miércoles, 20 de febrero de 2013

Gracias a ti por venir a mí.

   No sé si se trata de algo más, si es tan sólo una frase o quizás ese sueño eterno que siempre nos quedará; si es, tal vez, un sueño cumplido o todos los sentimientos que me ocultas para no ilusionarme más; si se trata de mi equivocada forma de entenderlo o es que, simplemente, prefieres no pensarlo jamás.

   Hoy todo eso ya no importa, pues ni siquiera un adiós fue testigo de lo que nunca tuvimos, ni siquiera unas palabras salieron de tu alma para poder dejar descansar a la mía. Qué verdad hay más dolorosa que el silencio de un corazón que no termina de decirme adiós...

   Por mi parte, siempre he presumido de la buena educación que con esmero me dieron mis padres, del respeto que siento por todo corazón capaz de abrirme tan sólo una ventana a su interior, de la capacidad para decir siempre lo que siento aunque con ello me despida de quien no quiere escuchar mi voz. Trato siempre de cerrar las puertas que no deseo que queden abiertas, de calmar las dudas que pueden nublar otras mentes que me piensen y me sientan con sinceridad. Por eso y porque no quisiera guardar el recuerdo de una decepción que nuble todo lo que juntas construimos en el aire, hoy soy yo quien te da las gracias...

   Gracias por dedicarme tu mirada, esa de la que me hice dueña y que ni el viento ni la lluvia han conseguido borrar; gracias por las frases que, guardadas para siempre en mi cajón de lo imposible, podré rescatar cada vez que me apetezca sentir ese pellizco que tus sorpresas siempre supieron provocarme; gracias por haberme pensado y...seguir pensándome tanto que puedo llegar hasta sentirlo, que puedo notarlo en cada sonrisa que te dedico aún sabiendo que ya no estás; gracias por prestarme, aunque sólo fuese en mis sueños, cada uno de los deseos que hubieses querido alcanzar, cada uno de los besos que ya nunca más volverán; gracias por tocar mis dedos con los tuyos, por hacer de un simple gesto todo un mundo a nuestro alrededor, toda una montaña de emociones que...tal vez nos quedó demasiado alta para poderla superar.

  Gracias, sobre todo, por haberme recordado que nunca estaré a salvo del amor, que debo dejar de huir de él; por haberme hecho enfrentarme a mi más temido enemigo y, por primera vez en mi vida, haberle ganado la batalla sin ni siquiera haber tenido que molestarme en luchar. Gracias, mil veces gracias, por dar sentido a mis letras, a mis sueños y mis pasiones... Y más que nada, y porque sé con certeza que yo nunca me moví de donde estaba,...gracias a ti por venir a mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas Destacadas