Surcando los cielos puedo verte, puedo sentarme a tu lado sin saber ni siquiera quién eres, quién soy. ¿Qué importa eso en la mayor parte de los momentos? Ya no me paro a pensar en lo correcto, tan sólo siento, vivo. Ya no me paro a divagar entre mis sueños, pues la vida es la que nos lleva a surcarlos cuando es lo adecuado y a olvidarlos cuando no son lo que anhelamos. No sirve de nada saber quién eres si no sabes lo que sientes...
Surcando la tierra me paro a tu lado, te miro de frente, sintiendo que realmente estás aquí; me pregunto a dónde irán los recuerdos que se olvidan, dónde quedarán los besos que no te di, qué haré con las frases que no te llegaré a decir. ¿Importa realmente eso? No hay marcha atrás en una vida que no espera a nadie, que no da segundas oportunidades en las cosas más valiosas que nos ofrece, en el interior de quienes nos quieren, de los que dan sentido a lo que siente nuestra alma.
Surcando los mares del deseo navego sin el rumbo que creí tan firme, leyendo mapas que esconden tesoros ocultos que me motivan ante la mentira que me cuenta que en uno de ellos estarás tú, tu rostro, tus manos y tu cuerpo esperando volver a fundirse en un abrazo con el mío. ¿Llegaré a encontrarlo algún día? No importará si lo consigo o no. Sabemos que los sueños no son metas, sino largos caminos que recorrer, que disfrutar en su viaje, en ese que emprendemos para llenar nuestros días de algo más que lágrimas y nostalgia.
Surcando el Universo al que pretendo dar forma tan sólo con mis palabras, al que quiero vaciar de maldad y llenar de paz, bondad y tranquilidad. Sueño que soy Dios y puedo hacer feliz al mundo, sueño que puedo hacer todo lo que quiera y curar las heridas de una sociedad perdida en la penumbra de miles de mentiras. ¿Podría yo lograr eso? No sin el resto del la humanidad. Es por eso que lanzo cada noche mis deseos y mis propósitos al cielo, a la tierra, a los mares y al Universo haciendo que todos los corazones se vayan contagiando de la magia de una vida que se nos presenta como la única oportunidad de ser feliz, de vivir...
Y mientras recorro los surcos de mi vida voy dejando mensajes que nos recuerdan que para morir sólo debemos estar vivos, para soñar no es necesario estar dormidos, para luchar no tenemos que ser los más fuertes, para alcanzar las metas nunca hay que pisar a otros, para ser felices debemos arriesgarlo todo por las pasiones, para reír hay que saber cuando es necesario llorar, para amar nunca sirvió de nada odiar, para vivir...para vivir tan sólo es necesario sentir.
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