Llevo ya un buen rato aquí sentada intentando sacar de mí el cúmulo de sensaciones que ahora mismo me ahogan. Sin embargo, son tantas, tan nuevas y tan intensas que no sé cómo darles forma con mis palabras, más aún, sabiendo que a partir de mañana todo será diferente.
Hace tres semanas mi vida llegó a ese momento por el que tanto he luchado y, porqué no reconocerlo, tanto he sufrido... Es ese instante en el que todo parece volver a la normalidad, donde mi estabilidad económica deja de pender de un hilo, donde mi trabajo me permite tener el tiempo necesario para dedicarme a lo que más me gusta, ya sabéis...mi familia, mi hijo, mi guitarra y, como no, a escribir... En estos días he sentido que puedo vivir y sentir sin otras preocupaciones...
Pero, lo más interesante de todo esto es que, como siempre, el Universo se ha encargado de hacerme ver que detrás de mis sueños hay mucho más de lo que puedo imaginar. Cada vez que hace uno de mis deseos realidad consigue sublimarlo hasta lo más alto, haciendo que mis pensamientos se queden en nada ante tanta maravilla.
Cuando temerosa ante lo desconocido entré en ese centro, todas y cada una de las persona que me fui cruzando a mi paso, fueron dándome esa paz y tranquilidad que jamás pensé poder sentir en tan poco tiempo. Una gran sonrisa en cada uno de sus rostros al hablarme, un gesto de amabilidad al tratarme, una gran descarga de energía positiva al rozarme... Así, es normal que ahora no quiera irme, pues la sensación que me invade es la de formar parte de todo aquello que, en realidad, no es más que vuestro, y donde yo tan sólo soy alguien que está de paso...
Quiero que sepáis que aunque el Univeso me lleve a otra nueva aventura, para mí ninguno de vosotros estáis de paso por mi vida. Sé que el tiempo me irá transmitiendo el sentido de que hayáis formado parte de mi camino, aunque por el momento, a mi me basta con saber que hay cosas con las que ya, indudablemente yo...me quedo. Sí....
...me quedo con la imagen de todos lo amaneceres que me han llevado hasta vosotros.
...me quedo con mi gran sonrisa cada día al sentirme totalmente plena cuando volvía a casa.
...me quedo con mis lágrimas de satisfacción al cantar en mis viajes en el coche sabiendo que mi vida vuelve a tener todo su sentido.
...me quedo con los ojos inocentes de todos los niños y niñas que me han regalado su espontaneidad.
...me quedo con la sensación de que hay personas que siguen valorando a los demás muy por encima de su apariencia.
...me quedo con las conversaciones de horas "sin ganas", con las que nos acompañaban en los recreos y con aquellas que quisimos tener y para las que nunca tuvimos la oportunidad....
...me quedo con vuestra sencillez y con la sinceridad de vuestros gestos.
...me quedo con una fantasía, una ilusión y muchas risas a vuestro lado.
...me quedo con un fuerte pellizco en el estómago, que me recuerda, a cada instante, que no volveré a formar parte de vuestro día a día y que ya no estaréis en el mío, dejándome con un vacío que cualquiera no podrá llenar.
Habéis puesto un listón demasiado alto como para que sea capaz de sentirme igual en cualquier otro colegio del mundo... No ha sido el lugar, sino las personas, vosotros, los que habéis marcado mi vida, grabándome a fuego, la certeza de que siguen existiendo personas con grandes corazones que son capaces de darte la mano sin conocerte y, además, sin esperar nada a cambio.
Sin miedo a que no lo entendáis, sin miedo a que me juzguéis, sin miedo a nada, porque vosotros mismos me habéis dado esa confianza, no puedo irme sin deciros que os voy a echar muchísimo de menos y que mi corazón, siempre tendrá una zona vip reservada para vosotros. Os quiero mucho.
TE QUEDAS
ResponderEliminarPoco tiempo has estado entre nosotros, es verdad. Pero suficiente, para comprobar que ha merecido la pena (no resulta nada apropiada esta palabra), que tu paso de puntillas por el Colegio nos muestra tu gran sensibilidad.
Nos sentimos orgullosos por nuestra colaboración en tu bienestar emocional y en la satisfacción de tus anhelos, en esta pequeña porción de tu tiempo.
Quienes llevamos algunos años en este centro, sabíamos de las sensaciones que suele experimentar el profesorado que pasa por aquí, con mayor o menor permanencia, porque así nos lo hace saber. Pero, nunca antes, nadie había expresado como tú tales muestras de gratitud. Creemos que todos salimos reforzados, que esto nos ayuda a seguir creyendo en lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Te deseamos lo mejor en el futuro y que de alguna forma lo compartas con nosotros. No te habrás ido para siempre. También te queremos, Sonia.
Amigos del Colegio San José