lunes, 2 de abril de 2012

LO QUE NO SE CONOCE NO SE ECHA EN FALTA

   Esta frase la leí no hace mucho y tengo que deciros que me dejó pensando en ella más tiempo del que me hubiese gustado.

   Últimamente tengo sensaciones nuevas, que nunca antes había sentido. Me relaciono con las personas de una forma más natural y que me permite ser yo misma todo el tiempo. Esto puede parecer algo corriente, pero si os paráis a pensarlo descubriréis que la sociedad está tan llena de valores aparentemente comunes, que a pesar de la libertad de la que disponemos para ser como somos en realidad, hay momentos en los que nos adpatamos sin más, sin ni siquiera darnos cuenta, al comportamiento más "aceptado socialmente".

   Hoy, no es que yo camine en contra de la sociedad, sino que me uno a caminar junto a ella sin perder de vista mi propio camino, mi propio rumbo. No me da miedo lo que puedan pensar los demás puesto que sé que dentro de todos nosotros nacen los mismos sentimietnos, las mismas sensaciones que, de una u otra forma, nos hacen vibrar por dentro. Por eso, cuando nos reflejamos los unos en los otros, aumenta nuestra seguridad y también los demás comienzan a ser más ellos mismos y así, el efecto se va reflejando cada vez en más personas. Es una sensación totalmente nueva e indescriptible para mi...

  Esto, a su vez, me hace poder compartir cosas que antes no podía con personas que sé que pueden entenderlo, que lo viven igual, haciéndome recordar que lo que sueño es posible; que cada sentimiento que me abruma por parecer contrario a lo "normal", es lo más bello y habitual de quien sabe vivir la vida con toda su intensidad; que no me equivoco, que esta es la manera, que no debo dudar al dejarme llevar; que la ilusión es lo que nos mueve, que amar es lo más bello del mundo y que, mientras creamos en que "todo es posible", seguiremos descubriendo mil formas de hacerlo.

   Y ¿qué tiene que ver todo esto con el título? Pues, que entre tantas nuevas emociones no puedo evitar, a pesar de lo mágico del momento, tener un pequeño vacío en mi interior, un hueco que no sé de qué quiere llenarse, que no encuentra cómo ser saciado, que se escapa a lo que mi corazón nota vibrar en su interior. Aunque en mi feliz independencia me niegue a creerlo, hay algo que echo de menos. Por eso, aunque sea cierto que "lo que no se conoce no se echa en falta", también lo es que todos nos hemos enamorado alguna vez y que, puesto que sabemos lo que se siente, tenemos la fuerte necesidad de seguir haciéndolo, de querer volver a sentir y emocionarnos cuando pensamos en ella; de respirar profundamente intentando calmar el pellizco que nos produce su recuerdo en nuestro estómago; de levantarnos con su nombre en la mente y acostarnos con sus frases en nuestro corazón; en definitiva, de compartir algo más que unos momentos...

   Siendo nuestra mente tan capaz de recrear todo lo que aún no ha pasado, puede incluso sentir por sí misma lo que un día ya sintió con alguien, así que... tal vez no pueda echarte de menos porque aún no te conozco, pero sí por todos los sentimientos que el pensarte revive en mi interior.

   Me acuesto con estos pensamientos que no son más que una pequeña nube de sentimientos contradictorios que hoy giran en torno a mi corazón: alegría, euforia, emociones y sensaciones inolvidables, sonrisas y carcajadas; pero también mi más temido enemigo: el miedo. El ying-yang de la vida...me encanta.

  Gracias a esas personas mágicas que me rodean por llenar el espacio más grande e importante de mi corazón...mi ying. Os quiero.

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