Pensando en ti… Supongo que sientes que al irte dejarás un gran vacío en todo aquello que antes llenabas, en todo lo que era parte de tu vida, de tu rutina. Puede que, en parte, tengas razón, pues aquí ya no habrá más niños y niñas que se iluminen con tu luz, no habrá más compañeros que puedan disfrutar de tu sonrisa, Córdoba perderá uno de sus rayos de sol, ese que tanta luz irradiaba…
Sin embargo, hay algo que no va a cambiar, algo que por mucho que, incluso te empeñases, ya no puede volver atrás. Tú eres la luz de un nuevo día, de esos días que has sabido llenar con tu ser, con todo lo que ahora te hace soñar, con lo que mueve tu corazón.
Me pregunto si te has parado ha pensar en todo lo que dejas, en todo lo que ha quedado grabado en el corazón de todos los que han tenido la suerte de compartir sus días contigo.
No habrá niño ni niña que al escuchar esa nota no recuerde lo que su ¡maestra! les contaba sobre la música, que no vean una flauta y recuerden esas canciones que juntos hicisteis sonar. Es difícil dejar en el olvido a una persona como tú. Niños…espíritus libres que ven más allá del físico, de las palabras. Ellos te han sentido, han tenido tu cariño, ese que desprendes por donde pasas y eso…eso ninguno lo podrá olvidar.
A tus compañeros no los conozco, pero me marcho de aquí estando segura de que dejarás un hueco…no sólo en la sala de profesores, sino sobre todo en el ambiente, en este aire espléndido que desprenden todos los colegios. Mar…sólo tu nombre ya lo dice... El mar que aporta tranquilidad en nuestras almas, el mar que te recarga de la energía que vamos gastando, el mar que te escucha, que nos trae entre sus olas los mejores consejos, el más necesitado aliento, todo lo que deseas.
El Universo juega con nuestras vidas, en apariencia, de forma aleatoria, como si nada tuviese sentido, sin embargo, tú como yo, sabemos que no es así. Has inundado este lugar con toda la magia que llevas dentro, con tu sonrisa, con tus miles de ocurrencias, con el amor que tu gran corazón es capaz de albergar. Pero ahora, amiga mía, te toca surcar otros mares, dejar tu nombre impregnado en la sal de otras aguas. Hay más niños que necesitan escucharte y aprender de ti, hay muchas más personas que piden a gritos que llegue a sus vidas alguien que pueda alumbrarlas, alguien que les de sentido, tu sentido, tu alegría, tu fuerza, tu valor.
Yo te aliento con mis palabras a seguir sin mirar atrás, pero sin olvidar el regalo que este colegio te ha otorgado; a soñar cada día con más ilusión, pero sin olvidar los sueños que aquí has logrado; a vivir tu presente, sea donde sea, pero sin olvidar este maravilloso pasado. Estés donde estés…estoy segura de que hablo en nombre de todos los aquí presentes al decirte gracias, gracias Mar por todo lo que nos has enseñado.
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