacerme llorar. "Cómo pueden cambiar las cosas en tan poco tiempo. No, me niego a sentirme así". Dejé mi mente en blanco y respondí de nuevo a los mensajes. Esta vez con una actitud más positiva. No iba a cambiar la situación, pero estaba en mi mano cambiar lo que ésta me hacía sentir. No fue tan difícil. Cambié la perspectiva. Lo que parecía ser un mal para mí pasó a ser lo mejor. ¿Realmente quería que todo fuese de otra forma o era simplemente el no haber tenido lo que soñaba el problema? ¿Qué más daba ya? Lo que no puede ser no es. Punto.
Al mismo tiempo uno de mis ángeles apareció en mi ordenador para recordarme eso que tantas veces os cuento: El Universo tiene cientos de regalos para nosotros cada día, qué más da cómo los envíe, "ábrete a recibirlos". Ahora no sonreía yo, sino mi corazón. Me quedé en blanco de nuevo, no quedaba más en qué pensar, tan sólo esperar pacientemente a que la vida hiciese su función: la de hacerme de nuevo feliz.
Pequeños detalles...no es más. De ahí en adelante todo empezó a fluir. Antes de darme cuenta ya no lloraba con la triste música que me había acompañado estos días, sino que cantaba a la vida con aquella que pocos meses atrás había utilizado para recordar a cada instante lo bello que es vivir. Sin haberlo pensado las sencillas decisiones que había ido tomando me habían llevado a estar con mi niño, con más de mis ángeles, llenándome de abrazos llenos de energía, de palabras que me recordaban todo aquello que sé, de risas e incluso de lágrimas que limpiaban mi alma de las impurezas de las que yo misma me había llenado.
De pronto, hasta el aire que acariciaba mi rostro me parecía ser el mejor de los regalos del día. "Estoy sintiendo, sí, sólo es eso y...me siento tan feliz...". El nublado día se convirtió en un gran sol; la decepción en un nuevo aprendizaje; lo que parecía una pérdida se había convertido en cientos de gratificante emociones ganadas, que, como todo, tenían su principio y su fin; mis errores me habían llevado a ver mis aciertos; el vacío que había quedado ahora se llenaba de mejores cosas de las que poder disfrutar; la muerte cobraba sentido dentro mi propia vida.
Todo lo que nos ahoga no es más que los pensamientos que intentan dar explicaciones complicadas a hechos increíblemente sencillos. Y ahora, estoy aquí con mi alma reconfortada, con la certeza de que me dejé llevar porque quise, de que luché por mis sueños y, sobre todo, de que lo hice sabiendo que éste sería el final. ¿Dónde estaba el problema entonces? En querer controlar los actos, los pensamientos y los sentimientos de alguien que tiene su propia libertad, su propia forma de afrontar la vida.
Ser quienes queremos ser y dejar ser al resto del mundo. La felicidad será eterna mientras tengamos claro lo que soñamos, mientras nos centremos en nuestras ilusiones, mientras las compartamos con las personas adecuadas, esas que nos respetan y que pueden también compartir las suyas con nosotros sin hacernos responsables de ellas.
Doy gracias al Universo por seguir haciéndome feliz cada día, por no dejar de mandarme sus señales, sus ángeles, sus regalos y su sabiduría, esa que nos cuenta que cada segundo merece la pena, que cada momento debe ser siempre el mejor y más intenso de nuestras vidas, que no hay nada más bello que vivir cada día. ¡¡Graciasss!!
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