lunes, 26 de marzo de 2012

EL YANG DE MI YING

   Después de mucho meditarlo me dejé llevar por el amor, abrí con sigilo mi corazón y permití que de nuevo entrasen las emociones que siempre han movido mi vida... 

  Ayer pude sentir de nuevo que es posible compartir tus días con una persona, desearla continuamente, echarla de menos, querer besarla y tocarla todo el tiempo...que es posible, en definitiva, entregarte sin temor a lo desconocido, simplemente, porque vas de la mano de alguien que parece tener el mismo rumbo que tú en la vida... 

  Hoy, sin embargo, mi corazón de nuevo se llena de lágrimas por no encontrar esa mano que me acompañaba, esa dulzura que suavizaba mis días, ese amor que rozó levemente mi corazón. El dolor que se siente cuando la decepción asoma a tu corazón es totalmente indescriptible. Tener la sensación de haber encontrado la paz más absoluta y que, de repente y sin más, alguien se acerque a quitártela. "Quien bien te quiere te hará llorar"...eso suele decirse y yo, fiel a creer en que los refranes son sabios consejeros, me niego de nuevo a querer a nadie, a entregarme para sentirme de nuevo que paso desapercibida por la vida de quien para mi lo es todo.

  El desamor...ese gran sentimiento que nos inunda sin quererlo, sin ni siquiera presentirlo... Qué difícil amar a otros, qué difícil creer en algo que siempre nos nubla el camino, nos deja perdidos y nos roba el rumbo de todo lo que somos...

  Las experiencias vividas siempre son positivas aunque puedan doler; el dolor sentido te ayuda a sobrellevar mejor los sin sabores que nos quedan por sufrir,; el sufrimiento nos recuerda que mantener la felicidad depende de pequeñas decisiones y, las decisiones que no se toman de forma adecuada, nos aportarán los aprendizajes necesarios para las que tengamos que tomar en el futuro.

  Hoy me despido de uno de mis grandes sueños, el de poder volver a enamorarme y, de nuevo, vuelvo a mi espacio, ese en el que sólo mis seres queridos pueden darme el amor que necesito para vivir. Seguramente, querer sentir más es sólo una obsesión de la sociedad que a mi, en particular, ni me aporta ni me aportará nada jamás.

  En estos días en los que la magia me llena el alma, tengo mi pequeño trocito de tristeza, en mi gran trozo de alegría y, entre tanta felicidad, mi corazón siente la nostalgia de tu partida, el sinsentido de tus actos, el vacío de tu ausencia...

   Gracias a mi familia y amigos por quererme y hacerme sentir que, a pesar de mis ratos de "yang", siempre hay un gran "ying" que me da la vida y me ayuda a seguir viviéndola feliz. Os quiero.

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