Mirándonos a escondidas en la enorme distancia que nos separa. No quiero ni contar los kilómetros que me alejan de este sueño que deseo hacer realidad, que nace, como siempre, de una intensa mirada que me transporta a un mundo desconocido que me muero por conocer.
Mirándonos a escondidas a través de una imagen sin vida, sin los movimientos que nos hagan saber más de la otra, que me dejen conocer un poco más de ti. Bastan sólo tus palabras para que mi mente te traiga hasta donde estoy, para que mis ojos puedan clavarse en los tuyos, esos que irradian luz en su color, que muestran deseo en su forma...
No es tanto el tiempo que separa nuestras fantasías de una realidad que a veces incluso temo vivir, de la que intento huir, de la que no puedo escapar. No podemos escapar. La distancia que hoy nos aleja se convertirá en el suave tacto de tu piel junto a la mía, de mis manos sobre las tuyas, de mis besos enredados en los tuyos.
Y cuando te tenga enfrente seguiremos mirándonos a escondidas, pues el amor sólo llega a mí en forma de tentación, de prohibición, de algo que no se toca, que sólo puede sentirse. Ya no me pregunto por qué, tan sólo asumo la ironía que muestra el Universo ante lo que pido...tenerlo todo sin el compromiso que me lleve a nada...
Mirándonos a escondidas me hablarás como a los demás, ocultando todo lo que ya hemos compartido, las noches que me has hecho tuya, esas en las que he podido hacerte mía; me rozarás como si nada, pero lo sentirás todo. Me contarás mil historias, de las que yo tan sólo escucharé el deseo de tus labios por estar pegados a los míos, por llevar tu lengua hasta la mía, por mojar cada centímetro de mi cuerpo.
Mirándonos a escondidas gritaremos al mundo lo que ahora nos mueve, lo que nos roba el sueño, pero no las ilusiones, no las ganas de poseer, aunque tan sólo sea una vez, el cuerpo desnudo de una nueva mujer. Y, entre los gritos, nuestros susurros nos contarán los secretos que han estado guardando nuestras miradas, que han estado callando nuestras manos, nuestros dedos. Esos dedos que no pueden dejar de jugar con el deseo que nos recorre a cada minuto la sangre, calentándola hasta llevarla a hervir, hasta hacer que nos queme por dentro, que nos transporte en un segundo allí donde deseamos estar.
Mirándonos a escondidas soñaremos eternamente con esta fantasía que inventaste para mí, que creaste de mis letras, que provocaste con tu descaro, que me pierde, que me puede, que me hace débil ante tu rostro, ante tus ganas, ante ti, ante lo que me pides...pero aún así, no dejes de hacerlo, pídeme siempre...pídeme más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario