viernes, 3 de enero de 2014

Diaro del Amor loco. VI (2.0)


Querido diario, hace unos días escuché..."el amor a los quince, los veinte y los treinta...después sólo nos queda aguantar al que tenemos al lado". Mi alma lloró las lágrimas de una vida más desperdiciada, de aquella pareja que todos conocen por sus discusiones, por ser tan independientes entre ellos que ni saben quienes son...ni les interesa. La compañía de alguien que no es capaz de dar calor a través de sus abrazos, que borra las sonrisas que le regalamos, que quema los sueños con la misma intensidad que consume sus cigarros al ignorarnos...

Hoy me pongo en su piel y pienso...siento...


"De nuevo me levanto a tu lado. Te miro, lo hago cada mañana mientras me pregunto cómo fue que me enamoré de ti, cómo es posible que aún siga creyendo que existe ese amor que nunca llegó a existir. El amor en nuestros dieciséis...creyendo ser la mujer más afortunada del mundo, pensando que ya tenía toda mi vida resuelta. Tener a alguien que quisiera compartir su vida contigo parecía, por aquel entonces, el mejor regalo que nos podían hacer. Lo peor que podía pasarnos era quedarnos solos, vernos ignoradas por el bello sentimiento del amor y arropadas por el fracaso de no haber conseguido formar una familia. 

Sin embargo, yo tuve suerte, mucha suerte cuando apareció él... No creo que pueda olvidar el momento en el que lo vi por primera vez. Me pareció el hombre más apuesto del mundo, ese príncipe azul con el que todas soñaban y...venía a buscarme a mí. Sus gestos y sus palabras cautivaron cada parte de mi ser haciendo que enloqueciese con su amor...

Aquello nos llevó, como a tantas otras parejas, a una absurda suma de años llenos "amor forzado". Siempre supe y, por primera vez hoy reconozco, que esos besos no eran sólo míos, que sus manos tocaban otros cuerpos, que sus detalles sólo intentaban mantener viva la llama de un fuego que calentaba más habitaciones que la nuestra... Con los ojos tapados ante su descaro, el tiempo ha ido pasando, sabiendo que, finalmente, sería a mis brazos donde volvería, donde siempre eligió pasar sus noches. Triste consuelo que ha hecho de mi vida la agonía más intensa...

Hoy mis labios se han secado esperando tu humedad, sin que exista mar que pueda devolver el son de sus olas a mis ganas; mis manos ya no sienten, pues han sido demasiados días transportando mentiras de un lado a otro de la casa; mis ojos no se mantienen abiertos, fueron tantas la noches en vela, que les faltan toda una vida de sueños...; mi corazón se ha cansado de latir, se ha parado para calmar el dolor que tu desprecio ha marcado en mi alma. Yo...yo ya no te amo, a veces creo que ya no me quedan fuerzas ni para odiarte... 

Ahora que tu energía no es más que la de un viejo cansado de malvivir, no encuentras el amor tras la puerta que tantas veces cerraste sin mirar atrás; no ves a la única mujer que dio su vida por ti, que intentó esperarte sin derrumbarse. Lo siento, mi amor, pues mi rencor te aleja cada día un poco más en esta corta distancia que nos separa; tus errores se oyen en los silencios que nos dedicamos cada tarde en el sofá, en la soledad de comer tan separados que parecemos desconocidos en medio de cualquier bar, en el enorme muro que nos separa cada noche entre las sábanas. No recuerdo la última vez que sentí la pasión en tu cuerpo, que me supe deseada por tus manos, tu boca y tu intensa mirada..., que me hiciste sentir lo que ya no sé si soy...una mujer...

Te miro...pienso...siento el vacío y sé que llegaré al último día de mi vida sin saber por qué sigues aquí, sin tener claro si algún día me viste, si escuchaste alguna de las palabras que te dije; sin la certeza, siquiera, de que mi decisión de no romper nuestra familia no haya sido la peor tortura para esos hijos a los que no quise lastimar huyendo... 

A pesar de todo lo vivido, de todo lo que he ido muriendo dentro de mi propia vida, lo que jamás olvidaré es que no soy una cobarde por haberme quedado, pues aunque tu amor haya sido la mayor de mis traiciones, el que yo he sentido por ti ha sido puro, grande e inmejorable. No volveré a nacer sin antes haberme sentido la más grande de todas las almas por haber sido fiel a mis sentimientos, por haberme conformado con tu presencia, incluso con tus gritos; por haberte abrazado mientras dormías, por haber aprendido a darte mi calor sin ni siquiera acercarme a ti.

No, no voy a abandonarte, aún me queda descubrir si tú mismo eres capaz de perdonarte...".


No sé, ante esto, como no llamar Loco al Amor más grande jamás sentido, si no encuentro coherencia en la vida de tantas personas, hombres y mujeres, que viven atados a la esperanza de que un milagro les devuelva a quienes nunca tuvieron. No se me ocurre cómo podría explicarles que el Amor verdadero no entiende de edades, ni del tiempo, no sabe de amarguras ni de lamentos.

Amar no significa sufrir, sino reír; querer a alguien no debe suponer mayor esfuerzo que el de recibir de la otra persona lo mismo que le damos. Y...qué damos cuando estamos enamorados...Amor...no es más que eso. Amor que debe volverse loco por las emociones que hacen vibrar nuestras almas, lejos de decepciones, de miedos y de rencores; amor...loco amor...


☯ Sonia Brúnar ☯

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas Destacadas