domingo, 8 de diciembre de 2013

Los caminos del alma

     Son los caminos del alma esos que nunca nos llevan a errar. No importa la distancia que recorrimos yendo en el sentido contrario, pues tal vez dejamos cosas por hacer que teníamos que acabar, quizás tuvimos que esperar a florecer para poder continuar sin mirar atrás. 
    Son los caminos del alma, esos que, a pesar de sus piedras y murallas, no nos asustan al pasar, no nos detienen en nuestro empeño de alcanzar la felicidad. Es cierto que la luna debe salir cada noche, pero no lo es que siempre podamos verla. Basta creer para saber que hay que seguir a pesar de la oscuridad. 
    Son los caminos del alma...los senderos de todas las vidas que llevamos a nuestras espaldas, que por ser lo que fueron jamás nos van a pesar. Cómo podría pesar la experiencia, si es ésta la que nos lleva a disfrutar de cada día, a sentir cada segundo. Mil vidas más viviremos, ya sea dentro de esta misma que hoy respiramos, o sea en las que el Universo nos permita explorar a través de la eternidad. 
    Y así, son y serán siempre los caminos del alma los que guiarán los pasos de cada sueño que por muy alto que esté siempre tendremos el valor para escalar, para saltar, para, por qué no, llegar incluso a volar. Precisamente hoy vuelo montada en la nube de mis esperanzas, observando desde el cielo todo aquello que dejé dibujado y aparentemente olvidado en el recreo de mi niñez. Puedo ver las luces que quedaron apagadas cuando mi paso por las calles que alumbraban se convertían en el eco de unas ilusiones que quedaron vacías y, a la vez, tan llenas de olvido. 
    Son los caminos del alma los que nunca nos permitirán derrumbarnos del todo, pues en ellos el fondo siempre es confortable, las paredes siempre están calientes y el tumulto de nuestra conciencia permanece callada esperando nuevas oportunidades para hacer bien lo que ayer no supimos ver, para hacer mal todo que aquello que nos queda por valorar. Me quedo aquí, en este camino al que no temo por la lejanía de sus horizontes, que adoro por la sencillez de sus cuestas, por la elegancia de sus curvas. Caminos que marcan la vida, caminos llenos de destino, caminos largos, cortos, sinuosos y rectos, pero, al fin y al cabo, caminos...

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