miércoles, 13 de febrero de 2013

Te regalaré mis sueños.

   Hace tiempo que dejé de buscar. Comprendí, al pasar de los años, que basta con desear algo para que aparezca delante de ti. Eso es lo que hago. Cuando quiero sentirte sólo debo pensarte, desearte y llamarte en mis sueños. El resto es producto de la magia de la vida...

   Por eso hoy estás aquí, por eso ahora inundas mi ser, me llenas de luz, de ilusiones y de nuevas aventuras que experimentar. Yo no te busqué, lo sabes. Sabes que ahora vivo entregada a mi ser, a lo que quiero conseguir abriendo mi corazón al mundo. No habrá nada, ni tú ni nada, ni nadie...que pueda alejarme de nuevo de mis sueños.

   Sí, es cierto, no eres tú sino yo la que te piensa, la que proyecta que no quedes tan sólo en una fantasía, la que te siente cada noche en su cama, la que sabe que no podemos escapar de lo que nos atrapa...de lo que nos hace perder el control.

   Te tengo aquí, envuelta con mis brazos, con tu intensa mirada posada en la mía. No basta un sueño para tenerte, necesito cientos de ellos. Hay miles de formas en las que podría llegar a hacerte mía, en las que podría conseguir que tocases el cielo, en las que podríamos volar a dónde nuestro placer fuese capaz de llevarnos. Por eso, de nuevo vuelves a mirarme mientras sientes el calor que mi pecho transmite, la paz que mi corazón te hace sentir con mis latidos y, de nuevo, me pides a gritos que no haga de nuestro deseo una historia de amor, un final infeliz como el de todas ellas...no quieres eso. Lo sé.

   Ante tu deseo no me queda más que desnudar mi alma ante la pasión que desborda tu ser. Comienzo a explorar cada parte de tu piel, saboreo cada beso de tu lengua y me pierdo en el calor de tu interior. Si antes sobraban, ahora no existen; si antes no lo comprendían, ahora se arrodillarán ante nuestra pasión...ante el descaro del morbo que ellos mismos crearon.

   Así...mi amor, nunca te prometeré el sol, pero sí tocar el cielo; nunca te prometeré la luna, pero sí hacerte brillar igual que una estrella; nunca te prometeré la eternidad, pero siempre te regalaré mis sueños.

 

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