Descubrí no hace tanto el sentido de la vida, no sólo el sentido de esta vida, sino de todas las que nuestras almas viven. Muchos creen que esto es tan sólo una forma más de verlo, como muchas otras, tan respetables como discutibles...; sin embargo, ya sabemos que las casualidades no existen y si en este tiempo os he hablado de la unión y el encuentro de las almas a través de los siglos, es porque estoy totalmente segura de que es así. No puede existir un cúmulo de coincidencias tan grandes en tan poco tiempo...
¿Cuántas veces habéis conocido a alguien y con tan sólo mirarle a los ojos ya sentíais como si le conocieseis desde hace mucho tiempo? ¿Cuántas otras con tan sólo hacer lo mismo sentís el rechazo inmediato de esa persona? Sin saber explicar en ninguna de las ocasiones el porqué, algo dentro nos dice que nuestras emociones no nos engañan. No es más que el reencuentro....
Se ha hablado y escrito mucho de las almas gemelas como dos únicas personas destinadas a estar unidas en la eternidad. Es cierto, pero hay un error en esa afirmación; no son dos personas, no son dos almas, son muchas; en realidad todos de una otra forma estamos destinados a encontrarnos. Sin embargo, hay almas más allegadas, con las que hemos compartidos más vidas y con las que, además, hemos tenido varios tipos de relaciones que nos hacen conocernos en todos los ámbitos posibles.
Todo es perfecto. Pensadlo. Vas a estar con la misma persona durante muchas vidas...en algunas serás su madre, en otra un hermano, en la siguiente su amante, su hija... Cambiaremos de roles, de sexos, de religión, de país, de color, de estatus social, con el único fin de comprender a la humanidad entera, de poseer, poco a poco, el secreto de la felicidad...todos somos lo mismo; lo tenemos todo y no tenemos nada, somos amables y desagradables, fuertes y débiles, rubios y morenos... Cada una de nuestras características tienen sentido dentro de cada una de nuestras vidas y, siempre, en función de todas las que hayamos vivido. Aprenderemos a amar a los demás de todas las formas posibles, cometeremos errores que podremos subsanar a través de la eternidad, y seremos capaces de valorar lo que en otras vidas tratamos como si no fuese importante.
Esto es sólo un resumen de todo lo que cada día me está enseñando y, lo más importante es que precisamente al saber esto, todo cambia a mi alrededor. Ahora que sé que todas las personas que se cruzan en mi camino son un peldaño más en nuestro aprendizaje diario; he pasado de preocuparme constantemente del miedo que me da hacerles daño o que me hieran, y he pasado a ocuparme de hacerles felices. La intensidad con la que nos unen las almas hace que los sentimientos por estas personas se confundan con el del amor; no es realmente un error, ya que siempre sentiremos un amor especial por ellos, pues ya son muchos años juntos... Aún así, poco acostumbrados a estas emociones, lo elevamos mucho más allá de las nubes, donde nuestra conciencia no llega por no poseer la sabiduría de estos hechos. Tendemos a querer más y más sin saber ¿"más" de qué...?; sufrimos sin necesidad por no entender los sentimientos que nos unen, creyendo que incluso es algo malo, sin sentido; nos preguntamos el porqué de ese castigo cuando lo que deberíamos estar haciendo es dar las gracias por haber tenido la oportunidad de reencontrarnos con uno de nuestros seres queridos más importantes...
Todo esto suena a película, a ficción, a enormes paranoias mentales de una loca que se aburre demasiado desde que trabaja de maestra..., pero no es así, pues ha sido precisamente en el trabajo más duro, con más horas, y menos interesante de mi vida, donde he aprendido la mayor parte de las cosas que ahora sé. En el infierno pude vivir un cuento de hadas, haciendo de los dragones dulces gatitos y de las mentiras fieles verdades; sin dejar que sus llamas me consumiesen busqué cada día el sentido de mi vida en las personas con las que me relacionaba de forma "obligada", allí donde pasaba todo el día; siendo allí también donde entendí que la muerte es tan sólo un paso más para aprender...
Vivamos sintiendo que cada día tiene sentido, que cada sentido proviene de cientos de días, de días llenos de miles de personas, de personas que iluminan nuestras almas con las suyas. Todo es perfecto a nuestro alrededor. Observar, sentir, decidir qué queremos ser y, simplemente, vivir...
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