Perdida en la realidad de vivir en la vida que tanto deseo; perdida en la nostalgia de que no estés junto a mí. Pasan los días y sólo observo que cuanto más aumenta mi felicidad más intensos se hacen los momentos de tristeza por los que debo pasar. Es como si ese punto negro se hiciese cada vez más pequeño pero, a la vez, doliese más a pesar del corto intervalo de tiempo que estoy dentro de él.
Igual que no puedo creerme que no estés, de la misma forma que no soy capaz de dar ni un paso más cuando vienes a mi mente y me pregunto cuando volverás..., así de intensas son también las sensaciones cuando veo que mis sueños se cumplen, cuando me quedo paralizada al ver que uno de mis ángeles hace de nuevo de las suyas.
Lo que ocurre cada día envuelve de tranquilidad y estabilidad el dolor que sé que siempre me acompañará; lo que veo al abrir mis ojos me ayuda a seguir viviendo en la creencia de que todo esto es un sueño que convierte en sensato cada minuto absurdo de mis días.
Leí hace unos años, y seguro que ya os habré contado, que cuando ponemos pasión en alcanzar un sueño no es necesario pensar en el cómo, se trata de centrarnos sólo en lo que deseamos, de volcarnos en esa pasión y anteponerla a lo que sea contrario a ella.
Siempre nos planteamos la dificultad de tener aquello que tanto anhelamos dejándolo pasar como un imposible. Gran error. Está comprobado, sólo hay que dedicar todo nuestro esfuerzo a lograrlo; disfrutar cada día de cualquier cosa que hagamos teniendo la certeza de que eso es lo que nos acercará a nuestros fines. No debemos pararnos a pensar en la forma en la que vamos a conseguirlo, pues de eso, os lo puedo asegurar, ya se encarga el Universo.
Perdida entre el caos de todas las emociones que ahora me invaden siguen bajando ángeles de cielo, sigue habiendo magia en mis días y, lo más impresionante, puedo afirmar que los milagros existen.
Fui yo la que dijo que el mundo debía cambiar, que los humanos deberíamos recordar que tenemos corazón, que nuestra vida tal como la vivimos no tiene sentido, que habíamos olvidado lo más importante de nuestra existencia: El amor.
Sí, fui yo y, ¿sabéis qué? ¡¡Me equivoqué!! En sólo un año, gracias al amor de todos los que estáis a mi lado, he conseguido publicar mi libro, tengo la portada más bonita del mundo; me siguen más personas de las que jamás pude imaginar; la presentación fue y será el momento más feliz de toda mi vida; los libros se están vendiendo muy bien; las personas que lo leen me dicen cuánto les encanta.
Y sí, hay cosas que no han cambiado. Sigo trabajando de camarera, sigo sin tener el tiempo suficiente para dedicarme a escribir; sin llegar a final de mes, sin saber cómo dar otro paso más, ...eso nunca lo sé. Entonces, es cuando me siento al saber que no está en mi mano alcanzar el siguiente peldaño. Toca esperar. Espero. Y, de repente: ¡¡BUM!! Aparece ante mí la solución. De la forma más imposible, de las personas más impensables y de los lugares más alejados...; de alguien que ni siquiera sabes quién es.
Así de maravillosa es la vida. Cada uno dentro de vuestras posibilidades os acercáis a mí para darme lo que necesito. Cuánto os habré escrito ya para daros las gracias...cuánto deseo no olvidarme nunca de hacerlo; qué poco me parece en comparación con lo que hacéis por mí. Gracias por vuestras palabras, por vuestros ánimos, por recordarme que necesitáis leerme, por gritarme que no deje nunca de escribir, por vuestra paciencia, por vuestras proyecciones sobre mis sueños, por la gran apuesta que hacéis por algo que todavía ni siquiera es todo lo que veis. Sin vosotros yo no existo, sin vosotros yo no soy...
No hay comentarios:
Publicar un comentario